"Cuando me expulsaron y salí de la casa, me puse a llorar también del shock...", así comenzó describiendo Keila Sosa su inusual salida de Gran Hermano (Telefe). Ocurre que la producción tomó una drástica decisión y, de manera imprevista, le tocó salir por la puerta giratoria.
Ahora, unos días después de su partida, la joven llega al estudio de GENTE con una sonrisa enorme y la energía bien arriba, tal como se le vio en la presentación oficial como participante del reality. Y confiesa que fue algo que no pudo mantener durante su permanencia en la famosa casa y eso le costó su lugar.
"Me impactó al final todo. Si bien es un mes, nosotros ahí adentro, sentimos ese mes como si fueran cuatro meses. Cada semana se vive como un mes. Es muy intenso todo", sostiene.
Se muestra muy segura frente a la cámara y reconoce que siempre fue su sueño estar en los medios, pero confiesa: "La casa a veces te potencia y a veces te apaga. Y en mí caso, me apagó totalmente. Estando ahí, me agarró ansiedad y tuve sensaciones que nunca había sentido. Entonces también eso comenzó a asustarme".
-¿Y te arrepentís de no haberlo dado todo en el juego como prometiste el día de tu ingreso?
-Sí, obvio que me arrepiento en algún punto. Además, viéndolo desde afuera, ya me convertí en una fan de nuevo. Ahora miro el programa o los clips cuando tengo un ratito, y me agarra esa sensación de extrañar. Hasta extraño a gente que jamás pensé extrañar (risas) a Ulises o Sandra, imaginate. Y claramente en el medio hay ganas de volver, pero bueno, fue como se dio, fui totalmente transparente y fue cómo me salió todo en la competencia.
-Cuando viste que ya ingresaba tu reemplazo, y viste a Katia lista para el juego, ¿qué sentiste?
-La verdad es que me encantó su entrada, dije: esta chica tiene con mucho power, cosa que yo no le pude dar a la casa. Porque es real, no es que no quise, no pude, es así como me salió. Ojalá que lo aproveche, porque vi que también se apagó un montón, pero lo entiendo porque es una presión muy fuerte estar ahí, no es fácil.
-¿Sentís que la gente esperaba más de vos?
-Recontra, a mí se me juzgó por eso, porque entré muy explosiva y luego no mantuve esa energía. La gente esperaba mucho de mí y siento que ahora de Katia también se espera mucho más.
Un ataque de ansiedad y los pensamientos que la fueron apagando a Keila Sosa
-En la transmisión en vivo se vio que tuviste un ataque de pánico y Delfina en ese momento te ayudo. ¿Te había pasado antes?
-No sé si llamarlo ataque de pánico, lo llamaría más ataque de ansiedad, porque el pánico sé que es peor, se te cierra el pecho, no podés respirar... Lo que sí me pasó es que sentía el aire pesado, entonces estaba muy asustada porque nunca me había pasado. Y a la noche bueno, nadie lo vio, pero Luciana me agarraba la mano para dormir de cama a cama, y eso me calmaba mucho.
-¿Eras cercana a ella en la casa?
-Ella tiene una energía muy sensible, muy linda. Y de verdad que me ayudó un montón. De mis compañeros no me puedo quejar porque son todos un amor. Recibí mucho apoyo dentro de la casa en ese momento.
-¿Y vos por qué crees que te dio esta ansiedad? ¿El encierro? ¿El extrañar?
-No sé, porque cuando entré dije: "La rompo, es mi lugar en el mundo, ya está, es donde siempre quise estar". Y no, no fue así. Después vivirlo es otra cosa, yo creo que entre el encierro y que yo estaba con muchos dolores de panza por la comida, todo eso fue acumulando presión en mí.
-¿Qué otras cosas te angustiaba dentro de la casa?
