A su joven edad, a Bautista Ortega le tocó sortear un momento difícil cuando tuvo que acompañar a su mamá, Ana Paula Dutil, en el duro momento que vivió a raíz de un cuadro de depresión y alcoholismo. Superado todo esto, tuvo que sentir la experiencia de resetearse. “Necesitaba un cambio de aire. Me sentía perdido en Buenos Aires”, confesó. Esto lo llevó el año pasado a mudarse a Estados Unidos, donde trabajó en un restaurante como mesero y jugó en el Miami Unites Futbol Club.
“Jugué, quedé y me lesioné. Por eso me tuve que volver acá. Ando un poco mal de la rodilla, tratando de mejorarme. En eso soy bueno, pero siento que de chico no le metí la energía que debía y ahora estoy un poco grande para pensar en un futuro relacionado al deporte de manera profesional”, contó el también hijo de Emanuel Ortega a Revista Gente.
El joven de 23 años estuvo unos siete meses en la extravagante ciudad en la que vivió casi la mitad de su vida. Allí se reencontró con amigos, pero reconoció que la soledad le dio la oportunidad de tener espacios de introspección que fueron ideales para poder sortear el momento que estaba atravesando.
“Volví y estoy más contento. “Fue un desafío para conocerme más. Me descubrí de una forma más íntima, aprendí a estar solo, a tener mi espacio propio. Ahora mi plan es quedarme acá y armar un futuro. Lo que me pasa es que no termino de decidirme para dónde quiero ir. Tengo a mi papá que es músico y laburo en el estudio con él. Como hobby me re gusta, pero no sé si me quiero dedicar a eso. Toda mi vida me tiré más por el deporte. Por ahora estoy haciendo cursos de edición de video, producción musical y periodismo deportivo. Muchas cosas a la vez porque me gusta aprender de todo, pero no me entusiasma hacer una carrera”, explicó a Revista GENTE.
Y siguió: “Hoy la música está presente desde que nací. Me crié aprendiendo a tocar instrumentos. Lo probé, pero no me llevó a una instancia en la que pueda decir que me encanta o que era una vocación. Probé edición musical, producción… toco guitarra, piano, ukulele. Trabajo desde hace tres años con mi abuelo en el armado de los escenarios de sus shows”.
Bautista Ortega habló del duro momento que vivió su mamá
En un reportaje con Blender, la ex modelo había contado a corazón abierto: “Yo no tenía ganas de nada, de nada, ni siquiera enojo tenía. ¿Y qué pasaba? Mis pensamientos eran muy oscuros, todos malos pensamientos. Lo que yo hacía era tomar alcohol, dormir todo el día. Tomaba, tomaba alcohol y dormía, dormía todo el día. Lo hacía para callar esa cabeza, porque también estaba eso”.
“Su peor etapa duró un año entero -relata el joven-. Yo no salía de casa para no dejarla sola. Tenía miedo. Ella es lo más importante que tengo en la vida. Por aquel entonces compartíamos el cuarto. Yo me encerraba porque quería que esté bien. Me encontraba a disposición por si necesitaba algo. Todos los días tomaba alcohol a escondidas, pero a nosotros nos decía que no lo hacía. Terminé entendiendo que se trataba de una enfermedad que no podía controlar, pero me dolía que nos mintiera a mí y a mi hermana”, confiesa.
-¿Te enojaba?
-No diría enojo… me decepcionaba. Un día le dije: “Me partís el corazón”. Me hubiera gustado que me comunique que el alcohol la ayudaba a suplir ciertas cosas, para poder sentarme al lado suyo y ayudarla en el momento en que quería recurrir a eso. Pero cuando salíamos aprovechaba y se ponía a tomar. Me lastimaba mucho.
-¿Esta problemática la lanzó a situaciones límite?
-Sí. Después vinieron tres o cuatro intentos de suicidio. Me acuerdo particularmente de uno, porque estaba en el gimnasio y mi hermana me llamó desde una sesión de fotos para decirme que mamá se había comunicado con ella para contarle que se quería suicidar. Yo estaba a quince cuadras. Agarré todas las cosas y empecé a correr. Nunca corrí tanto en mi vida. Cuando abrí la puerta del departamento la encontré tirada en el piso con pastillas por todos lados. Fue muy shockeante.
-Una situación fuerte para vivir a los 20, cuando quizás uno no tiene todas las herramientas para saber cómo actuar...
-Tal cual. Yo era un pibe. Todo el tiempo me pedía que no le cuente nada a mi papá. Por el amor que le tengo, le decía que no iba a decir nada y que por favor deje que la cuidemos nosotros. Eso me llevó a encerrarme. Siento que me terminé deprimiendo con ella. Por todo lo que pasó el alcohol me genera rechazo. No quiero en mi vida eso. Ni me le acerco.
-¿Cómo viviste el hecho de que haya decidido contarlo públicamente?
-No me molestó que lo haya hecho. Hablando sanás las cosas. Por eso le pedía que se comunique. Si esto ayuda a otras personas que están pasando por lo mismo, me pone contento.