Es verdaderamente un personaje explosivo. Verla gesticular, moverse y escucharla contar historias es sentir que se está frente a la versión femenina de su papá. Natalia Coppola tiene muchas cosas que revelar, en el marco de su primera producción de fotos para un medio. Se encuentra en una nueva etapa de su vida: quiere meterse en este mundillo a través del streaming a través de Yito TV. “Yo me defino como una persona espontánea, verdadera y generosa… nací sin filtro”, dice.
“A nivel físico nos parecemos bastante. Yo gesticulo un poco más que él, pero te voy a confesar que lo copio un poco. Tuve un papá que de trabajar en un banco pasó a ser la mano derecha de Diego Maradona, lo más grande de su vida... Imaginate. Hoy él es su propio ser. Siento que volvió a tope con la serie (El representante) que se estrenó el año pasado sobre su vida”, afirma a Revista GENTE una de las herederas de Guillermo Coppola.
Se trata de uno de los apellidos más clásicos de la contemporaneidad argentina. Forma parte de una familia que marcó parte del ritmo de la información de las últimas décadas. Sin embargo, no todo fue color de rosa. “Me tocó tener un padre famoso, y a veces era algo que no entendía. Me daba cosa”, asegura.
“Mi viejo es un diez y si volviera a nacer lo elegiría tal cual es. Pero me tocó un papá diferente. Tiene muchas historias que contar, aunque a veces les pone muy poquito de IVA como para darle más acción. Un día me gustaría ser yo la protagonista y contar cómo viví siendo la hija de alguien como Guillote”, suma.
-Cuando estalló el caso Coppola te fuiste del país, ¿era porque necesitabas alejarte de lo que pasaba?
-Sí. Estaba en pareja con el papá de mis hijos y me propuso que nos mudáramos porque era fuerte lo que pasaba. Los periodistas me perseguían todo el tiempo. Por eso partimos a Miami. Imaginate que a la primera que paran en el aeropuerto cuando empieza la investigación fue a mí. Y ahí aparecieron unas pastillas, que eran un quemador de grasa que yo traje porque acá no existían. A mí me dejaron unas seis horas en el aeropuerto. Fue fuerte, pero lo superamos como todo en la vida.
-¿Y con el diario del lunes te arrepentís de haberte ido?
-Me arrepiento de haberme perdido esa etapa acá. Pensá que a mi viejo en el transcurso de un año y medio se le muere la mamá, el papá y el hermano. Y yo no estaba. Después falleció mi mamá. Pasaron muchas cosas. A mis hijos los tuve en Estados Unidos.
-¿Lo hablaste con él?
-Un poco. Cuando son temas así tan profundos los evade.
-Tampoco me lo imagino reprochándote que te fuiste en un momento en el que podía necesitar tenerte cerca...
-Eso jamás. Y hasta te digo que soy yo las que más reprocha cosas, al nivel de cosas que se perdió como el nacimiento de mis hijos.
-¿El apellido Coppola te pesó?
-No, pero sí me abrumó. Y fue justamente hace poco tiempo: cuando salió la serie tenía miedo. El primer capítulo se emitió a las 4 de la mañana y me puse el despertador. Ya venía con la experiencia de la ficción que hicieron sobre Maradona, que me pareció muy desagradable por como trataron a mi papá.
-Muchos aspectos de la vida familiar están reflejados allí, ¿qué generó eso en vos?
-Traté de entender el juego. Es un poco de ficción y un poco de realidad. Yo firmé los derechos sobre una cosa que iba a pasar en un programa de Marcelo Longobardi y no pasó. No fue lo que se acordó. Está todo bien, ya fue. Pero no era lo hablado. A papá siempre le reclamo en chiste que con todo lo que lo aguanté me puso solo cuatro minutos en la serie de su vida.
-La escena tan polémica del supuesto pedido que Coppola le hizo a Yuyito González para que interrumpa el embarazo de Bárbara, ¿que opinión te merece?
-Esa parte me shockeó. Creo que muestra un poco de eso que se dice “azúcar, pimienta y sal”. Hay muchas cosas exageradas, nada es realidad pura.
Su infancia, marcada por la presencia de Diego Maradona
“Yo a Maradona le decía ‘te amo y te odio’. Lo que pasa es que mi papá elegía estar con él. Después reflexioné: 'Si lo eligió a Diego es porque lo amaba'. Y también me preguntaba, ya que lo amaba, ¿por qué no le dio una vela para el cumpleaños de 15 de Dalma? ‘Yo no corto ni pincho’, me contestaba papá cuando le planteaba este tema”, cuenta Natalia sobre esta figura tan icónica del mundo Coppola. Y advierte: “Tampoco quiero que con estas declaraciones se genere una situación de sensacionalismo”.
