Veintisiete años de historia de amor y trece de casados. Los destinos de Flor de la V y Pablo Goycochea se cruzaron para nunca separarse, siendo una de las parejas más clásicas del mundo del espectáculos. Claves hay muchas, pero en este caso hay una decisión "de vivir la vida de forma relajada y complementándose".
“Fue sin querer. Nunca me hubiera imaginado que iba a suceder. ¿La fórmula? Empezar, dejar que las cosas surjan y nunca ponerle rótulo a lo que iba naciendo entre nosotros. A medida que pasaron los años me di cuenta de que se trataba de la persona con la que quería estar. Cuando nos casamos sentí que era para toda la vida, y lo sigo pensando”, revela Flor a Revista GENTE.
“Cuando encontras a ese compañero que está en las buenas y en las malas… no sé como explicarlo. Soy una bendecida. Es difícil dar con una persona de la que puedas estar enamorada toda tu vida, y a mí me pasa. Por eso siento que soy una privilegiada: por tener un compañero que me apuntala y me conoce mejor que nadie, que me alienta, que me dice cosas hermosas. No es fácil conocer una persona que te guíe porque nuestra vida está muy expuesta. ¡Pablo es de oro!”, agrega la conductora de Intrusos.
Cuando se le pregunta cómo se fue transformando la relación a lo largo del tiempo, contesta: “Pasamos por todas las etapas, pero lo más importante es siempre querer volver a tu casa. Cuando tenés ganas de quedarte en tu hogar, compartir un momento viendo una película, charlar, o salir a cenar… ahí está”.
“Nosotros pasamos de estar como conejos en medio de una pasión descontrolada, a ir mutando. Pero el amor con los años se pone más fuerte. No veo mi vida sin Pablo. Ni me la imagino. Me gusta estar enamorada”, sentencia.
Y remata: “Nos conocemos… nos miramos y ya sabemos qué quiere el otro. Eso es una pareja”.
El filoso análisis de Flor de la V: la lucha sigue
“Lo que está pasando es fruto del enojo de tantos años de malas políticas y de un pueblo empobrecido. Pero, lamentablemente, en ese enojo pagan justos por pecadores. Siento tristeza porque estamos retrocediendo, en lugar de avanzar. Como cuando uno escucha discursos de odio que bajan desde lo más alto de la cúpula política hacia los colectivos LGBTQ+ o a las disidencias... Después nos preguntamos por qué pasan ciertas cosas y la violencia crece”, enfatiza Flor.
De esa forma, una de las grandes referentes del país en materia de diversidad alza la voz, refiriéndose a cómo el contexto actual deriva en que se pongan en peligro ciertos derechos conquistados, y alzando la voz para recordar a las primeras referentes del colectivo: "Hicieron un trabajo clave a la hora de abrir caminos de inclusión", sostiene a la distancia.
“La primera Marcha del Orgullo se hizo en 1992, pero había muchas activistas trabajando desde antes. Lo que simboliza Cris Miró, por ejemplo, es que por primera vez una mujer trans ocupó un lugar impensado hasta entonces. Hizo algo disruptivo. Y pronto se puso sobre la mesa un debate interesante que tiene que ver con las disidencias. Vos ves la mesa de Mirtha y las cosas que le decían a Cris… A mí luego también me pasaba exactamente lo mismo. Es un fenómeno a analizar”, dice.
“Si con derechos cuesta, imaginate en esa época. Hay pocos países en el mundo en donde una persona trans como yo trabaja desde hace tanto tiempo. Ya casi tengo treinta años de visibilidad. Hay niños que crecieron conmigo en la pantalla, y eso es algo bueno para la sociedad porque genera una imagen en la que hay gente que se puede sentir representada”, agrega.
Fotos: Jonathan Petit (Foto Call me Petit)
Retoque digital y tapa: Darío Alvarellos
Agradecemos a: Autoridad de Turismo de Aruba (@arubabonbini), especialmente a Amayra Boekhoudt, Johana Santiago y Soledad Lladó; a Divi & Tamarijn Aruba y a IMÁN por el look de Flor de la V