Margarita Páez se reconoce tímida hasta entrar en confianza. Tiene en su ADN mucho arte: es hija de Fito Páez y Romina Ricci y hace convivir esos dos mundos de manera orgánica. Es la menor de los herederos del ícono del rock nacional y la del medio de la actriz. Toca el piano desde los cinco años, ama la música clásica, y desde hace algunos años toma clases de actuación.
En una charla amena con Revista GENTE, Margarita habla de su primer gran desafío sobre los escenarios: Al borde del mundo, obra que se despide mañana del teatro Astros y que ya había tenido sala en el San Martín. "Mi pasión más grande es actuar", dice a sus 20 años.
Con un parecido físico innegable a su padre, recuerda flashes de su infancia cuando con una prima hacían shows en los veranos, habla de sus referentes y sus gustos musicales, que van desde Michael Jackson a Charly García, a quien conoce desde chica y siente como "un tío" y confiesa que le gustaría trabajar con Lucrecia Martel.
También cuenta cómo fue su historia de amor con Balthazar Murillo, el actor que se hizo conocido por interpretar a Carlos Tévez en su biopic, ("Coincidimos en una fiesta") y da algunas pistas sobre cómo fue crecer siendo hija de uno de los artistas más reconocidos del país. "Para mí es mi papá", dice y asegura que tenerlos a ellos, a Fito y a Romina, entre el público viéndola actuar fue una emoción muy grande.
-¿Qué me podés contar de tu primera experiencia arriba del escenario?
-Es mi primera obra. Fue todo muy nuevo y hermoso... La verdad que haber cambiado de teatro fue también enriquecedor. Si bien en el cultural, que fue mi primera experiencia, agotamos todas las funciones y se armó un grupo hermoso, estar en el Astros fue algo muy lindo también. Tenemos la misma escenografía, algo que re ayudó, pero es un teatro mucho más grande y te impone bastante.
-Ya habías actuado en El padre de mis hijos (2018), con tu mamá, pero esta esta vez te lanzaste sola, ¿cómo te sentiste?
-Gracias a las personas que tenía al lado me sentí muy bien acompañada. Valoro mucho eso, porque te puede pasar en el trabajo que quizás te toca gente con la que no llegás a conectar. Entonces, yo creo que me tocó un grupo muy lindo. De hecho, el director de la obra era mi profesor de teatro. Entonces, ya había un vínculo.
-Te dio tranquilidad trabajar con él.
-Claro. Después se reforzó. Yo ya lo conocía a él y después conocí a todas las chicas. Pero mi primera experiencia así como cargándome sola fue linda y a la vez me sentí muy a la par... Me sentí contenida.
-¿Qué pasa con la Margarita concertista?
-Antes de estudiar teatro, toda mi vida estudié piano, desde los 5 años. La música es algo que vengo desarrollando desde antes. La actuación también inconscientemente, pero, bueno, el piano lo tenía más claro. A mis 17 empecé a estudiar teatro y fue otro mundo. Después los empecé a unir, y me fui dando cuenta de que en realidad iban de la mano. Si bien me apasionan las dos cosas, yo quiero ser actriz y actuar. En todo caso, actuar y que implique tocar el piano, pero mi pasión más grande es la actuación.
-¿En qué momento te diste cuenta de eso?
-Cuando empecé a estudiar.
Margarita Páez y la normalidad de crecer entre músicos y actores
Margarita habla de su niñez con pocas palabras. Dice que fue normal, rodeada de sus hermanos y de una familia que se ensambló sin problemas. Cuenta que vio la serie de Netflix inspirada en la vida de su papá pero que ya conocía la historia.... Hay algo de hablar de sus padres que no le divierte. Prefiere concentrarse en su actualidad.
Sin embargo, quiénes son ellos sí influye en quién es ella hoy. Y haber crecido entre giras, escenarios, y siendo la musa inspiradora de una canción, de alguna manera, la marcaron y siguen marcando.
En las vacaciones solía hacer shows con su prima. "Nos arreglábamos para cantar temas de Gloria Trevi. Cantábamos "Me solté el cabello" y otra de Michael. Un rejunte medio raro", recuerda sobre aquellos tiempos en donde el arte se asomaba como un juego.
-¿En qué sentís que te influyeron e influyen tus papás?
-Yo creo que en todo. La música, el cine y todo eso lo aprendí de ellos. Mi mamá es actriz, entonces ella me ayuda más en eso. Con mi papá también hablamos de todo: actuación, cine, música...
-No podías ser médica...
-Si hubiera querido, sin problemas. Pero no fue por ahí. Además soy hipocondríaca.
-¿Cómo fue tu infancia? ¿Fue fácil hacer convivir ambas familias?
-Como cualquier familia junta... Una infancia muy linda, con toda mi familia. No hubo diferencias, ni separaciones así familiares. Fue una crianza muy linda, con mucho amor.
-¿Cómo te llevás con tus hermanos?
-Hermanos somos todos hermanos. El medio hermano para mí no existe, es tu hermano. Me llevo muy bien con todos. Obvio que la diferencia de edad cambia un poco el vínculo que tengo con cada uno. Pero la verdad es que con todos tengo mi vínculo y nos podemos juntar todos y somos todos hermanos y está todo bien. Con mis dos hermanos más grandes tengo un vínculo hermoso y compartimos más porque nos llevamos menos años.
-¿Tu hermana más grande vive en España?
-Sí, en Barcelona.
- ¿Y con la chiquita tenés un vínculo más maternal?
