Imán Kaumann (22) es la top model argentina que eclipsa incluso a los grandes nombres de las pasarelas. En 2018, tres años después de sus inicios en la moda (en la agencia LO Management, de la mano de Lorena Ceriscioli), hizo en París su primer desfile internacional, fichada por Miu Miu. Tenía 18 años.
Hoy, requerida por los diseñadores más prestigiosos, vive de avión en avión, compone música, charla en los backstages con Bella Hadid y firmas como Versace, Valentino y Schiaparelli le reservan un lugar estelar para lucir sus diseños.
Concluida su agitada agenda en las Fashion Weeks, la hija de Miuki Madelaire –diseñadora y modelo que se hizo popular en la escena under de los 90’s– y flamante protagonista de campaña de la marca italiana Etro se explaya sobre cómo la industria de la moda evoluciona gracias a la presión social y cuenta cómo es la trastienda en las grandes ligas del universo fashionista.
Su amor por Versace y los chismes de pasillo con otras top models
–¿Cómo vivís el hecho de ser elegida por grandes diseñadores para sus desfiles para los Fashion Weeks?
–Es un gran honor, detrás de todo siempre hay mucho esfuerzo y mucho tiempo dedicado. Estoy muy feliz de trabajar junto a gente que admiro tanto y ser parte de su proceso creativo. Además, aprendo mucho. Me encanta ver las referencias que toman los diseñadores y cómo, en base a eso, crean algo completamente nuevo, reinventándose constantemente.
–¿Trabajar con qué diseñador te generó mayor emoción y por qué?
–Con Donatella Versace, porque siempre me interesó mucho su historia y admiro su trabajo. Me encanta esa cosa italiana, bien exagerada. La moda hoy en día está apuntando a algo bien andrógino y poniendo en primer lugar el estar cómodo, lo oversized, etc. La moda es un reflejo del contexto histórico, pero Versace mantiene fuerte esa estética súper femenina como vestidos, polleras ajustadas, pañuelos y tacos altos, esas estampas protagonistas que te hacen sentir como una diva en la pasarela.
“Me pone muy mal ver cómo muchas chicas sufren y ponen en juego su salud física y mental por esa presión de estar flacas. Creo que lo primero es el bienestar y la salud, y si el trabajo como modelo te lo impide, es mejor no hacerlo”
–¿Cómo matás el aburrimiento en las esperas de los desfiles?
–Hago bordados y escribo letras de futuras canciones. A mis viajes me traigo de todo para hacer música. Así que siempre puedo avanzar con mis proyectos personales además del trabajo como modelo. Ahora estoy grabando un disco: compongo la mayoría de las canciones estando de viaje y en Buenos Aires las termino de concretar.
–¿Te hiciste amigas entre las tops?
–¡Sí! Desfilé con todas las tops y son súper buena onda. Se suele creer que entre las modelos hay competencia pero pero somos colegas, trabajamos en lo mismo, compartimos momentos, tenemos largas esperas en los castings y fittings y nos terminamos haciendo amigas. También es un trabajo que nos hace estar lejos de casa y de nuestros seres queridos y hay momentos muy solitarios. Así que se crea una especie de hermandad para acompañarnos y apoyarnos mutuamente.
–¿Cuál es la campaña que más disfrutaste hacer y por qué?
–La campaña que más disfruté fue una para Köstume, en la que tuve que hacer mi propia versión de una canción medio punk, que es Rise, de Public Image Limited. Fue un video en el que canté y bailé, y fue muy divertido. Disfruto mucho cuando puedo mostrar mi lado más musical y artístico.
–¿Te cansa la vida social o es algo con lo que sentís que lidiás bien?
–Tengo mis momentos. Cuando estoy afuera me encanta juntarme con las demás modelos y chusmear sobre el Fashion Week, y también me gusta pasear sola y descubrir lugares nuevos. Instalarme en algún museo durante horas o ir a un parque a relajarme. Cuando estoy en Argentina, me dan ganas de quedarme en el campo o en el Delta con mi novio y mi familia y no ver a nadie más.
