Entre la poesía, el amor sin tiempo, la militancia de la ropa de entrecasa –como empresaria de su línea de pijamas– y las tablas... Julieta Ortega se mueve con gracia y sabiduría en todos los terrenos que conquistan sus deseos. Eso sí, como dirá, siempre con esa cara seria por la que de chiquita en su casa le decían que era “como un tótem”.
El teatro para ella es como un ritual y un lugar de escape. Ahora mucho más que retornó a Perdida Mente –la obra teatral de José María Muscari–, donde lo que sobran son risas. A partir de esa experiencia es que asegura: “Uno no sale nunca como entró. El teatro es duro y un compromiso enorme, siempre a contramano de todo el mundo”.
“La gente tiene la fantasía de que al ser hijos de una persona a la que le fue bien nos acomodamos ahí y no tenemos nada de qué preocuparnos. Siempre me importó pagar mis cuentas por mí misma y hoy le digo a mi hijo que es fundamental que piense de qué va a vivir”.
Julieta Ortega.
–¿Y cómo se baja semejante adrenalina?
–Aterrizando como puedo, y durmiéndome tarde, porque esa energía de una comedia con la que la gente se ríe tanto te la llevás con vos. Soy muy amante de los documentales (ver recuadro) y aprovecho para ver pelis que no ví.
–En la obra se desacraliza, en clave de comedia, el miedo a la salud mental. En tu vida, ¿qué parte ocupa el humor? ¿Solés hacer chistes sobre vos misma, por ejemplo?
–Me tenés que conocer bastante, si no soy seria y a mi pesar. Heredé eso de mi papá: sé que no soy muy amigable cuando me conocen. Es mi cara, nací seria (risas). Y de chiquita ya lo era, ves mis fotos y no hay dudas. Pero me encanta el humor y soy muy alegre, bastante tranquila y optimista. Nac í con viento a favor: me considero privilegiada, la vida fue muy buena conmigo. Además, a partir de una edad ya me rodeo sólo de cosas que me hacen bien.
–Y a pesar de haber nacido con privilegios, siempre supiste de la importancia de hacerte a vos misma...
–Creo mucho en eso. Yo en la obra justamente personifico a la hija de una jueza (Leonor Benedetto) que tiene mucho dinero. No la soport ás, es muy avasallante, pedante, snob y maltratadora. A medida que la puesta avanza, descubrís que hay mucho de cómo la mira la madre, ese hacerle sentir que no pudo nada. Es una chica que no sabe hacer demasiado, vive con muchos aires y de la tarjeta de crédito de la madre. Y ahí te das cuenta de que el hecho de cómo miramos a nuestros hijos termina determinando un montón de cosas. Por eso hay que trabajar para que tengan autoestimas altas y conozcan su valor.
“No creo en la meritocracia, porque el punto de largada no es el mismo: yo nací con todo a favor. Si no lo aprovechaba era una estúpida, pero es cierto que con eso hice cosas: me formé como actriz y armé una firma de pijamas que fue muy duro sostener en la pandemia e igual no abandoné. Soy muy trabajadora”.
–Y en aspecto, ¿vos cómo lo criás a Benito (fruto de su relación con el músico Iván Noble)?
–La gente tiene la fantasía de que al ser hijos de una persona a la que le fue bien nos acomodamos ahí y mis hermanos y yo no tenemos nada de qué preocuparnos. Siempre me importó pagar mis cuentas por mí misma y hoy le digo a mi hijo que es fundamental que piense de qué va a vivir. Yo le explico: “Vas a tener casa, tus papás trabajan, recibís regalos y muchas cosas por el lado de tus abuelos, pero ¿cómo vas a hacer luego?”. Y aclaro que no creo en la meritocracia, porque el punto de largada no es el mismo. Yo nací con todo a favor. Si no aprovechaba eso era una estúpida, pero es cierto que con eso hice cosas: me formé como actriz y armé una firma de pijamas (Jota & Co.) que fue muy duro sostener en la pandemia e igual no abandoné. Pasamos por un momento en el que casi cerramos, y no ocurrió porque con mi socia (la ilustradora Fernanda Cohen) no dejamos de trabajar ni un solo día. Tenemos los productos repartidos en mi casa, en depósitos y nos ocupamos de todo: la idea de que la gente reciba atención personalizada.
La relación de Julieta Ortega con Iván Noble: “Seguimos siendo una pareja de padres”
–¿Por qué creés que sorprende la excelente relación, incluso pública, que tenés con el padre de tu hijo?
–Elijo honrar lo que he vivido con la gente que ha estado a mi lado. De hecho ni siquiera borro de las redes las fotos de personas de mi pasado. Si mirás, hay un historial de quienes que me estuvieron acompañando. En el noventa y cinco por ciento de los casos mantengo una relación amorosa afectuosa. Con mi último novio, también. Nos seguimos queriendo. Lo mismo con uno de mis ex, que es uno de mis mejores amigos. Respecto al papá de mi hijo, tenemos una relación diaria. Con Iván, aunque nos separamos, seguimos siendo familia. De hecho, él está en pareja ahora. No vivimos juntos pero sí seguimos siendo una pareja de padres.
“Con Iván seguimos siendo familia. De hecho, él está en pareja ahora. No vivimos juntos pero sí seguimos siendo una pareja de padres”
–Hace muy poco compartiste en Twitter una imagen muy emotiva de Benito e Iván en el escenario. ¿Qué te generó ese momento?
