“No llegues tarde porque no queremos empezar sin vos”. Con esa frase, Baby Etchecopar y Silvina Cupeiro advirtieron a sus invitados que el tiempo era una cuestión que iba a respetarse a rajatabla. Y así quedó en evidencia, de la mano de Claudia Villafañe, que seguía atentamente cada movimiento de la pareja y los guiaba para que vayan cumpliendo el planner armado.
La flamante esposa del periodista llegó al salón Rut Haus de Costanera Norte, ubicado en el mismo lugar en donde estaba emplazado el mítico Clo Clo, pasadas las 18:30 -con un elegante vestido de Mónica Scarinci- a bordo de un Rolls-Royce Silver Shadow verde militar acompañada por sus afectos. Se mostró sonriente, pero también muy nerviosa. En el lugar, ya estaba el novio, muy ansioso, que había arribado unos cuarenta minutos antes.
“¡Que vergüenza!”, exclamó cuando el equipo de Revista GENTE se acercó para inmortalizar este momento. “Yo estaba re nerviosa, pero ahora ya está. Se me pasó. Llega un momento en el que te relajas y ahora toca disfrutar lo que queda de la fiesta”, expresó.
La flamante esposa del conductor de Basta Baby no dudó en decir que “la simpatía y el histrionismo” fueron dos puntos fundamentales con los que la conquistó. “Cuando nos vimos por primera vez en el barco de mi papá no paraba de contar chistes. Fue uno detrás de otro y a la semana siguiente me invitó a salir”, recordó.
Guillermo Francella y su esposa, Marynés Breña; Eduardo Feinmann; el doctor Guillermo Capuya; Guillermo Marín con su pareja, Natalia Gómez; Amalia Granata junto a su esposo, Leo Squarzón; Rodrigo Lussich y Adrián Pallares, fueron los primeros en llegar.
También dijeron presente Gustavo Sofovich, Daniel Hadad, Marina Calabró, Ana Rosenfeld, los empresarios Claudio Belocopit y Martín Cabrales, Luis Brandoni, y Yanina Latorre, que temrinó dando la nota: “Ay que tarde que es, me perdí lo más importante”, exclamó a Revista GENTE cuando estaba arribando al salón en su auto con un vestido de paillettes dorado alrededor de las 21.
“Algunos de los invitados vinieron especialmente con los regalos, son un amor y todos eran hermosos. Después, la mayoría, compró las cosas a través de la lista que dejamos nosotros”, detalló.
A través de un link añadido en la invitación, los invitados podía elegir qué obsequiarle a la pareja: un espejo con marco de cobre a 100 dólares; una banqueta con pelo sintético de cabra, 101 dólares; una lámpara colgante de madera, 158 dólares; juego de vajilla a 222 dólares; un sillón para el living a 1028 dólares; robot de cocina, 1667 dólares; un juego de cubiertos de plata a 3556 dólares y una gift card para la luna de miel por 5556 dólares, el regalo más caro.
Por su parte, la ceremonia se realizó poco después de las 19 en uno de los espacios exteriores del salón… mientras algunas gotas de una incipiente lluvia atemorizaron a la organización. Fue allí en donde Etchecopar y Cupeiro terminaron de sellar su amor para poder darle paso a la celebración en un horario un tanto raro ya que todo comenzó muy temprano: “Tenemos muchos amigos periodistas, mañana asume un nuevo presidente y hay que trabajar”, explicó. el baile empezó alrededor de las 22 y promete, según el anfitrión, seguir hasta las tres o cuatro de la mañana.
“Si estas acá significa que sos una parte importante en nuestras vidas. Les agradecemos con mucho amor que compartan este momento tan importante con nosotros”, rezaba la tarjeta con la que cada uno de los invitados se encontraba en la mesa. El detalle de color es que venía con un regalito: una pulsera con un ojo turco.
Todos los invitados a la boda de Baby Etchecopar y Silvina Cupeiro
Fotos: Christian Beliera y RS Fotos.