-En realidad es que la casa me ganó. Porque antes de entrar ya sabés que es todo muy dinámico, ahí tenés muchas horas muertas, que estamos sin música, sin nada, con el pensamiento de uno mismo, y la verdad es que son más pensamientos negativos que se los cruzan que los pensamientos positivos. Y cuando arrancamos a escuchar el tema de los gritos, de la tribuna, de la gente que nos venía a gritar, también te genera un montón de dudas, de incertidumbre.
La debilidad de Keila Sosa por su abuela
-¿En qué pensabas vos?
-Yo pensaba mucho en mi abuela que estaba por cumplir los 90. Ella viene con problemas propios de la edad: se agita, le duelen los huesos, entre otras cosas. Y uno ahí piensa todo el doble, las preocupaciones y todo es más intenso. Por ejemplo, yo juzgué mucho a La Chula cuando se fue en su momento y duró creo que un mes, un mes y medio y ahora mirá, el karma. No podía más con mi cabeza, entre un mes y no pude más.
-En la casa mencionaste que tu papá y tu abuela eran tus personas favoritas del mundo, tus mejores amigos, hablamos de tu vínculo por ellos...
-Es así, son mis mejores amigos. Cuando es el día del amigo mi abuela a la primera persona que llama es a mí. Ella ya es una señora grande, va a cumplir 90 años y parte de sus hermanos, de sus amistades, ya no las tiene porque partieron antes de este mundo... Entonces yo soy muy pegada a ella.
-Era eso que decías de tu angustia por no saber nada de ella...
-Mi abuela es mi debilidad y yo soy muy culposa... Le pasa algo bueno y no sé por qué siento culpa. Me voy de vacaciones dos semanitas y a los dos días ya la estoy llamando, hago videollamadas de una hora con ella si no nos vemos. De hecho ahora que no estoy teniendo mucho tiempo por todo lo que significa esta experiencia es difícil no verla tan seguido. Es muy difícil y obviamente la extraño pero le hablo todo el tiempo. Por eso me costó mucho el juego, porque soy muy familiar.
-¿Qué fue lo primero que te dijo tu familia cuando supo que te expulsaron?
-Fueron muy sinceros, me dijeron que si me seguían viendo así de mal, ellos mismos me iban a sacar mediante votos si caía en placa. Obviamente querían verme cumpliendo mis sueños, pero querían verme cumpliéndolo bien. No tirada en una cama llorando. Y los entendí, porque es fácil jugar, pero es difícil cuando lo vivís. Yo soy la primera que esperaba más de mí, la primera que está decepcionada y que está enojada conmigo misma.
-Contanos de tu novio, lo vimos bancarte desde el día uno... ¿Cómo vive él todo lo que te está pasando?
-Yo sabía que era el chico más bueno del mundo, pero cuando salí me lo confirmaron. Todo me dijeron que no podían creer el tremendo apoyó que me dio cuando yo estaba en la casa. Estamos hace 4 años y medio y convivimos desde hace 2... Por eso lo extrañé mucho. Él es mi compañero en todo, le cuento todo, y ahí adentro me sentía sola sin él, más allá que formé un grupo re lindo... Me sentía ahogada y sola, muy feo la verdad. Y él se dio cuenta que no la estaba pasando mal.
-¿Cómo reaccionó a tu salida?
-Se puso feliz de verme, pero a la vez triste porque era realmente un sueño para mí estar ahí... No dejo de pensar en: 'uy, si hubiera aguantado'. 'qué hubiese pasado si cambiaba la actitud'... pero fue lo que me salió y está perfecto. Y él siempre me va a apoyar más allá de mis decisiones, así que ahora disfruta también de todo lo que me está pasando.
De su sueño de ser famosa al saludo en vivo de Susana Giménez
-En tu presentación decías que desde los tres añitos soñabas con ser famosa que era tu mundo, ¿qué creés que no vimos de esa Keila?