-¿Vos estabas celosa de esa relación de amistad de Guillermo y Diego?
-No. De hecho di una nota hace un tiempo en donde se dio a entender algo para el estilo, producto de la edición. Lo que quiero decir es que mi papá dejó de hacer muchas cosas por ese amor que tenía por Diego. Se lo eché en cara a él. Tendría que haber valorado a mi papá: lo amaba en las buenas y en las malas.
-¿Por qué siempre le fue tan fiel?
-Lo sigue siendo, a él y a su familia. Eso es lo que destaco de papá. Perdón, pero me cambia la voz cuando hablo de este tema.
El fanatismo de Natalia Coppola por Susana Giménez
“Lo conocemos y sabemos cómo es: se saca fotos con todo el mundo, no para a hablar... A veces le decía ‘basta, calmate, papá’. Más que nada cuando era más chica y la gente nos perseguía mientras estábamos con Maradona. Pero ojo, yo en un punto lo entiendo porque tengo mis fanatismos también”, cuenta.
-¿Y quién es tu ídolo?
-Susana Giménez, la amo.
-Ahora entiendo por qué le copiaste, en tu fiesta de 15, el vestido que ella usó en su casamiento...
-(Risas) Era ese el mismo vestido diseñado por Elsa Serrano. Me acerqué a su atelier y le pedí uno idéntico. Se resistió un poco porque nada más y nada menos era una pieza que había usado Susana. Pero lo hizo casi igual. El mío tenía más moños: un detalle para que tuviera un aire distinto. Y la fiesta fue en el Roof Garden del Hotel Alvear, el mismo lugar en donde ella se casó (más risas).
-¿Cuál fue la reacción de ella cuando te vio?
-Yo pedí entrar sola al salón, así que cuando se abre la puerta Susana empezó a los gritos. “¡Mi vestido! iMi vestido!”, exclamaba. Fue genial. No se enojó.
El presente de Natalia Coppola de la mano del streaming
Tras vivir varios años fuera del país, hoy está enfocada en hacerse ver desde una tarea que la encandiló. Su novio le propuso hacer streaming, le montó un estudio en su casa y le comenzó a dar forma a un proyecto que venía dando vueltas en su cabeza hacía tiempo: se trata de Olvidate, el ciclo que conduce en Yito TV.
“Era algo que guardaba oculto, está saliendo a la luz ahora, pero se ve que desde chica tenía escondido. El canal se llama así en honor a mi vieja, que me había frustrado la carrera porque era demasiado protectora. Me vinieron a buscar de Pelito y Lucho Avilés, pero ella no me dejaba. Pasó el tiempo y empecé a estudiar relaciones públicas. Después del caso Coppola me fui del país, por lo que dejé la carrera y este sueño de estar en los medios. Al volver me dediqué al área de ventas y eventos, un poquito de todo”, recorre.
“Los streaming son para pendejos, y yo soy una señora grande. Un día traje a modelos de los 90 como Dolores Moreno y Lorena Ceriscioli”, dice. También tuvo como invitadas a María Fernanda Callejón y la periodista Gisela Busaniche y cuenta entre sus oyentes fieles con Mecha, la hija de Susana. “Pronto va a venir para hacer una nota, y para cuando esté más aceitada en este rol quiero entrevistar a mi papá”, anuncia.
“En esta nueva etapa me siento muy contenta. Me di cuenta de que era algo que me gustaba hacer. No me considero una conductora, pero soy descontracturada y picante al aire. Y me río de forma distendida. La idea es desdramatizar. Todos tenemos problemas, así que mi intención es ser parte de un espacio que genere distracción”, valora.
En parte Natalia logra materializar cierta filosofía que tiene como centro este tipo de plataformas: la espontaneidad. “En el colegio contaba historia y mis compañeras se mataban de risa. Entonces cada vez iba exagerándolas más. Eso lo sigo haciendo hasta hoy. Siempre fui el petardito del grupo, la que pone la chispa. Busco reflejar un poco de todo esto”, comenta como lanzando un guiño al aire... sí, la hija de Guillote: ¿De quién más heredaría esas características?
Fotos: Diego García.
Portada y retoque digital: Darío Alvarellos y Gustavo Ramírez.
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