“Me sigue enamorando que sea mi compañero de vida. El compañerismo es fundamental en una pareja. Es muy difícil atravesar la vida junto a alguien que no te acompaña. En ese sentido, en esa materia nos sacamos buena nota”. Con esas palabras, Analía Franchín (48) definió a su pareja, el empresario Sebastián Eskenazi (56), con quien vive una intensa historia de amor desde hace trece años. Esa intensidad también incluye haber superado una crisis por los celos enfermizos de ella que casi le cuestan la relación.
Franchín viene de una familia trabajadora y se tuvo que armar de resiliencia por las dificultades que atravesaron sus hermanas (una de ellas sigue luchando contra las adicciones) y su sobrina, quien sufrió violencia de género, aún batalla con una grave denuncia contra el padre de sus hijos, que sufren de autismo. Su difícil historia familiar no le impidió “rearmar mi propia historia”, como dijo Analía en el Íntimo de la Semana de GENTE.
Sin embargo, su vida mejoró con el amor. Franchín conoció a Eskenazi en 2007, en una reunión en la chacra esteña de Jorge Rodríguez, marido de Verónica Lozano. “Lo mío con Sebas fue un flechazo total!”, asegura la ahora cocinera de Flor de Equipo (Telefe). Desde ese momento, como recuerda, “no nos separamos nunca más”.
A pocos meses de ese primer encuentro con uno de los empresarios más poderosos del país, Franchín compartió con él un viaje a Francia con motivo del Mundial de Rugby. En 2008, la pareja disfrutó de unas largas vacaciones con los tres hijos que Eskenazi tiene fruto de un matrimonio anterior (hoy de 31, 28 y 25) con Marcela Brugo.
“Estoy perdidamente enamorada, muerta de amor por él”, expresó Analía antes de quedar embarazada de Benicio, hijo de la pareja. Poco después se casaron en secreto: “Fue algo íntimo, muy privado, y no me gusta hacer alharaca de eso”, decía tiempo atrás.
“Reniego del cliché de los escarpines blancos y las imposiciones, y te aseguro que no sentí presión por mi edad. No me importan las convenciones culturales. Para ser mamá, yo esperé al amor de mi vida, que por suerte llegó: le estoy completamente agradecida a Sebastián por acompañarme en este deseo aunque ya haya pasado por la experiencia hace varios años”, le contaba en agosto de 2010 a GENTE cuando a los 37 años quedó embarazada de Benicio, que hoy tiene 10 años.
Anoche, con motivo del Vivo de Instagram para presentar el Íntimo de GENTE, Franchín contó cómo es su posición en relación al dinero. “La plata lo que hace es desnudar a la gente. A mí la plata no me cambió, yo sigo yendo todos los lunes y miércoles al supermercado que es cuando tengo el descuento”, contó la chica nacida en Floresta que pasó a tener una vida acomodada.
En el Íntimo se le preguntó si alguna vez había sentido algún tipo de culpa por contar con recursos. ¿Su respuesta? Siempre simple y con los pies en la tierra, respondió: “Yo trabajo desde los 14 años así que la culpa ni se me cruza por la cabeza”.
Cómo los celos pusieron en riesgo su relación con Sebastián Eskenazi
Según contó Franchín, los ataques de celos pusieron en riesgo el vínculo con su “amor de la vida”. “Un día me dijo ‘es el final, querida; yo te amo, pero no te soporto’”, reconoció hace tiempo en una entrevista en Los Ángeles a la Mañana (eltrece).
Allí fue donde reconoció sus celos enfermizos. “Yo fui una enferma de celos, no agresiva. Con un nivel que es agotador, sufrís un montón. Yo calculaba el (tiempo de viaje del) ascensor entre planta baja y el tercer piso. Pobre, mi marido es un santo”, reveló.
Tras el planteo de Eskenazi, Franchín aseguró que cambiaría de actitud. “Le prometí que iba a hacer terapia. Me curé, modifiqué actitudes. Era insoportable”, sentenció.
