“He tenido vidas de ficción que no tendría nunca en mi existencia. Ponerte en la vida del otro hace que te hagas un montón de preguntas. Hoy estoy donde quiero estar: tengo la familia hermosa, una hija espectacular y no puedo más que agradecer”, lanza Luciano Cáceres a modo de balance antes de meterse de lleno en su historia de amor con Belén Riva Roy. “Una gran compañera, alguien sana”, agrega para pintar su perfil.
Para hablar de este vínculo hay que remontarse a tiempos que parecen lejanos, aunque siguen frescos: la pandemia de coronavirus. “La conocí vía zoom. Ella era mi profesora de yoga en la cuarentena. En esa época, en donde el aislamiento se extendía y extendía, empezamos las clases una vez por semana: al mes ya hacía cinco en el mismo periodo. En ese momento, a las seis de la tarde me conectaba con mi interior. Era mi espacio”, le recuerda a Revista Gente.
-¿Y cómo cruzaron la barrera de profesor-alumno hasta entablar una relación sentimental?
-Cuando se abrió un poco el aislamiento nos vimos personalmente y empezamos a salir. Estoy agradecido de que Belén haya aparecido en mi camino. Igual te cuento que nos conocíamos, de alguna forma, porque ella me hizo una nota cuatro años antes de la pandemia por el lanzamiento de Los ricos no piden permiso, para BDV, el programa que conducía Ángel de Brito en Ciudad Magazine. En ese momento ella trabajaba como periodista.
-¿Te habías fijado en ella o el reencuentro desde el yoga fue casi de casualidad?
-Es que cuando nos vimos fue en ese contexto de rueda de notas que duran horas y te entrevistan treinta periodistas. No particularicé en ella en aquel entonces.
-¿Cómo proyectan la vida juntos?
-No somos de proyectar mucho. Vivimos y disfrutamos el presente. Ella es su jefa: tiene su propio estudio y hace retiros. Nos acompañamos mutuamente. Es tan inestable y poco organizado el trabajo de actor que muchas veces me ayuda con Amelia (la hija que el actor tuvo con Gloria Carrá).
-¿Cómo se llevan ellas?
-El vínculo se dio con mucha naturalidad. Siempre generan planes. Por ejemplo, durante la temporada Belén vino un mes a Mar del Plata. Las dos hicieron sus cosas juntas. Por ejemplo, fueron a ver otras obras, salieron de shopping y demás. Eran actividades que no me incluían a mí porque trabajaba. Pasábamos juntos el día de playa y a la noche cada uno andaba por su lado. De hecho, a mí me ofrecieron hacer teatro o una ficción, y Amelia dijo que quería que me sumara a la propuesta de Mar del Plata porque el verano es un momento de encuentro para toda la familia.
-Teniendo en cuenta que Belén es periodista, ¿ella te entrena a la hora de dar notas?
-Para nada. Sé que hay otros que saben sacarle un rédito económico a su vida privada, pero yo no sé. Me formé como actor y hacia eso voy.
-Cuando estrenaron la obra El beso en Buenos Aires brindaron entrevistas en el marco de la reaparición de Luciano Castro tras su separación de Flor Vigna. Todas las preguntas iban hacia ahí y ustedes intervenían para salvarlo: ¿Se pusieron de acuerdo?
-(Risas) El gordo se salva solo porque tiene más años que todos nosotros en el medio y es famoso desde toda la vida. Sabe cómo es el juego. Lo que me parece es que hay que respetarlo. Pasó es que tuvimos un estreno hermoso y queríamos que se hable de la obra. Eran notas grupales, nuestro momento. No fue salvarlo, sino de hablar de la alegría de haber estrenado.
Fotos: Chris Beliera
Videos: Rocío Bustos
Diseño de tapa digital: Darío Alvarellos
Arte de portada y retoque de imágenes: Gustavo Ramírez
Producción y estilismo: Sofía Perez y Santía
Maquillaje y peinado: Maki Ortiz (@makiortiz.makeup)
Looks: Prototype, Valker y Oggi
Agradecemos muy especialmente a Mero Mediterráneo (@mero.mediterraneo, meromediterraneo.com) por la locación y a Ignacio Mata, de Grupo Mass.
Prensa: Martina Valía.