Este martes en la ciudad de Buenos Aires hacía un clima de unos 25 grados, con nubosidad y una tarde de lluvia, pero eso no fue impedimento para que los fanáticos de Pablo Alborán llenaran por completo el Movistar Arena para escuchar al cantante español en vivo.
El reloj marcaba las 21 horas cuando el público comenzó a aplaudir, ansiosos de disfrutar del show. Fue entonces que, fiel a su personalidad discreta, el músico llegó al escenario: en silencio y sin presentación previa. Además, con un look que lució durante todo el concierto, de pantalón negro, remera y camisa blanca abierta.
La ovación hizo retumbar el lugar, y se marcaba el inicio de una noche llena de emociones. Fueron casi dos horas de recital, donde Pablo se paseó por sus más icónicos temas y también, por aquellos más recientes, de su último disco, que, de igual manera fueron coreados por sus fanáticos.
El romanticismo se hizo presente de principio a fin, pero fue con "Carretera y Manta" que arrancó la presentación. Desde ese momento todo se vivió en un juego de su prodigiosa voz en vivo, el sonido de su banda, los increíbles acordes, las luces tenue que iban cambiando de color según la canción y las imágenes de fondo en las pantallas: todo funcionaba en armonía para dar cómo resultado una escena donde el alma habla en cada uno de sus temas.
"7 de noviembre en Buenos Aires. Lo tengo que decir en voz alta porque me cuesta creerlo… esta noche y la noche de mañana los miraré y haré todo para que luego, en cada grabación que tenga o en cada concierto, o cuando me toque grabar mí próxima canción, cierre los ojos y los vea, Buenos Aires", comenzó diciendo el español. Y luegó agregó, notablemente emocionado: "Esta noche vamos a celebrar el amor, nos vamos a librar de cualquier desamor…", adelantó con picardía.
"Saturno", "Si quisieras", "Solamnte tú", "Recuérdame ", "Donde está el amor", "El mismo Aire", fueron de los temas más ovacionados de la noche y se escuchaba el coro de todo el recinto repleto. Además, los fanáticos encendieron las linternas de sus celulares y el efecto desde las tribunas hasta el sector central del público, parecía una escena de película.
Pero, no todo fue canciones de amor, Pablo Alborán sorprendió con sus movimientos de cintura, que combinó perfectamente con su radiante sonrisa que le provocó suspiros a sus seguidores. El músico apostó por los sonidos típicos del flamenco que fusionó con efectos más del tropicales o del caribe, y que puso a bailar a todos en varios fragmentos de su show.
El cantante fingió una primera despedida en esta noche de apertura de su gira en Buenos Aires, pero el público no se movió y al grito de "Olé, Olé, Olé, Pablo, Pablo", esperaron su regreso a la tarima para seguir disfrutando de su talento.
No solo regresó entre risas, además pidió aplausos para todo su equipo de cinco músicos, que le pusieron ritmo a la noche con sus instrumentos. Finalmente, llegó el turno de bajar las luces y con un beso, cerró una noche mágica, prometiendo que "vamos a volver a vernos".