Desde el inicio del reality, Romina Uhrig habló de sus hijas y expresó lo difícil que fue para ella dejarlas afuera. Hace algunas semanas, cuando ingresaron los familiares a la casa, la ex diputada esperaba ver a las pequeñas pero no pudo cumplirse su deseo, ya que se trataban de menores de edad.
En esta oportunidad, y como premio por haber llegado a la final de Gran Hermano, las tres pequeñas pudieron ingresar por un rato a la casa y pasar un momento junto a su madre. Al abrir la puerta del SUM, Romina rompió en llanto y corrió a abrazar a sus hijas, mientras las pequeñas emocionadas le correspondían el abrazo.
"Ustedes llegaron a una instancia. Dejaron su vida afuera y yo les había dicho que iban a poder reencontrarse con su familia. Ustedes van a tener ese reencuentro, pero quiero que me ayuden en algo: hoy les pido a Marcos, Nacho y Juli les pido que la abracemos mucho a Romi porque está a pocos pasos de Mía, Feli y Nina”, dijo el conductor minutos antes del reencuentro.
Durante algunos segundos todo fue llanto y emoción, mientras todas se fundieron en un interminable abrazo. “Yo vomité ayer porque comí muchos caramelos”, le contó Feli. “Por qué entraste corriendo mami?”, quiso saber después. "Porque quería verlas rápido", le dijo ella. Mientras que la más grande le contó sobre su fiesta de egresados.
Luego se pusieron a jugar en el SUM especialmente acondicionado con hamacas y calesitas para el emotivo momento familiar. Romina se preocupó por saber que no les den gaseosas ni golosinas a las chicas. Después le pidió a Gran hermano si podía entrar el cachorro, Caramelo para que las nenas la conozcan.
La charla más reveladora fue entre Mía y Romina: la hija mayor de la ex diputada le pasó factura a la mamá por "enojarse muy rápido" dentro de la casa, en referencia a sus peleas con Alfa, y le pidió que le diga a Julieta, quien se posicionó cómo la favorita de las jóvenes, que mande saludos a sus compañeras de clase