El 2024 encontró a Joaquín Furriel durante gran parte del año rodando. Primero en España, y después en distintas locaciones de Argentina. Con largas décadas de trabajo, es uno de los que experimenta la idea de ser selectivo a la hora de encarar un proyecto. Y esto, según confiesa, es todo un trabajo en el que debe organizar su vida para poder afrontar estas elecciones. El 2025 comenzará con un nuevo estreno que lo tiene como centro. Se trata de Una muerte silenciosa, la película que este 9 de enero se estrena en los cines del país.
Compartiendo el cast con Soledad Villamil y Alejandro Awada, se puso en la piel de Octavio un guía de caza del Sur argentino, lucha desesperadamente para esclarecer la muerte de su sobrina Sofía (14), descubierta con un disparo en el coto de caza donde trabaja. En medio de escenarios naturales inigualables, este factor se convierte en un protagonista más del film dirigido por Sebastián Schindel.
“El escenario fue parte de lo que me fascinó de la propuesta. Cuando leí el guión y supe que había posibilidades de filmar en Lago Hermoso (ubicado en el departamento Lácar de la provincia de Neuquén), me dio la sensación de que ese lugar era un personaje más. El clima, la luz, todo. Cuando vi la película me impresionó que hubieron jornadas en donde nevó en escenas en donde era conveniente que pase eso. Con el clima no podes jugar con tanta precisión”, afirma Furriel a Revista GENTE.
-En una de las escenas, donde encuentran el cuerpo de tu sobrina en la ficción, una copiosa nevada da un marco aún más tétrico…
- Nevaba de forma copiosa, hacía frío y era una de las tomas más difíciles de la película. Cuando Octavio abre la puerta no sabe lo que va a haber del otro lado. Se encuentra con un gendarme diciéndole que pasó algo. “El no se abriga”. Esa frase me dijo el director. No es un personaje que dice “espera que me abrigo”. Había que salir así desabrigado. Yo no trabajo con ropa termina porque me gusta sentir que el cuerpo se enfría porque deja de nevar, sale el sol y te molesta el calor. Tengo mucho montañismo encima y eso me ayuda.
-Esta es una película en donde literalmente hay que poner el cuerpo, ¿te preparás de alguna forma en especial para este tipo de producciones?
-Para tener una idea del nivel de entrega de mi trabajo, catalogo por colores a las escenas o jornadas de grabación. Es un sistema que lo inventé medio en joda, y ahora lo tomo enserio: uso los colores rojo, azul, verde y amarillo. Identifico a las rojas como las escenas centrales de la película, esas que tenes que pelar todo; el azul son las de paso que no tienen compromiso emocional ni de texto; las verdes son escenas más relacionadas a texto y las amarillas son las que hay que poner un condimento más emocional. En esta película tuve cinco escenas rojas.
-¿Cómo conectaste con todo ese entorno?
-No quería parar en el pueblo porque no quería volver de filmar al aire libre y encerrarme en una habitación. San Martín de los Andes es una ciudad poderosamente turística. Entonces, esa energía del turismo, te ayuda. Le pedí a la producción que me consiga una cabaña cerca de la locación, y me dieron un lodge hermoso que manejaba un matrimonio. Estuve ahí solo casi esos dos meses con atención personalizada. Fue muy impactante que cuando volvía de filmar, me dejaban hasta un punto -porque no se podía seguir con 4x4- y después había una caminata de unos diez minutos con la nieve hasta las rodillas. Con el cielo despejado, dejaba la mochila, me tiraba al piso y me quedaba mirando las estrellas. Total… el cuerpo ya estaba frío. Cuando llegaba al lugar me sacaba todo el personaje y me quedaba frente al fuego mirándolo.
-Hiciste tu propia experiencia.
-Exacto. Se armó una comunidad. Ni teníamos señal de celular, entonces solamente estábamos concentrados en filmar. En ves de usar el teléfono empezas a concentrar con la gente, el entorno. De repente surgían charlas con personas que no pensabas que ibas a hablar y descubrís. La película es tan fuerte que necesitabas conectar con la gente para salir de eso.
-Cuando llegás a tu casa después de una filmación, bajás un cambio.. ¿Y qué pasa? ¿El cuerpo pasa factura?