-A ver, yo creo que soy maternal con mi hermana. Ahora un poco menos, pero porque ya la trato más de igual. No quiere decir que no sea maternal con ella, soy re maternal, pero cuando era más chiquita me daba más ternura. Era como que la quería todo el tiempo para mí, quería darle besos. Y ahora es como: "Bueno, estás más grande". Tiene casi nueve.
-¿Y cómo fue para vos de repente escuchar "Margarita" siendo un poco más grande?¿ Qué te genera esa canción?
-Emoción, es hermosa.
-¿Qué te pasó cuando viste la serie El amor después del amor?
-La verdad es que es la vida de mi papá, ¿viste? Es como muy personal, porque es mi historia también.
-¿Cómo te llevás vos con la exposición?
-No me expongo tanto. Obvio que sí porque soy actriz y es lo que me toca, pero, no sé, la serie no tiene mucho que ver conmigo. Es mi historia, pero no tengo nada que ver con la serie, ¿entendés? Mis papás siempre me cuidaron mucho y también es elección de uno cómo manejar este mundo que para mí también es nuevo. Pero ellos siempre fueron muy cuidadosos. No es que me impusieron algo ni nada.
-¿Hubo algo que hayas descubierto después de verla?
-Yo ya conocía la historia y es una ficción y no había nada nuevo que no conociera.
-Más allá de tu parecido físico con tu papá, ¿en qué te sentís parecida a él y en qué a tu mamá?
-Tengo rasgos similares a él, sí... Soy parecida a los dos. Soy como una combinación de los dos porque tengo las mismas pasiones que ellos... Y, de carácter, lo mismo, soy un poco de los dos.
-¿Cómo fue verlos en la primera fila aplaudiéndote ahora ellos a vos?
-La verdad es que me encanta. Me siento acompañada, es algo lindo. Estás ahí porque querés eso y querés estar acompañada de la gente que querés. Así que es lo más lindo del mundo.
-¿Y él qué te dice? ¿Te hace devoluciones?
-Se emociona, le gusta. Está viendo a su hija. Pero como cualquier padre.
-¿Alguna vez te planteaste "Che, soy hija de este ícono argentino del rock"? ¿Qué es tu viejo para vos y qué es tu viejo mirado desde lo que es para el resto?
-Pasa que es mi papá, ¿viste? Entonces yo no puedo separarlo de quién es para los demás. Es como algo natural para mí: mi papá es músico y toca el piano y canta y hace conciertos. Y obvio, lo admiro primero porque es mi papá, y después por lo que hace. Pero, digo, es mi papá por sobre todas las cosas.
-¿Escuchás su músisca?
-No tengo prejuicio con eso. De grande lo empecé a escuchar más.
Margarita, una actriz con ganas de comerse el mundo
Para Margarita ya no hay dudas: su camino es el de la actuación. Si bien estudia piano desde chica y aún le quedan desafíos por delante, ella quiere dedicarse a la interpretación.
"Me gustaría hacer todo. Me gusta actuar y cualquier cosa que surja y que me guste, la voy a hacer", dice. Y cuenta que los actores que más la inspiran y tiene como referentes son Gena Rowlands y John Cassavetes. "Tengo un altar para ellos", confiesa. También da el nombre de su película preferida, Love Dream, y de una obra de teatro que la inspiró, Petróleo.
"Me encantaría ser espectadora de Al borde del mundo también", dice sobre la obra dirigida por Ana Kowalczuk y Camilo Polotto Javkin en la que interpreta a una chica del interior que trabaja en una remisería.
-¿Y hay algún director argentino con el que te gustaría trabajar?
-Daniel Barone. Igual ya laburé con él. Pero lo quiero mucho y me encantaría hacer algo más. Me encantaría trabajar con Lucrecia Martel también.
-¿Hay algún tipo de papel que te divierta más que otro? ¿Drama o comedia?
-Ay, te juro que me gustan los dos. Siento que la obra tiene como esa combinación de lo absurdo y de la comedia y de lo dramático. Es un punto medio que me encanta.
-Cuando decidiste ser actriz, ¿qué te dijeron tus viejos? ¿te dieron consejos sobre cómo cuidarte de la exposición?
-Sí, pero también siempre lo entendí porque crecí con eso. Entonces más allá de lo que ellos me digan, yo también crecí entendiéndolo de alguna manera.
-¿Y hoy con las redes sociales y eso cómo te llevás?
-A mí las redes no me gustan mucho. Obviamente las uso porque sí, las uso, pero no me copan. Prefiero guardarme y ya.
-¿Componés canciones o tocás clásicos?
-No sé leer partitura. Entonces siempre toco de vista mejor. Tengo como un repertorio que es el que toco siempre y voy sumando canciones a ese repertorio. Me encanta tocar clásico, es lo que más me gusta. No es que me das una un papelillo y lo puedo tocar. Próximamente intentaremos que eso suceda, pero por ahora no pasa.
-¿Y cuál es el la la canción que más te gusta tocar?
-Me gusta mucho tocar "Adiós Nonino", de Piazzolla.
-¿Hiciste algún concierto?
-No, o sea, lo máximo que hice fue cuando tenía mi profesora Violeta de Gainza, que es una viejita que ya falleció, hacía conciertos con los alumnos a fin de año.
-¿Qué música escuchás?
-Me gusta mucho Michael Jackson, los Beatles y Charly. Lo amo. Es como un tío, lo conozco de toda la vida.
Fotos: Gentileza Guido Adler.