Jugate conmigo: la historia del fan que cumplió su sueño y se convirtió amigo de Cris Morena – GENTE Online
 

Jugate conmigo: la historia del fan que cumplió su sueño y se convirtió amigo de Cris Morena

A tres décadas del estreno, Alejandro Insaurralde habla con GENTE y relata en primera persona lo que significó el programa en su vida y cómo llegó a conocer a la productora, conductora y madre de Romina Yan.  

Alejandro Insaurralde era un pre adolescente cuando Jugate conmigo, la producción de Cris Morena, explotó en la pantalla de la televisión argentina. El maravilloso mundo creado por la productora y conductora, hace 30 años, marcó su vida para siempre como la de tantos otros jóvenes del país, y lo llevó a cumplir su sueño de conocer a la mamá de Romina Yan. Con el paso el tiempo, el destino, la vida, los unió en una especial amistad que perdura hasta el día de hoy.

Esta es tu hora, es tu momento. Esta es tu marcha, tu mundo, tu lugar. Esta es tu onda, esta es tu gente. Vení, vení, vení. ¡Jugate ya!”.

Era una tarde fría de otoño, allá por 1991 y yo ya había merendado. Con tan solo nueve años me sentaba frente al televisor para ver de qué iba el nuevo programa que estaba por comenzar. Se trataba de “Jugate conmigo”, un ciclo que, según se promocionaba desde la pantalla de Telefé, estaba destinado a los adolescentes y, si bien yo no lo era todavía, algo me decía que me iba a gustar mucho. Y el programa me cautivó aquel 03 de junio. Con la conducción de una jovencísima Cris Morena de trajecito rojo en su primer programa, pelo larguísimo, piernas eternas y mucho ángel comenzaba lo que sería un camino tan largo como su pelo. Nadie siquiera sospechaba que aquel lunes cualquiera empezaba lo que se conocería años más tarde como ‘la factoría Cris Morena’. Ni la mismísima protagonista se lo imaginaba.

Es que a “Jugate conmigo” le continuaron muchísimos ciclos luminosos: “Quereme”, “Jugate con todo”, “Chiquititas”, “Verano del ‘98”, “Rebelde way”, “Rincón de luz”, “Floricienta”, “Amor mío”, “Alma Pirata”, “Chiquititas sin fin”, “Casi ángeles”, “Bella y Bestia”, “Jake and Blake” y “Aliados”.

Amigos. Alejandro Insaurralde haciendo una selfie con Cris Morena.

“Siempre se puede, solo hay que hacerlo, hay que sentirlo, vivirlo, hay que volar. ¡Dale con ganas! Poné tus fuerzas. Vení, vení, vení. ¡Jugate ya!”.

A María Cristina De Giácomi (su nombre verdadero) le quedó una materia pendiente de los tiempos duros de su adolescencia. Cris vivió una juventud diferente a la que proponía en “Jugate conmigo” porque en ese entonces ‘jugarse’ era mala palabra. Un tiempo en el que no se podía pensar, no se podía sentir… Todo estaba atravesado por la mentira, por el miedo, por el control. Un tiempo donde todo se prohibía y se señalaba al diferente.  

Cris creó “Jugate” para salvar a esa adolescente que fue y para aprobar esa materia pendiente: la de sanar la pena propia y la de otros. ¿Habrá aprobado esa materia? ¿Habrá logrado el “ALCANZÓ”?   

Idola. Jugate conmigo en pleno éxito.

“Abrí tu mente, solo tu cuerpo. ¡Dale con todo! Sentí la libertad de ser el dueño de tu presente. Vení, vení, vení. ¡Jugate ya!”.

