Luego de de que Gerardo Rozín se tomara unos días de licencia por unos problemas de salud, su lugar en La peña de Morfi fue ocupado por Paula Chaves. En este contexto, se refirió a los síntomas que le dejó el coronavirus, enfermedad que transitó a fines de febrero y de la que todavía no se pude liberar del todo.
Más allá del tiempo transcurrido, Chaves aun sufre las consecuencias y las secuelas que le dejó el COVID-19. En el medio del programa, el chef Rodrigo Gascón le dio de probar una empanada y allí hizo referencia: “Está espectacular, pero debo decir que después del COVID-19 me quedó el gusto medio atrofiado. Me cuesta encontrar los sabores”.
“No soy parámetro porque me cuesta... Imaginate Rodri si te digo ‘no están tan buenas’ en vivo”, agregó Paula, con humor y el remate vino del cocinero. Gascón le siguió el juego y definió: “Si decís que no tienen gusto a nada salgo corriendo”.
Mientras transitó la enfermedad, la animadora sufrió mucho dolor de cuerpo y un estado gripal general. Sin embargo, lo que más llamó la atención es que, según contó, se le inflamaron los ojos, un síntoma poco casual dentro de los casos que se conocen. Más allá de eso, logró recuperarse y, lo que viene de acá en más, es intentar recuperar el gusto en su plenitud.
Quien vivió un estado similar es su marido, Pedro Alfonso. Por ser contacto estrecho, a los pocos días de confirmarse su positivo, llegó el de Pedro. En su caso, tuvo síntomas leves, mucho cansancio y agotamiento repentino, pero no mucho más que eso. Ya dados de alta, ambos hacen una vida normal, intentando recuperar la rutina.