“Aunque sea un poco de marketing, lo importante es que se está empezando a mostrar más variedad de cuerpos y eso tiene su valor. Con el tiempo se va a ir mostrando más y más. Es un proceso”
La presión hegemónica en la moda y la necesidad de que haya cuerpos diversos
–Hablemos de salud y alimentación. Muchas modelos siguen sufriendo desórdenes alimenticios para adecuarse a los estándares crueles de la moda. ¿Cómo vivís en lo personal esa presión?
–Esto es algo muy triste. Siento que tiene que cambiar ya. En mi caso nunca me exigí, fui muy delgada toda mi vida. De niña hasta me molestaba. Pero me pone muy mal ver cómo muchas chicas sufren y ponen en juego su salud física y mental por esa presión de estar flacas. Creo que lo primero es el bienestar y la salud, y si este trabajo te lo impide, es mejor no hacerlo. De todas formas, tendría que cambiar la manera de mostrar mayormente a modelos muy delgadas: tiene que haber más variedad de cuerpos en las pasarelas.
–¿Y cómo planteás tu alimentación?
–Pasta y helado. El goce va primero. Obvio que me encanta comer frutas y verduras también, pero la realidad es que como lo que se me da la gana.
–¿Creés que la industria de la moda comienza a entender nuevos parámetros cuando habla de diversidad y pone en sus tapas “cuerpos diversos” o solo se trata de pose y marketing ante los tiempos que corren?
–Puede ser que sea marketing, pero si el público lo pide, no les queda otra que cambiar. Lo importante es que se está empezando a mostrar más variedad y eso tiene su valor. Con el tiempo se va a ir mostrando más y más. Es un proceso. Y me alegro por este cambio que está empezando a suceder.
La música, sus breaks en Tigre y el legado familiar
–¿Qué es lo que más te inspira a la hora de componer música y cuál es la influencia en este material?
–Me inspiro en mi vida cotidiana, en los distintos estilos de vida que se me van planteando constantemente. Tengo momentos de mucha adrenalina subiendo a un avión detrás de otro. Y otros momentos de calma, de contemplar la naturaleza y disfrutar de mis seres más queridos.
Empecé a componer el álbum estando en cuarentena, cuando lo que más extrañaba era ir al río en el Delta. Y más adelante empecé a viajar muchísimo, momentos en los que también extrañaba mucho mi ciudad. Así que el álbum combina bastante estos dos sentimientos de anhelo.
“Respecto a la vida social, tengo mis momentos. Cuando estoy afuera me encanta juntarme con las demás modelos y chusmear de la Fashion Week, y también me gusta pasear sola y descubrir lugares nuevos. Instalarme en algún museo durante horas o ir a un parque a relajarme”
–¿Cómo se vive hoy la herencia de ser una Madelaire? ¿De chicas cómo experimentaban con tu hermana –la artista plástica Iara Kaumann– la popularidad de tu mamá, una mujer tan vanguardista?
–Mi mamá siempre fue una gran inspiración. Nos crio de una manera muy linda, con mucho estímulo artístico. Nos enseñó a poner nuestra pasión adelante, a dedicarnos a lo que nos gusta, a expresarnos y a no tener miedo a ser artistas. Con mi mamá tenemos muy buena relación, es mi amiga.
–Tu madre ha contado que tu nombre tiene que ver con Lemanjá, la diosa del mar y la femineidad, y con la luz. ¿Cómo esa simbología que le dio ella a tu nombre sentís que caló en vos?
–¡Sí! Nací el mismo día en el que se celebra a Lemanjá, la diosa del mar, que es el 2/2/2000, así que siempre sentí muy poderoso a ese número. Además tengo una conexión muy fuerte con el mar, el río y la naturaleza en general. Para mí es muy necesario dedicar parte de mi tiempo a disfrutar, admirar y cuidar estos paisajes. Es una gran inspiración.
