La muerte de Gerardo Rozín sigue generando conmoción en el mundo del espectáculo. Como siempre se dice “lo malo” del ambiente, hay que destacar que en este caso el medio guardó absoluta reserva del cuadro crítico que atravesaba el periodista hace más de un año cuando se enteró que tenía un tumor en el cerebro y que era irreversible.
Su voluntad fue que no se sepa, trabajó hasta diciembre del año pasado en “La peña de morfi” en Telefe y a comienzos de la semana pasada la información se filtró debido a que su estado era gravísimo. Pasó sus últimos días acompañados de seres queridos, familiares y, de acuerdo a lo que dijeron, se pudo despedir de todos.
Uno de los que trabajó con él fue Marcelo Polino, que habló del diálogo que mantuvo con el rosarino cuando a mediados del año pasado se operó. "Él estuvo en el Fleni muy bien atendido y, después de tomarse un mes en la TV, volvió y me dijo algo que me partió", comenzó a relatar.
"Todos lo arengábamos sobre lo positivo de que haya vuelto al programa, pero él fue contundente: ‘Poli, gané el partido, pero el campeonato lo pierdo’”, fue la demoledora frase que lo conmovió. De esa forma, Rozín ya dejaba signos claros que indicaban lo cruda de su realidad.
El último brindis de Gerardo Rozín en tevé
La última vez que se lo vio en la pantalla fue el pasado 26 de diciembre cuando junto a Jésica Cirio y equipo se despidió de la tevé con un emotivo brindis en el que agradeció a sus compañeros y el público por el cariño. A lo largo del año pasado, su participación tuvo un impasse en el momento en el que se operó.
“Pensaba mientras venía para acá que, por algunas razones, el brindis personal por primera vez me lo guardo. ¿Por qué? Porque lo tengo bien. Es lindo tener el brindis bien. Lo tengo bien. Quiero a los que me quieren. Me quieren a los que quiero. Lo saben. Voy derecho al laburo”, manifestó.
“Soy un tipo que no tuve nunca un fin de semana. Nunca. Comencé a trabajar a los 15 años en un diario y en los diarios se usaba tener franco viernes y sábados o domingos y lunes. Desde entonces, y no hay queja, porque me ha ido bien en la vida. Vivo de lo que me gusta. Cero queja es cero queja, es solo un comentario. Mis hijos nunca me vieron un fin de semana completo. Porque cuando no fue una cosa, fue otra. Yo hace más de 30 años que trabajo y nunca tuve un fin de semana, salvo las semanas de vacaciones. Hoy entendía que yo trabajo para una gente que disfruta de una manera distinta. Yo disfruto tratando de que disfruten”, manifestó.
