Fue criada lejos de las cámaras que persiguieron a sus predecesoras por años debido a la fama de Mirtha Legrand (93). Consciente de lo difícil que es a veces lidiar con los paparazzi, Juana Viale (38) cuidó celosamente la intimidad de sus hijos y la suya, aunque sus descuidos la hayan puesto en jaque en más de una ocasión.
Sin embargo, luego de su fugaz aparición en La noche de Mirtha –con la complicidad de su tío Nacho (39)– Ámbar de Benedictis (18) pasó a ser una de las protagonistas en las noticias de entretenimiento. Desde su lucha a favor del medio ambiente hasta su dieta vegana y la educación que recibió fueron puestas en primer plano, aplaudidas por la mayoría y cuestionadas por algunos.
Su mamá se ha declarado fanática de la pedagogía Waldorf y los dos varones de la familia reciben ese tipo de educación, fundada en las ideas del austríaco Rudolf Steiner. Al respecto, la conductora –que este año reemplazó a su abuela en los dos programas del fin de semana– explicó: "Los chicos tienen la misma maestra desde primer grado hasta que terminan la primaria, en sexto. No es una maestra que viene y la ves 40 minutos en Matemática, Biología o Historia, sino que tenés tiempos. Eso también se aplica para el conocimiento. Por ejemplo, ven cómo se usan las matemáticas en todos los ámbitos, no solamente en los números".
Viale manda a sus dos hijos varones, Alí y Silvestre, a una escuela de pedagogía Waldorf. Pero no es ése el tipo de educación que eligió para la mayor, Ámbar, que fue al Liceo Francés Jean Mermoz.
El colegio de Ámbar es uno de los preferidos por diplomáticos y famosos. Fue el que Juliana Awada eligió para su hija Valentina. "Yo no conocía el método Waldorf cuando Ámbar empezó el colegio", contó Juana en una nota. La conductora decidió que su hija terminara el secunadario donde comenzó, pero está feliz de haber elegido otro tipo de formación para los varones.
"¡No sabés cómo están capacitadas las maestras! Es una pedagogía que tiene más de 100 años", aseguró, al tiempo que reconoció que uno de los aspectos que más le gustan de este tipo de enseñanza es el vínculo que se genera entre docentes, alumnos y familias, aparte de la forma en que se trabaja con las emociones y los sentimientos. "Mis hijos conocen la casa de la maestra y la maestra puede venir a casa. Hay algo afectivo", expresó y agregó que incluso en cuarentena esta forma de educar hace la diferencia: "Ella (la maestra) los mira ahora por pantalla y les pregunta: 'Silvestre, ¿cómo estás hoy?'. Él responde: 'Bien', y ella se da cuenta de que algo pasa. 'Bueno, después vamos a hablar, porque ese 'bien' fue raro'".
Desde que anotó a Silvestre, el mayor de los varones, en una escuela Waldorf, Juana supo que ése es el tipo de formación que quiere para ellos. Entonces se refirió con fascinación al tema en una nota que hizo con La Nación. "Mi hijo mayor, Silvestre, va a un colegio con pedagogía Waldorf. Es súper saludable para los niños, para el 'ser'. Va muy a la par de lo que es la evolución natural. No hay una cosa impuesta, como la necesidad de que escriba con trazo fino a cierta edad. Estoy haciendo el pase de colegio para Silvestre (porque se radican ahora en Buenos Aires). Alí todavía no va a ninguno. Tiene tres años y está mucho conmigo. Y también va a ir a un colegio con pedagogía Waldorf, una educación que hace cabezas más sanas".