El presente de popularidad y éxito en el trabajo es un aspecto muy distinto al que vivió hace unos años Esteban Lamothe. Si bien no pasó necesidades, rebuscársela para cumplir su sueño lo llevó a trabajar en distintos oficios: se desempeñó como mozo en un reconocido restaurante porteño y también fue pintor.
Y justamente en este último empleo los caminos de la vida lo llevaron a que su figura perdure para siempre… antes de que la gente lo empiece a reconocer por su profesión de actor.
“Si cualquier persona que está escuchando este programa se dirige a un punto exacto de la ciudad de Buenos Aires cerca de la Costanera en donde hay restaurantes, ¿puede ser que a esa persona se le pueda observar el cuerpo desnudo de Esteban Lamothe?”, se preguntó Diego Leuco que tenía como invitado al artista en su ciclo de Radio Mitre.
“Si, estas en lo correcto. En una época alternaba el trabajo de mozo con el de pintor. Yo pintaba casas. Trabajaba con la Dole, una chica que era de mi pueblo, y su hermano. Ellos agarraron el curro de Tierra Santa para hacer los muñecos porque ella era habilidosa con las manualidades”, reveló.
El actor contó que en el parque religioso “necesitaban el molde de Jesucristo” y que su aspecto era el ideal para esa tarea. “Yo en ese momento pesaba unos diez kilos menos y lo hicieron con mi cuerpo. Una pesadilla”, detalló. “¡El cuerpo de Jesucristo que está en Tierra Santa es el cuerpo de Lamothe!”, exclamó Leuco. “Si, soy yo. Pueden ir a verme ahí”, retrucó el invitado.