Nació y vivió en Rosario toda su vida. Bueno, no toda en realidad, ya que en su juventud –y siguiendo al amor de su vida– Antonela Roccuzzo (32) se mudó a Barcelona. Allí decidieron formar una familia. Tuvieron a sus dos hijos mayores, Thiago (8) y Matheo (5). Luego, mientras todavía vivían en Cataluña, decidieron dar el "sí" ante el altar y al año siguiente nació su tercer hijo, Ciro (2).
Hay nudos poco conocidos en la historia de esta joven de perfil bajo y sonrisa perfecta, que formó una familia con su mejor amigo de la infancia. Creció en una de las ciudades más conflictivas del país, pero también es una en la que el ritmo de vida permite que la rutina incluya mates, siesta, río y salidas.
Sus padres, José Roccuzzo y Patricia Blanco tenían un origen humilde y Antonela pasó buena parte de su infancia con su abuela Lele, quien fue para ella –la hija del medio– y para sus dos hermanas una segunda madre. Ella fue, precisamente, la creadora del negocio familiar que permitió a los Roccuzzo Blanco enviar a sus hijas a uno de los mejores colegios de Rosario, el Centro Educativo Latinoamericano.
La despensa que en algún momento abrió su abuela creció hasta convertirse en Único una cadena de supermercados que tiene presencia en localidades cercanas como Granadero Baigorria y Capitán Bermúdez. Cada verano la familia viajaba a Brasil para sus vacaciones. Los destinos predilectos eran Buzios y Florianópolis.
La familia es importante para Antonela, que soñaba ser dentista. Más aun sus hermanas: Paula (34, abogada) y Carla (30, médica). Para ellas, ella es "la Negra". De niñas compartían todo tipo de juegos y se divertían especialmente probando maquillaje al estilo de las estrellas de Hollywood. Para los 15 de Paula toda la familia viajó a Disney, una aventura inolvidable para ellas.
Las tres solían ir a la casa de su tía Laura a ugar cuanod eran chicas. Su hijo Lucas tenía un amigo tímido y por entonces desconocido, llamado Lionel Messi. Ellos se hicieron íntimos y jugaban juntos hasta que él debió instalarse en Barcelona. Siguieron en contacto.
Y en la adolescencia se volvieron confidentes antes de ser pareja. Tanto que, el terminar el colegio, Antonela comenzó a estudiar Odontología pero terminó abandonando la carrera para estar cerca del jugador con el que se casó en 2017.