Un domingo cualquiera, a las 17:50 de Argentina y a las 12:50 de Estados Unidos, Sebastian Stan (38) y Anthony Mackie (42) se conectan al Zoom desde las computadoras de sus casas para conversar con GENTE. El primero eligió lucir una camisa a cuadros azul oscuro, que resaltaba sus luminosos ojos celestes, y el segundo, una de color verde militar que queda deslucida al lado de su expresiva mirada de curiosidad. En un tono casi juguetón, los actores –que actualmente están solteros– se disponen a responder su primera pregunta:
–¿Alguno de ustedes visitó la Argentina?
–Sebastian: Todavía no, pero me parecería genial ir.
–Anthony: Absolutamente, ¡sería asombroso! Quizás podamos hacer un road trip grupal. ¿Cuánto tiempo de viaje tendríamos desde California?
–Son tantos kilómetros que su viaje podría terminar convirtiéndose en una película. Por cierto, ¿qué significa para ustedes ser parte del equipo de superhéroes Los Vengadores?
–S: Tiene que ver con defender un cierto ideal y un cierto sentido de la moral, y con ser un ejemplo para otros. También hay un tema con la lealtad y otras cosas que uno espera encontrar en un líder. Pero a la vez la gente tiene fallas, así que no vas a conseguir un Vengador perfecto.
–¿Es una presión para ustedes ostentar ese título?
–A: Sí, pero creo que hay una presión simplemente por la historia. Estamos hablando de muchas películas, mucho éxito y varios actores increíbles. Y no queremos arruinarlo. O sea, no querés ser el hombre que destruyó el historial de Marvel. Igual confieso que, aparte de eso, la gente ama tanto a estos personajes y estas películas, que uno va al set sintiendo que va a hacer un ‘home run’ (Nota de la Redacción: término del béisbol equivalente a meter un gol de media cancha en fútbol).
–¿Qué impacto produjeron en sus vidas estos personajes que encarnan para Marvel?
–S: Nos cambió la vida. Es imposible no sentir el impacto de estar en estas películas. Por lo menos a mí me abrió un montón de oportunidades. Especialmente en los últimos diez años tuve un gran crecimiento. Bueno, y poder conversar con gente como vos, de diferentes países, y ver a cuántas personas alrededor del mundo les llegan los personajes es otra parte de eso. Definitivamente, estamos agradecidos…
–A: Sólo estar dentro del Universo Marvel es un gran logro. Yo trabajé en un montón de proyectos y películas, pero no tengo dudas de que estoy en uno de los puntos más altos de mi carrera.
–Hablando de carreras, el actor británico Liam Neeson acaba de anunciar que, con 68 años, se retira de las películas de acción. ¿Hasta que edad se ven ustedes?
–A: ¡Cincuenta y cinco! Después, nunca más voy a ir al gimnasio. De hecho, no me van a volver a ver…
–S: Tenemos que tener suerte de llegar a los 55, pero si lo logramos… (ríe). No, yo no sé. Yo siempre amé la idea de ser actor, porque es un trabajo que podés seguir haciendo incluso con 80 años. Siempre va a haber un papel para un hombre grande. Y si soy tan afortunado de poder seguir haciéndolo, lo voy a hacer.
–Les cambio de tema… y díganme la verdad: ¿ustedes coleccionan muñecos de sus personajes?
–A: Yo sí. Tengo un mueble. Y cada vez que algún amigo mío encuentra un juguete que me falta, me lo compra. ¡Ah! También colecciono los Boba Fett de Star Wars.
–S: Yo no puedo acompañarte. Dejé de jugar con juguetes hace tipo un año, porque sentí que ya era tiempo. Así que no tengo ninguna figura de acción.
–¿Ni siquiera un llaverito del Soldado del Invierno?
–S: No, específicamente nada de mí mismo.
–Se los ve tentados de risa. Cuéntenme: ¿se divirtieron filmando la serie ‘ Falcon y el Soldado del Invierno’ ?
–A: ¿Vos te divertiste, Sebastiaaan? (N. de la R.: genera una entonación chistosa)
–S: ¡Claro que sí! Nos divertimos muchísimo y nos reímos más. Se me ocurren rápidamente tres escenas que apenas pude lograr terminar, porque me parecía graciosísimo lo que él estaba haciendo. ¡Era imposible! Creo que somos dos afortunados, porque vamos a trabajar y nos divertimos.
–Se nota la buena onda entre ustedes. ¿Dirían que su amistad va más allá del set de filmación?
–A: Sí, somos de salir y hablar todo el tiempo. Aunque claro, él es un hombre tan ocupado que durante la pandemia está trabajando, así que justo ahora no nos estamos viendo tanto, pero normalmente pasamos el rato juntos y yo le hago un poco de bullying.
–S: Nuestra relación es más de caer a la puerta de la casa del otro, golpear y preguntar: “¿Estás para salir a jugar hoy o te vas a quedar sentado viendo una película pesada?” (ríen los dos).
–Recién Anthony mencionó la pandemia. ¿Cómo la llevan?
–S: Creo que cada día es diferente a otro, ¿no? Me refiero a que estamos aprendiendo a pasar el tiempo de la mejor manera posible. Siento que ésta fue una gran experiencia de aprendizaje en muchos sentidos, y uno sólo puede esperar llevarse algo de todo esto. Y después, cuando todos volvamos a la normalidad, o al nuevo tipo de normalidad, o a lo que sea, que podamos pasarles algo más a los otros.
–A: Desde mi punto de vista fue una experiencia increíble de aprendizaje, que puso todo en perspectiva: lo que es importante y lo que no, las personas que necesitás en tu vida y las que definitivamente no. Que sé yo, espero que salgamos de ésta siendo mejores personas.
–¿Aprendieron algo en todo este tiempo?
–A: ¡Yo mejoré mucho cocinando!
–S: Yo no tanto. Bah… ¿por qué hay que saber hacer cincuenta cosas? Se pueden hacer cuatro cosas una y otra vez hasta que queden muy bien. Y yo soy bárbaro haciendo bifes y huevos. ¡Ésa es mi área!
Nos avisan que se termina la videollamada, pautada en diez minutos. Anthony, muy caballerosamente, exclama como despedida: “Thank you, my lady, have a good day” (en español, “gracias mi dama, que tengas un buen día”), mientras ambos saludaban sonrientes hacia la cámara. En California ya es hora de almorzar.
Por Kari Araujo
Fotos: Gentileza Disney+, Getty Images e Instagram
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