Boneta dialogó en exclusiva con GENTE sobre la magia del personaje que le cambió la vida y cómo el coronavirus afectó las jornadas de grabación.
Diego Boneta (30) charló en exclusiva para la edición impresa de Revista GENTE sobre el éxito de las dos temporadas de Luis Miguel, la serie, producción que rompió récords de audiencia en la plataforma Netflix, y en la que el propio 'Rey Sol' desarrolló su propia historia desde el rol de Productor Ejecutivo.
–Interpretaste a Luis Miguel de joven y de adulto, ¿cuál de ellos se te complicó más?
–El adulto, absolutamente. Aunque fue muy importante descubrir diferencias claras entre ambos: en el cuerpo, en la voz, en la energía… ¡Hasta me tocó interpretar el mismo día al de los Noventa y el de 2000… Eso hizo que todo fuera todo más difícil (ríe). Igual estoy muy contento porque me tocó un equipo increíble. Bill Corso, quien creó el maquillaje del Luis Miguel más adulto es un crack total: tiene dos premios Oscar por efectos especiales.
–Se habló bastante de los prostéticos que te pusieron, ¿eran muy incómodos?
–Antes que nada, tengo que hablar del proceso que fue una locura, porque se trataba de seis horas diarias que después, por suerte, pudieron bajar a dos horas y media. Era permanecer sentado en una silla mientras me aplicaban estas prótesis hechas a base de silicona, que son delgadas y bien frágiles. Y, sí, resulta incómodo cuando te las aplican. Cuando ya las tenés, tu cara se acostumbra a la sensación. Así que el chiste consiste en no pensar en ello y actuar sin dejar que tal incomodidad te saque de onda.
–En 2018, antes de que comiencen a filmar, estuviste con Luis Miguel, ¿cómo fue aquello? ¿Te brindó algún tipo de ayuda?
–Fue increíble conocerlo y pasar tiempo con él. Usualmente los actores no tienen la oportunidad de conocer al artista que interpretan en una bioserie porque la mayoría de las veces el artista ya no vive. Así que el simple hecho de haber platicado con él y absorbido todo (admito que me fijaba en “toooodo”) fue un gran honor para mí. Sobre todo porque compartió cosas conmigo que voy a llevarme a la tumba.
–¿Cómo qué?
–(Lanza una carcajada). No podría repetirlas. En especial porque él me aclaró: “Esto no es para la serie ni para que se lo cuentes a nadie, sino para ti’. Fue asombroso contar con esa complicidad.
–¿Pudiste volver a hablar con él antes de la segunda temporada?
–Esta vez no me tocó conversar, pero a los escritores sí, porque hubo todo un proceso enorme de investigación. La primera temporada estuvo basada en un libro, y la segunda, en varias conversaciones con él y con otras personas que estuvieron a su lado en estos años.
–¿Qué es para vos lo más importante en la serie?
–Es y siempre ha sido cuidar la calidad. Por eso nos tardamos tanto tiempo entre la primera y la segunda temporada.
Fue aquel 15 de julio de 2018, cuando se emitió el último capítulo –el número 13– de la primera temporada, dejando cómo principal interrogante qué sucedió con Marcela Basteri, la mamá de Luis Miguel desaparecida en 1986. Los espectadores pensaron que la segunda se sumergiría de lleno en ese misterio internacional que provocó tantas teorías.
Sin embargo, Boneta explicó al periodista Javier Ponzone por qué no fue así: “La última temporada es sobre lo que le pasa a Luis Miguel después de saber lo que le pasó a su madre. Es ver su lado más humano, sus conflictos y sus contradicciones, ya que comete errores intentando hacer lo mejor que puede… Lo curioso es que la gente no tenía ni idea que los momentos más difíciles de su vida fueron clave dentro de su carrera. Es como que cada éxito profesional estuvo acompañado por una tragedia personal igual o más fuerte”.
–En uno de los capítulos se ve que en 2005 tuvo un problema en el oído, lo que le generó un fuerte desequilibrio físico y emocional, ¿cómo abordaste la cuestión?
–Fue parte del trabajo que hice con Juan Carlos Corazza, mi acting coach, que, por cierto, es argentino. Él está en Madrid, España, y también es maestro de Javier Bardem, uno de mis actores predilectos. Y fue gracias al trabajo que hicimos juntos que pude dejar a Diego un rato y meterme en los zapatos de Luis Miguel en profundidad. Nosotros vimos muchísimos videos de entrevistas y conciertos, analizamos escena por escena y trabajamos la edad en el cuerpo. Porque un año en la vida de Luis Miguel es como un año de los gatos: una década se siente y pesa como treinta. Trabajamos mucho para caminar de maneras distintas y jugar con la voz, hasta encontrar algo con sentido. Y eso lo logramos con tiempo. Sin dudas, su ayuda fue esencial para mi personificación de Luis Miguel.
–¿Qué es lo que más disfrutás de interpretar a semejante artista?
–Que demanda de todo: tener que cantar todos los temas (algo tan increíble como difícil), profundizar el lado actoral, la corporalidad, los gestos, transformarte… Lo demandante que resulta desde todos los ángulos. Por otro lado, a mí me vuelve loco porque soy muy fan de su música.
–¿Cuáles son tus tres temas favoritos?
–¡Uf! 'Por debajo de la mesa', 'Suave' y 'Hasta que me olvides'. Pero van cambiando día a día. Estos son los de hoy.
“Como cantante yo hice un trabajo muy fuerte, pero sólo hay un Luis Miguel y una voz tan hermosa como la de él”, señala con honestidad Diego Boneta quien arrancó a cantar a los once años, igual que su representado en la serie de Netflix, y quien, allí, además puso su voz a todas las canciones.
Al respecto, Diego comenta: “Yo llevo veintidós años cantando, pero carezco de la voz de Luis Miguel. Me esforcé mucho para acceder y acercarme a sus tonos originales, pero no es nada fácil ya que hasta nuestra anatomía es diferente. Igual, fue un trabajo increíble que se escucha pero no se ve, porque no hubo cámaras que registren todo el trabajo detrás de cada track”.
–Vos fuiste el que anunció la interrupción de las grabaciones por el Covid-19 con un simpático video de Instagram, ¿cambiaron algo esos meses de paro?
–Sí. A todo el equipo le quedó muy clara la seriedad de esto y, si lo pudimos concretar, fue gracias a su disciplina, seriedad y compromiso. De hecho, otras producciones que se estaban filmando al mismo tiempo debieron cerrar varias veces. Nosotros, en ese sentido, tuvimos muchísima suerte.
–Se comentó que la temporada bajó cinco capítulos, hasta llegar a 8, justamente por la situación sanitaria, ¿es así?
–No. El plan siempre fue filmar la cantidad que quedó, ocho episodios. ¡No recortamos!, hicimos todo lo previsto. Y esto también te lo puedo confirmar como productor de la serie: es algo que nos enorgullece aún más.
–Te hago una última pregunta…
–Te escucho.
–Si a la vuelta de la esquina te cruzarás a Luismi, ¿qué le dirías?
–Pues de entrada haría un catch up (en español: “me pondría al día”), porque hace tiempo que no nos vemos. Y nos echaríamos un vinito o un tequilita, por todo lo que vivió, porque, la verdad, la suya ha sido una vida dura.
Fotos: Gentileza Netflix