A pocos días de su salida de Gran Hermano, Candela Campos se muestra con muchísima ilusión por su futuro. Con tan sólo 24 años sueña con posicionarse en redes sociales como influencer deportiva y alentar a otras personas a tener una mejor calidad de vida.
También desea volver a ingresar al reality show en la instancia de repechaje para enfrentar de una a quienes le hicieron bullying en la casa. Ciertas actitudes que tuvieron con ella le removió un trauma del pasado de quienes la criticaban por su físico y por la dificultad para pronuncia una letra.
Candela revela quién es su influencer referente
—¿Qué hacías antes de entrar a la casa?
—Era promotora de automovilismo los fines de semana, personal trainer en la semana y profe de patín. Estaba a full...
—¿Cuál es el trabajo que más te gustaba de esos tres?
—Ser personal trainer. También me gustaba ser promotora porque viajaba mucho...
—¿Cómo era ese trabajo?
—Tenía que asistir al piloto o estar en cámara detrás de ellos mientras hacían notas. Me encantaba... No lo tomaba como trabajo porque me ponía muy contenta...
—¿Por qué te gustaba tanto?
—Creo que era el grupo de amigos que fui formando... Iba y además del trabajo nos juntábamos. Nos gustaba salir...
—¿Cómo decidiste ser personal trainer?
—Yo hice patín artístico toda mi vida. Siempre miraba a los profesores que me daban clases de físico y me gusta mucho la actividad física. A mí no me gusta dar en grupos, me gusta dar clases de a una persona. De ese modo me concentro y la puedo ayudar más. Así también el practicante pierde más rápido la vergüenza.
—¿Cómo te hiciste tu grupo de clientes?
—Por redes sociales. Yo tenía bastantes seguidores y además por patín tenía alumnas. También se va armando del boca en boca.
—¿Te gustaría seguir trabajando en redes sociales?
—¡Me encantaría! Sería lo ideal dedicarme a redes. Me gusta lo que hace Juli Puente. Ella es influencer, pero se dedica al deporte. Mi sueño es subirme a un escenario, ponerme un micrófono y dar una clase. Es mi referente...
El patín artístico, su gran pasión
—¿Cómo nació tu pasión por el patín?
—Mi hermana hacía y yo me copié. A ella le gusta más ser profesora y a mí me gusta patinar y competir. Lo hice a nivel internacional... Lo tomé más a nivel profesional. Cuando tenía 15 años empecé a ayudarla con las alumnas y ahí empecé a dar clases, pero si tengo que decidir prefiero patinar a ser profesora.
—¿Cómo convivía hacer patín profesional e ir al colegio?
—Era complicado por los viajes y no nos daban autorización de faltas. A veces se me superponía la escuela con los entrenamientos. Era cuestión de acomodarme. Mis papás me dejaban faltar y me apoyaban porque les encantaba que hiciera deporte.
—¿Terminaste el colegio y te dedicaste de lleno a la actividad física?
—Primero empecé a trabajar en un estudio jurídico con mi mamá. Necesitaban a alguien para hacer trámites y yo me ofrecí... Quería tener mi primer sueldo. Después trabajé en una cadena de comida rápida durante dos años. Ahí cobré mucha experiencia y me di cuenta que me re gusta trabajar. Después de eso llegó la pandemia...
—¿Qué hiciste durante el aislamiento?
—Patinaba yo o daba clases medio oculto... No se podía, pero daba igual en plazas... Después seguí con las clases.
—Venías trabajando en tu perfil más deportivo, ¿cómo se une con querer ir a Gran Hermano?
—Lo veía de chica con mis papás desde chica. En el 2010 yo le dije: "Cuando sea grande voy a entrar". Ya lo tenía en la mente.
—¿Qué era lo que te llamaba la atención siendo tan chica?
—Me gustaba el juego, pero cuando fui creciendo me di cuenta que las personas que estaban se quedaron en el medio. Me di cuenta que estaba buenísimo también trabajar ahí. Además ayuda para tener más popularidad en redes sociales. Esta fue la tercera vez que me anoto para entrar. Cuando quedé no lo podía creer.
—¿Te anotaste para impulsar tus redes?