-Todo. Ni un cuarto llegué a mostrar de lo que realmente soy. Yo soy lo que vieron el día de mi ingreso y el día que apareció Susana Giménez en esa pantalla. Todos me decían: "¡Qué exagerada!". Y realmente no, en otro momento con mi energía arriba me hubiese tirado al piso. Esa fue mi reacción mínima, porque no me sentía en mi mejor momento. Estaba triste, preocupada y un poco decepcionada de mí.
-¿Decepcionada de qué?
-Porque pensaba en que me aceptaron en el casting porque mostré una cosa y luego no les estaba sirviendo ni ellos a mí, estaba sintiéndome muy mal en ese sentido. La Keila que la gente vio, es una Keila que ni yo conocía, una muy angustiada, de mal humor, que todo le molestaba, irritable, muy sensible también a las energías de los demás. o les estoy sirviendo a ellos y tampoco me sirve a mí. La casa tiene eso de especial: te potencia o te apaga y es un juego de adaptación y yo no pude adaptarme.
-¿Tenés algún recuerdo de chica en el que jugabas a estar en la tele o a ser famosa?
-Sí, y ahora de grande también lo hice muchas veces, el imitar a alguna famosa que me gustaba como Susana Giménez, cantar el tema de su programa y cosas de ese estilo. Por eso me pasa que no puedo creer que ya me pidieron las primeras fotos en la calle.
-¿Cómo fue ese momento?
-La primera me la pidió el taxista que me llevó al hotel y empecé a abrazarlo y le dije: "¿En serio me vas a pedir una foto? Te pido una foto yo a vos por pedirme"... Y lo abracé, porque no lo podía creer. También fui al banco el otro día en un tiempito libre que tenía y un chico gritándome por la calle... Me cuesta creer que a pesar de la forma en la que salí del juego, haya gente bancándome con ese amor.
-¿Y ahora qué tenés ganas de hacer después de GH?
-Todo lo que he vivido hasta ahora me encanta. Estar en televisión, en el streaming o en redes sociales como influencer o imagen de marcas, compartir contenido con la gente me re gustaría seguir haciéndolo. Pero sé que es algo que se construye con el tiempo, preparándome y manteniendo esa conexión con la gente que me apoyó desde el día uno.
El lado "B" de la exposición: los comentarios sobre su físico y cómo maneja el hate en redes sociales
-Hace días hiciste una historia de Instagram respondiendo a los comentarios sobre tus cambios físicos. ¿Cómo manejas ese hate?
-Estoy muy en contra de los comentarios sobre los cuerpos ajenos, sea a una participante de Gran Hermano o a cualquier persona... Creo que ya estamos en 2025 y eso no debería existir. Lamentablemente sé que esos comentarios van a seguir estando, pero trato que no me afecten y pensar en que vienen de gente que está sentada en un sillón comentando detrás de una pantalla. No te lo van a decir en la cara. Pero obviamente, no es algo que paso por alto.
-Muchos de esos comentarios hacían referencias a supuestos procedimientos estéticos que te habrías hecho...
-Sí, o comparaban sobre cómo me veía antes de estar en el reality. Pero realmente no me hice nada. Sólo tengo ácido hialurónico en la boca... Quizás me pase un poquito, pero es mi cuerpo y hago lo que quiero con él. Si me quiero poner cinco veces más, me voy a poner cinco veces más y nada, es así. Aunque cueste, toca aprender a aceptar que así como hay comentarios buenos, también están los malos.
-Más allá de tu respuesta pública en redes sociales, ¿en la intimidad te afectan estas comparaciones? ¿Es algo a lo que realmente le das importancia y padecés?
-Por suerte, son más los comentarios buenos que me llegan y trato de quedarme con eso. Pero la verdad es que se metan con el cuerpo de uno y que ahora uno trabaja de la imagen, no es algo que paso por alto. Obviamente me afectan, pero elijo hasta qué punto me puedan atravesar.
Fotos: Ale Carra
Maquillaje: Daniel Brizzi.
