Susana Giménez siempre marcó su debilidad por su nieta Lucía Celasco. Puertas adentro, en la intimidad, en las charlas con amigas, admite que le ve un gran futuro como empresaria. Cada vez que se va de vacaciones la invita, necesita tenerla cerca. La aconseja, mantiene una relación digna de una abuela con su nieta y la señala como la luz de sus ojos. En más de una oportunidad admitió que a medida que Lucía crece, más se parece a ella.
Es tal lo que siente, que Susana decidió hacerle un regalo especial a su nieta. Según contó Yanina Latorre en Los Ángeles de la Mañana, le obsequió una casa ubicada en José Ignacio, cerca de Punta del Este, valuada en un millón de dólares. “Todavía no se la entregaron. Están con los trámites. No la pagó muy caro por lo que salen las propiedades ahí...”.
Según informó Latorre, luego de que Giménez vendiera La Tertulia, la mansión ubicada a 15 kilómetros de Laguna Garzón, decidió invertir en propiedades para su familia parte de los 4.6 millones de dólares que obtuvo por la transacción. La diva casi no vivió allí y desprenderse de ella fue un gran alivio.
En cuanto a Lucía, cada día afianza más su relación amorosa con Gianmarco Dolce, el hijo de la destacada modelo Bárbara Durand. Los chicos pasan mucho tiempo en Uruguay. Él se hizo muy compinche de Giménez y esto cimentó una gran relación familiar. “Hace más de un año que se conocen los chicos y están yendo y viniendo. Están muy enamorados, prácticamente instalados en la casa de los Dolce”.
“Susana es muy generosa con ellos, por eso le regaló una casa a Lucía para que pueda estar con su novio. La casa les viene muy bien, sobre todo por la playa, la intimidad y porque estarían cerca de ella”, finalizó la panelista de Ángel de Brito.