—¡Sí! También por la plata del premio porque sueño con armarme mi propio gimnasio. En caso de no ganar, sabía que me iba a servir para mis redes y ser más conocida para dar clases en grupos grandes. Yo quiero ser conocida pero por el deporte, no por no hacer nada.
—¿Qué pensás que le gustará a la gente de vos para permanecer en el medio?
—Yo creo que soy muy energética y positiva. Me gusta motivar a las personas. Me pasa con mis alumnas de patín que a veces se deprimen porque les va mal. Me gusta acompañar a los alumnos desde lo emocional y por la salud, no tanto por lo físico. Yo hago gimnasio por salud y porque me siento bien yo.
—¿Cuando una alumna se pone a llorar, te recuerda a cómo eras vos de chiquita?
—¡Sí! totalmente... Las re entiendo porque me pasó a mí también. De todos modos, es clave el apoyo de la familia porque algunas van solas o trabajan desde pequeñas para pagarse todo.
—¿Es un deporte caro?
—Sí, es bastante caro. Por eso las entiendo un montón y trato de contenerlas. Gracias a Dios mis papás me bancaron siempre e hicieron lo imposible para poder pagarlo. Trato de que puedan seguir adelante.
Su lucha contra el bullying y por qué revivió ese trauma de la infancia en "Gran Hermano"
—¿Te imaginás volviendo al repechaje?
—¡Sí! Quiero volver. Me siento más motivada a volver a entrar porque vi un montón de cosas que adentro no las había visto.
—¿Del juego o de la repercusión?
—Del juego y de los participantes. Yo sabía que había algunos grupos con los que rozaba... No sabía qué era. Cuando salí me di cuenta que habían muchas maldades que nunca me enteré. Vi que muchos sabían y no me avisaron. Yo de chica sufrí mucho bullying y me recordó el pasado horrible.
—¿Por qué te hacían bullying?
—En la primaria era porque no me sale pronunciar la letra erre. Es el día de hoy que la gente me sigue diciendo... Te pinchan ahí...
—¿Te sigue afectando?
—De chiquita sí, pero ahora lo leo y no puedo creer qué pesados son. No es que me afecta al nivel de no poder salir de la calle por eso.
—¿Qué les dirías a esas personas?
—Que se fijen en ellos. No sé por qué juzgan tanto a las otras personas. Imaginate que me mandan al fonoaudiólogo. Juzgan a alguien por estar en la tele... Yo no le diría ese tipo de cosas a alguien y menos porque le cueste pronunciar una letra. No es tan grave.
—¿Tus papás te acompañaron cuando sufriste bullying en la infancia?
—Sí, siempre confié en mis papás y les pude decir todo lo que sentía. Además me decían que era gordita, que tenía mucha nariz o que era dientona. Yo era muy tímida y no sé qué pasó que cambié por completo...
—¿Qué generó ese cambio?
—De tanto que me lo dijeron me hizo un click en la cabeza. Además patín me ayudó mucho porque competía sola. O sea, estás en la pista sola con un montón de personas y eso te saca la timidez. Si ahí te caés, te tenés que levantar y no te puede importar si alguien se ríe. Yo me levantaba y seguía. Eso me ayudó mucho. Ahora soy así y no me importa nada.
—¿Qué fue lo peor de la casa?
—Me escupieron dentro de un vaso y yo tomé sin saberlo. Me decían que tenía la cara desordenada... Yo soy grande y pienso: estamos en el 2025 y hay mucha discriminación. Me da mucha bronca que siga pasando dentro de la casa. En el repechaje iría con potencia contra eso.
—¿Cómo combatirías el bullying dentro de la casa?
—Se los diría para que se den cuenta de lo que hicieron. No es que me lastimaron, pero hay gente que lo puede sufrir. No está bueno. Hay que ponerse firmes y pedir que piensen antes de habar. Tanto a mí como a otra persona se lo pueden hacer y le puede afectar un montón. No está bueno.
—Más allá del bullying, ¿te llegaron comentarios positivos?
—¡Ay, sí! Eso me motiva un montón a volver a entrar. Casi no tuve hate fuera de la casa. Muchos destacaron que soy buena persona... Es lo que dicen y lo creo porque soy así en la vida. Yo me fui de la casa tranquila porque no hice nada malo y estoy orgullosa.
Fotos: Rocío Bustos.