–Aunque no me deja compartir nada en redes, lo hice, porque mi hijo estaba de espaldas. Pensá que en la época de Caballeros de la Quema, Benito todavía no había nacido. Cada tanto la banda se junta y hace un show. Y la última vez, si bien es muy tímido, se subió a cantar el tema de cierre con el padre. Pero él no tiene redes sociales y no quiere que lo conozcan. Hoy vivimos una época en la que parecería que ser famoso es un valor en sí mismo.
–¿Cómo es ser madre de un adolescente y cuáles son los desafíos que más te preocupan al criarlo?
–Sobre muchas cosas supongo que habla más con los amigos que conmigo. Con su padre intervenimos cuando nos necesita o cuando sentimos que hay que hacerlo. Aunque haya reglas en dos casas distintas, tratamos de que el discurso sea uno. No ha sido especialmente difícil, pero sí me costó ponerle límite al tiempo que pasa frente a una pantalla. Entonces en su momento decidí sacar la computadora, una regla que aún permanece.
“Mi hijo no me deja compartir nada en redes y no quiere que lo conozcan. Pero hace poco subí una foto de él (de espaldas) junto a su papá en el escenario. Cada tanto, Caballeros de la Quema se junta y hace un show. Y aunque Benito es muy tímido, la última vez se subió a cantar el tema de cierre con el padre. Fue muy emocionante”.
–Una decisión drástica…
–Sí, fue drástica, y el padre estuvo de acuerdo. Aunque claro que sigue usando mucho el teléfono, sobre todo porque ya nadie consume tele de aire pero sí a través de plataformas.
–¿Qué fue lo más difícil de crecer en el ojo público, bajo la mirada de una familia como la tuya?
–Yo me quería dedicar a esto, así que la exposición venía de la mano. Aunque cuando era chica, si mi papá posaba con la familia o había que sentarse con Mirtha Legrand, no había discusión. No es que fue traumático, porque aún veo fotos que ni sabía que existían y pienso “qué lindo recuerdo”. Pero lo cierto es que nadie nos consultaba nada.
–Y respecto a eso, ¿cómo aconsejás a tu hijo?
–En un momento entendí que cuando empez ó a tomar consciencia pidió que tanto su padre como yo no subiéramos cosas suyas. De hecho, me explicó que le gusta la música y que en el caso de que eso lo lleve a ser público va a ser distinto. También pasó que lo llamaron para hacer de Maradona chiquito (N.d.R.: en Sueño bendito) y aunque a mí me gustaba la idea, él no quiso saber nada. Y tenía lógica, ¿cuál es el punto?
De amor romántico y redes sociales
–Sos muy activa en las redes sociales. ¿Cómo analizás la violencia imperante en Twitter, desde la grieta política a la reacción conservadora contra el feminismo?
–Hay que tomárselo como lo que es: estás o no estás en Twitter. Siempre te podés topar con un estúpido que te arruine el día. La verdad es que yo no quería saber nada con las redes, pero en la época en la que hice Graduados, me acuerdo que Andy Kusnetzoff me dijo ‘si te gustan tanto las fotos, te va a encantar Instagram’. Ahí empecé a acceder. Y siento que en Twitter hay que entender el juego, me río si es gracioso o los bloqueo si me hace mal... Hay que entender que ponemos cualquier cosa y siempre vamos a recibir una devolución.
–¿Algún ejemplo en el que se hayan puesto intensos con vos?
–Me pasó en esa foto que compartí de mí hijo junto a su padre en un escenario. Resulta que hubo muchos comentarios e insultos porque había una bandera entre el público que decía “Macri gato”. Yo no la llevé al recital ni la había visto. Lo único que hice fue emocionarme con mi hijo. En un punto, eso son las redes: cada uno hace la lectura que quiere y hay que bancarse la que venga. Claro que también está la parte positiva, como promocionar lo que hago.
–Decís que sólo pensás en el amor cuando estás enamorada. ¿Lo estás actualmente?
–No. Mi visión del amor romántico ha cambiado mucho a lo largo de mi vida. Hoy el amor más profundo para mí está en otras partes. Muchas de las personas con las que estuve siguen siendo amores muy profundos pero cambió el formato. Continúan siendo personas muy entrañables y están en mi corazón. Lo demás es otra cosa: pasión, enamoramiento.
–Se idealiza demasiado al amor romántico, ¿no?
–No existe el amor romántico como único fin. El amor profundo está en una pareja, en una amiga íntima, en la cara de mis hermanos, hijos, sobrinos, en mi familia de origen, en mi familia elegida.
Entrevista y nota print: Karina Noriega
Nota digital: Camila Ceratti
Fotos: Chris Belliera
Arte y diseño: Gustavo Ramírez
Producción y estilismo: Sofía Pérez y Santía
Maquilló: Alejandro Vieytes (@alejandro.vieytes)
Peinó: Mauro de Brito (@mauromaxdebrito)
Agradecemos a: Four Seasons Hotel por la locación (@fsbuenosaires), New Dress Rent, María Gorof, Bolazo, Romero, La Chica De Los Stilettos, Jota & Co. y especialmente al catering de @sabores_yalgomas y @dulcemente_bk