La muerte de Cacho Fontana dejará un gran vacío en los medios de comunicación. Fue una verdadera figura en el mundo del espectáculo, trascendiendo las barreras de la radiofonía, lugar en el que se produjeron sus inicios. Transmitió partidos emblemáticos, fue escuchado por millones de personas y la atención del público también se puso sobre su vida personal: tuvo grandes amores y algunas relaciones que fueron verdaderamente escandalosas.
Uno de los capítulos más escandalosos de su vida se generó en Mar del Plata cuando un fotógrafo de GENTE captó a Nancy Herrera, que estaba en pareja con Alberto Olmedo,a bordo del auto de Cacho Fontana el 6 de febrero de 1987.
Si bien las caras no podían verse a través del parabrisas porque se dieron vuelta, la chapa patente C1328574 del Peugeot 505 con el que se movilizaba el locutor en La Feliz terminaron delatando todo. Se dirigían a un albergue transitorio para tener un encuentro íntimo.
La tapa de GENTE que contenía ese material, una verdadera bomba para la industria del espectáculo, generó una amplia repercusión y le dolió en el alma a Olmedo al enterarse de lo que estaba ocurriendo. “¿Qué pasa entre Cacho Fontana y la mujer de Olmedo?”, reza el titulo de la publicación.
Sandra Jacobson, la periodista que estuvo a cargo de la cobertura, reveló que por esos días intentó pactar una entrevista con Herrera y que ella se negó a darla. Puso como condición sumar a Susana Romero. Finalmente la nota se hizo y Nancy hasta se animó a hablar de amor.
“Tiene un año más que Olmedo. Tiene hijas mujeres y dice que conmigo va a tener un varón. Es de la farándula, pero no es actor. Vive en el Hermitage y está haciendo temporada”, confesó. La deducción que hizo la comunicadora fue la más lógica: Cacho Fontana.
Lo cierto es que la confirmación del encuentro en donde Claudio Divella sacó la famosa foto vino por parte de la propia protagonista que terminó entregando los detalles del momento en el que se iba a encontrar con el conductor radial. La imagen se hizo, se envió a Capital Federal y ocho horas después, en la sede de Editorial Atlántida, se confirmó que la toma era publicable. Nancy Herrera dijo que no era la que estaba en el coche.