Pero, ¿por qué le fue tan bien a esta asistente social, conductora, actriz, productora, compositora y empresaria? Yo me atrevo a responder esa pregunta con un “Porque Cris fue siempre Cris”. Y con esto quiero decir que hay un camino transitado con coherencia, conciencia, ética, respeto, tolerancia y servicio. Y “Jugate conmigo” fue eso (¿o tengo que decir “Es eso”?): un lugar para ser nosotros mismos, donde siempre todo se podía, donde te acercaban una caricia, donde se proponía la luz, donde el aprendizaje era total y enchastrarse era lo más divertido; un lugar para contagiarse la risa, para despeinarse el flequillo y volar acompañado. Jugate era la libertad. Jugate ES la libertad.

Fan. Toda la colección musical que pertenece a Insaurralde.

“Jugate conmigo, vení, vení, jugate ya a ser como sos. Jugate conmigo, me juego por vos”.

Y Cris Morena vino a ocupar un lugar vacío, olvidado, menospreciado. Los adolescentes casi no tenían un lugar en la televisión argentina y la rebeldía estaba mal vista. Es que la adolescencia es el momento de la vida donde empezás a elegir, a creer, a crecer. La edad de los ideales, de los sueños, del despertar de la primavera.

Cris rápidamente se mostró una más. Fresca, rebelde, auténtica, sin caretas. No pretendía ser una adolescente sino una adulta distinta que propusiera un camino diferente para estar JUNTOS; la guía de un espacio donde no se juzgaba al otro sino que se lo acobijaba porque en ese abrazo estaba la aceptación, el crecimiento y el amor de sentirnos ABRAZADÍSIMOS; una amiga que impulsaba a dar ese paso, ese salto, ese vuelo para sentirnos REJUGADÍSIMOS.

Intimos. Morena e Insaurralde.

Jugate conmigo que tu tiempo es hoy. Jugate conmigo. Me juego por vos”.

Yo soñaba con conocer a Cris Morena. A mis nueve años, a mis trece años, a mis diecinueve años, a mis  veintiséis años… Siempre. Mi sueño era conocer a Cris.

Un día cualquiera del año 2011 la abracé y me abrazó. Me permitió contarle quién era yo y qué significaba ella para mí. No importa cómo sucedió. Hablamos mucho, uno sentado frente al otro. Me contó de ella, de su camino, de lo que esperaba… Y cuando me hablaba lo hacía como nos habló a los jóvenes durante años y años, refrendando con hechos, con miradas, con gestos tantas palabras escritas, tantas letras registradas. Ese momento se repitió y me permitió varias veces más poder verla, abrazarla, saber cómo está, en qué anda, qué sueña. Yo puedo afirmar que la Cris en persona es aún más dulce que la Cris de la tele. 

Madre e hija. Cris Morena y Romina Yan.

Jugate no se va. Jugate no se va. No se va. Jugate no se va”.

En el último programa de “Jugate conmigo”, en el año 1994, la tribuna gritaba “Jugate no se va. Jugate no se va” y esa tribuna estaba en lo cierto: “Jugate” no se fue. “Jugate” se quedó en el corazón del que lo quiera llevar para siempre. Está fresco el recuerdo de ese programa que hoy cumple treinta años. Las canciones siguen sonando, los programas se siguen viendo desde las nuevas plataformas y se sigue dibujando la sonrisa en la cara de quienes recordamos ese ciclo.

Treinta años después, Cris Morena sigue apostando a los jóvenes. Hoy lo hace desde su espacio llamado “Otro Mundo”, un edificio de 2.800 m2, pensado como una usina de proyectos y un semillero de nuevos artistas. “Jugate” continúa en ese espacio. Hoy se llama “Mundo Jugate” y ahí, como en aquel entonces, los jóvenes tienen a disposición todas las herramientas profesionales para que creen, jueguen, investiguen, se equivoquen, aprendan y compartan. Era cierto que “Jugate conmigo” no se iba. Esa tribuna tenía razón.

Para terminar basta solo un pedacito de un poema de Fernando Pessoa, el preferido de Cris, que une aquel comienzo con este eterno “Jugate continuará”: ‘No soy nada, no quiero ser nada, no pretendo ser nada. Aparte de eso tengo en mí todos los sueños del mundo”.

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