-Muchos colegas me lo han dicho y es un tema del que hablamos a menudo. Cuando volví de filmar esta película la sensación era de que el cuerpo me pesaba mil kilos. Por ejemplo, hace unas semanas terminé de grabar un thriller en España en condiciones parecidas, y ahora tengo un leve catarro. Todavía no me enfermé porque mi cuerpo sabe que tiene que seguir alerta porque me quedaba la etapa de promoción de Una muerte silenciosa, pero ya me ordené mentalmente para prevenir si caigo cuando termine con todos mis compromisos laborales.
-¿Sos exigente o selectivo a la hora de elegir una propuesta?
-A los 40 tuve un ACV. En ese momento me quedé en silencio mucho tiempo. Algo de esa quietud, de lo que me pasó, me hizo sentir esto de organizarme económicamente para poder elegir proyectos que tuviera ganas de hacer. Libertad no es tener dinero, libertad es vivir bien con lo que se pueda y poder optar por laburos con gente con la que tenga ganas de hacerlo.
-¿Y cómo fue ese proceso?
-Me achiqué económicamente, ordené gastos y poco a poco fui haciendo cine, series y hace un buen tiempo que, en la medida de lo posible, trato de que se produzca esa sinergia. A tal punto que, cada cuatro años, paro todo para hacer teatro. Este 2025 voy a estar arriba de las tablas. Para esto, también me ordené en materia de finanzas para poder dedicar el tiempo que voy a necesitar para la obra que voy a hacer. Me gusta pensar así los proyectos.
Joaquín Furriel soltero, pero abierto al amor y la familia
Joaquín Furriel y Guillermina Valdés pusieron fin a su relación en junio del año pasado. Justamente entre los motivos se dio que el trabajo de él generó un punto de conflicto irreconciliable, según contó: “Nosotros nos conocimos, después yo empecé a viajar y me parece que lo lindo es que los dos nos dimos cuenta que no funcionaba. Y listo, nos estábamos conociendo. Hay veces que funciona y hay veces que no”.
-¿En lo personal cómo estás? ¿Hay tiempo para el amor entre tanta grabación?
-La actuación no es solo mi trabajo, es un lugar en donde deposito mi libido y parte de mi existencia. Mi vida me resulta más interesante si estoy actuando que si no lo estoy haciendo porque tengo una vocación y porque estoy enamorado de lo que hago. El gran amor de mi vida es mi trabajo. Me encanta narrar historias. Este año fue especial porque estuve viviendo en España varios meses, volví y me fui de nuevo para allá. Para el amor hay espacio. En los últimos años viaje mucho, filme mucho y tuve buenas compañías en diferentes momentos. Si se puede.
-Hablame de Eloísa, la hija que tuviste con Paola Krum.
-Es el amor más importante que tengo en mi vida es mi hija. Armamos un buen equipo con ella y su madre, con el padre actor que le tocó.
-¿La ves desarrollándose en esta herencia familiar de la actuación?
-Es muy observadora de mi trabajo, me encantan las devoluciones que me da, pero la veo más en el lado musical. Desde los ocho años estudia piano, canto y producción musical. Yo veo que lo que le gusta es la creatividad, algo que compartimos; la valoración por el arte; tener herramientas para entender la cultura y mucho más.
-¿Le das consejos?
-Ninguno. Lo mejor que ella tiene son los valores que le pudimos dar con la madre que tiene que ver con lo humano y la ética. No tiene que ver con los caminos o las posibilidades, eso es propio y subjetivo. Confío en que como padres le dimos y le seguiremos dando las suficientes herramientas emocionales e intelectuales. Es una persona que se crio con mucho amor, y las personas que se crían con amor se manejan con amor en la vida. Las que no, tienen una relación más tensa con su entorno.
De qué trata Una muerte silenciosa
Octavio (45), un guía de caza del Sur argentino, lucha desesperadamente para esclarecer la muerte de su sobrina Sofia (14), descubierta con un disparo en el coto de caza donde trabaja. La tragedia ocurre tras una noche fría y enigmática: mientras Octavio y Klaus, el poderoso terrateniente que es como un padre para él, comparten copas junto al fuego, tres adolescentes –Sofia, Julio y Max– se adentran en el bosque situado dentro del coto. Un disparo irrumpe en la oscuridad, desatando un enigma que sacude a todo el pueblo.
Entre silencios, tensiones y el peso de la influencia de Klaus, Octavio se verá obligado a desentrañar qué ocurrió realmente esa noche entre muchos posibles culpables y así confrontar una verdad que amenaza con cambiarlo todo para siempre.
Fotos: Esteban de RS Fotos