Débora D’Amato reconoce que ser madre soltera por elección no es una tarea fácil, aunque se hace cargo de la decisión que tomó. A las dificultades propias, el agregado a tener que hacer una especie de tetris con sus tres trabajos agrega un condimento especial.
Pero para que todo fluya con armonía, la comunicadora se apoya en figuras clave como su mamá, hermana y amigas que se suman a la ayuda de la niñera que a diario colabora en casa. Aunque, en diálogo con Revista GENTE, reconoce que Lola (5), la mayor, tiene un rol muy activo.
“Siento que, como familia monoparental, nos complementamos mucho a pesar de que las nenas son muy chiquitas. Lola es una pieza fundamental porque me ayuda un montón: es muy compañera de su hermana y colabora para que todo fluya. Cuando llego un poco mas tarde le explica a Charo (2): 'Mamá tiene que trabajar'”, cuenta.
La comunicadora sostiene que Lola “tiene una mamá que hizo todo por tenerla” y que “ella entiende que la familia es así, y va a un colegio super inclusivo con nuevas familias de todo tipo en donde hay dos papás, dos mamás y otra mamá soltera por elección”.
Y revela: “Ve que su situación es natural, y colabora desde su pequeño espacio para que todo fluya. Habla con su hermanita y le dice ‘mamá llega más tarde porque está trabajando’ o le hace compañía”.
Por qué Débora D’Amato decidió tener una familia monoparental
La primera alarma se dio cuando con su última pareja no se cuidaban y no quedaban embarazada. Una amiga, Fanny, vivió un proceso muy álgido de fertilidad en donde las amigas la acompañaron. “Empecé a empaparme en esos tratamientos, sin saber que iba a ser el camino que me iba a terminar llevando a mis hijas. Ahí conocí a Fernando Neuspiller, que indagó en mi caso y me hizo una ecografía en donde encontró tres miomas muy grandes que tapaban el útero y el ovario”, cuenta.
“Potencialmente esa podría haber sido una de las causas por las que no quedaba embarazada. Me tuve que operar porque se puso en riesgo el útero. En el medio me separé, seguí con los estudios y fueron descubriendo otros temas que me impedían ser mamá. Entonces, una vez superado todo, nos pusimos cero kilómetro para ser madre y a los 39 años ya estaba lista”, dice.
Teniendo en claro que ser madre era una de las tareas a concretar en su vida, puso en marcha el proyecto entendiendo que “no tenía novio, no tenía ganas de ‘pedirle ayuda a un amigo’ y lo más honesto era encarar un tratamiento recurriendo a un donante”.
“Las opciones eran con mis óvulos, la ovodonación, donación de embrión o adopción. Lo único que le dije al médico era que no quería perder tiempo, así que iba a avanzar en ese orden. Quería ser madre de la forma que sea. Finalmente se dio con mis propios óvulos”, explica.
El desafío de ser madre soltera, tener 3 trabajos y encontrar el equilibrio
Actualmente, D’Amato participa de lunes a viernes en dos ciclos de C5N, y Net TV y conduce un envío propio en el Canal de la Ciudad. Esto implica desplazarse por distintos puntos de la ciudad, y estar fuera de casa desde la mañana a la tarde.
La situación no es ajena a la de cualquier otra madre trabajadora, pero en su caso hay que tener en cuenta que cualquier desajuste de la dinámica diaria hace que haya que hacer un stop y reorganizar agendas.
Al respecto, reconoce que “uno de mis temores era cómo trabajar y compartir tiempos con mis hijas” y destaca que “cuando empezaron a complicarse las cosas en materia económica, lejos de quejarme, tuve la suerte de que los laburos se dieron de una forma en la que puedo dejar a las nenas en el colegio, cumplir con mis tres trabajos y pasarlas a buscar después de las 17”.
“No nos vemos tanto porque están en pleno proceso de colegio, disfrutando y haciendo amigos. Distinto sería tener que dejarlas en casa”, afirma.
“Tengo el acompañamiento de mi mamá, mi hermana, amigas y la niñera. Hoy estoy organizada. Obvio que, si se enferma alguien, se desarma todo el ‘tetris’. Pero puedo resolver por ese grupo de contención que tengo. Hoy mi vida se cierra a mis hijas, mis mascotas, mi mamá y mi familia. Nada de lo que hago me genera un esfuerzo”, detalla.
Y reflexiona: “Con Lola me pasó de quedarme sin trabajo en plena pandemia. Y desde ese momento se me fueron todos los miedos. Fue un shock de realismo. Tengo dos manos, pies, cerebro y fortaleza para salir adelante. Claro que tengo temores y pie de plomo en algunas cuestiones porque no vivo en una realidad paralela y esta es una familia que solo depende de mi. El único miedo que tenía era perder el trabajo, y lo perdí. Pero salí adelante como tantas minas que lo hacen sin haber querido una familia monoparental”.
Fotos: Alejandro Carra - Retoque digital: Darío Alvarellos
Producción: Jazmín Ochoa
Makeup: Luana Clemente (@luani.makeup), del equipo de Sebastián Correa (@sebastiancorreaestudio)
Agradecemos a Kill Indumentaria (@kill.indumentaria) y Pitti Bimbo (@Pittibimbo)