Dueña de uno de los apellidos más conocidos del país, Defina Burlando intenta escaparle al mandato familiar y hacer su propio camino. Sin embargo, hay cuestiones de sangre que no se puede modificar y que tiran mucho más que cualquier otra decisión. Coqueteó con el mundo artístico (aún no le cierra la puerta a ese rubro), pero encontró su lugar en la abogacía.
Entre Tribunales, el estudio jurídico y su vida privada, Delfina se hace un lugar para hablar con GENTE. Su predisposición y simpatía deja al descubierto su calidad de persona, esa que siempre pregona su papá, Fernando Burlando, cada vez que habla de sus hijas. Delfi, de 25 años, tiene una hermana mayor, María, de 28.
Fernando, por su profesión, es una fuente de consulta constante. Que tenga en su poder causas de personas famosas hace que indefectiblemente no se pueda despegar de su costado mediático. Su hija menor lo vive con cierta tranquilidad, sabiendo que a él también le gusta ese perfil. “Me da lo mismo, me gusta que maneje su vida como quiera. Lo entendí de grande lógicamente. A veces la exposición lo excede a él y puede recaer en otras personas, pero no es su culpa. Todo lo que haga, si lo hace feliz para mi va a estar bien siempre”.
Estudió en el Colegio Eucarístico de La Plata, y cuando finalizó el secundario, comenzó a estudiar Derecho. “Siempre fui bastante justiciera de chica. Me atraía la profesión, pero quizá no lo pensé tanto tampoco, como que ya sabía que iba a ir por ahí por el peso familiar y social que generalmente influye bastante”.
Apenas terminó la facultad empezó a trabajar en el Estudio Burlando. Allí las reglas son iguales para todos y no hay conciliaciones posibles. “En el estudio se trabaja y él es mi jefe. Lógicamente por mi edad y mi corta experiencia a veces se mezclan las cosas”.
Por otro lado, remarca con un ejemplo lo que parece ser de una manera pero que, en realidad, es de otra: “Generalmente la gente piensa que trabajar en familia es más simple, pero lo cierto es que por momentos se torna más complicado, sobre todo cuando tu jefe/padre es muy estricto y exigente a la vez”.
Es una apasionada de la profesión. La lleva en la sangre y la ejerce como tal. “La verdad es que a veces me cuesta mucho llevar a cabo mi trabajo sin involucrarme con él/la cliente. Pero con el paso del tiempo fui aprendiendo bastante y hoy te digo que lo que más me satisface es poder ayudar y que reconozcan mi trabajo”.
Entre el arte y la fama
En plena adolescencia, hace seis años, incursionó en el mundo de la música y el teatro. Fue una etapa de la que disfrutó y que le permitió crecer en varios aspectos de su vida. “Tenía una banda de cumbia pop, en realidad tuve dos; 'Los del código' y 'Grupo corazones'”, recuerda con cierta nostalgia.
“Fue una etapa de mi vida muy linda y divertida. Me ayudó mucho a relacionarme y a perder el miedo en varios aspectos. Además de todo eso fue una gran experiencia, amé esa etapa, no me arrepiento de nada”, agrega la abogada que también tiene entre sus pasatiempos los deportes extremos y la fotografía.
También se subió a las tablas, tuvo el privilegio de mostrar sus cualidades en Calle Corrientes, con dos obras infantiles. La más conocida se llamó Zoo Ilógico, un musical que realizó en 2016. “La verdad es que el mundo artístico me seduce bastante. Me gusta salir un poco, cambiar de aire de lo que es mi profesión donde la mayoría del tiempo se trabaja en un contexto de “solución” y conflicto, intenso…”.
—¿Cómo te llevas con el mundo de las redes sociales?
—Tema redes... complicado. Nunca tuve intensiones de generar polémica ni tener seguidores. En ese sentido, de hecho, soy bastante relajada, obviamente que con el tiempo le tomé el gustito. No soy modelo, si tal vez juego con eso de mostrar emprendimientos, tomarlo como un hobbie en mi vida, pero nada más.
—¿Estás de novia? ¿Tu papá es muy celoso?
—No hablo de mi vida privada (risas). Si, estoy de novia hace ya casi un año y medio. Mi papá siempre fue un papá celoso, pero no al punto de influir en mi vida. en ciertas cuestiones no se mete, me deja ser y vivir mi experiencia.
—¿Cómo es un día en tu vida?
—No suelo tener una rutina diaria ya que en el estudio no hay horarios laborales pactados puntualmente, hay días que se trabaja con una jornada laboral normal, como no. Los días de cita se termina tarde, entonces trato de acomodarme al trabajo. Tal vez entrenar a la mañana, me baño me cambio voy a trabajar y luego a la tarde noche llego a mi casa para cenar con la familia.
—¿Qué relación tenés con tu hermana?
—Somos el agua y el aceite, pero a su vez logramos complementarnos. Es tres años más grande, súper tranquila, diseñadora tiene una marca de ropa que se llama ESTUDIO LEWE, a veces me gusta involucrarme con ella y ayudarla y aprender. Es brillante de verdad en lo que hace. Tiene muy buen gusto a mi parecer.
—¿Tener el apellido Burlando es un peso, una responsabilidad o una llave que abre puertas?
—Como te imaginaras, es todo eso. En la época de la facultad lo sufrí muchísimo, de hecho, estoy haciendo un posgrado y lo sigo padeciendo a veces, no es fácil que la gente entienda que somos dos personas distintas. Pero entiendo que esto es parte del aprendizaje y de mi crecimiento que con el tiempo llegaré a ser mejor profesional y por sobre todo persona. El día de mañana, con otra perspectiva, seguramente lo agradezca.
—¿Cómo te llevás con Barby Franco, la pareja de tu papá?
—La conozco hace varios años y pudimos generar un vínculo. Es la novia de mi papa, por ende es parte de la familia.
—¿Qué es lo mejor que tiene tu papá según tu mirada y qué es lo peor?
—Dentro de sus virtudes destaco su inteligencia, lo que más me gusta es la forma en que se vincula con las personas a la hora de divertirse y lo que más me dejó es que se adapta a cualquier contexto. Es una de las cosas que más me gusta de él. Mi padre no tiene defectos. Ja,ja,ja.