Laura Novoa tiene una gran trayectoria en televisión, teatro y cine. Sin embargo no pierde la frescura ni la humildad al hablar. Viene de protagonizar Fitz Roy, secretos en la montaña en el Metropolitan y de ponerse en el cuerpo de María Marta Belsunce en María Marta, el crimen del country en Max.
Ahora está presentando Sin salida, el filme del misterioso director Who protagonizado por Minerva Casero, donde encarna a una mujer que es parte de una red de trata. "Mi personaje se llama mamá, la edad lo amerita", dice a Revista GENTE esta mujer que con 54 años no reniega del paso del tiempo y celebra ser convocada "a pesar de su edad".
Sentada en un sillón, contesta amablemente cada pregunta. Y su mente viaja desde la influencia de su papá, Pepe Novoa, hasta la actualidad de su oficio pasando por el talento de su hija Mora, quien tiene un papel chico en la película y la pelea que le inventaron con Leticia Brédice.
"Estrenar una película en este contexto es un privilegio", expresa. Y deja ver parte de los miedos que siente al ver cómo "los derechos ganados" se "están perdiendo". También reflexiona sobre el feminismo y el lugar que ocupa el cine en la sociedad argentina.
-¿Qué podés contar de tu personaje en Sin salida?
-Se llama Mamá... La edad lo amerita. Es muy interesante porque la película es una película incómoda... Es un cine difícil seguramente para todos. Cuando uno hace un personaje de estas características tiene que, en principio, no prejuzgarlo, no juzgarlo con su moral, sino poder realmente hacer como un personaje 3D, como los prismas que tienen muchas lecturas. Y eso traté. No achatarla en el prejuicio que se pueda llegar a tener sobre una persona así. Es una una señora que ha sido también raptada en otro momento y ha pasado por su camino de prostitución y termina a su manera pensando, en su moral equívoca, que ayuda a las chicas.
-Me imagino que meterte en un tema como la trata, más siendo madre de una mujer, debe haberte interpelado.
-Creo que son temas complejos y difíciles que se tocan cuando las papas recontra queman y no queda otra. Como en el caso de Loan, que todos empiezan a hablar y después todos empiezan a callar y no se llega a ninguna conclusión. Esta persona desaparece y todo el mundo después calla y se convierte en cómplice de ese silencio y de eso que pasa. Es interesante dónde interpela en este momento esta peli ¿no?
Es como meter el dedo un poco en la llaga de algo que nadie quiere tocar. Porque, como madre, salís corriendo. O sea, obvio, yo tengo una hija de 23 años que trabaja en la película, hace un personajito.
-¿Es la primera vez que hacen algo juntas en cine?
-No... Ella es actriz, trabaja en cine, en teatro. Ahora hizo la nueva serie de Lali que va a salir. Acá tuvimos la oportunidad de trabajar en la misma peli, no juntas, porque no hicimos escenas juntas, pero en la misma peli. Durante toda su adolescencia, yo tenía, como toda madre, este miedo y esta cosa... Porque uno, además del miedo, no llega a comprender la maldad humana que se maneja en todas estas redes, desde el que la crea hasta el que la consume. Es una locura poder tratar de comprender... Para meterse en un personaje así tenés que pasar todas esas barreras de tu propia moral.
Y también a la vez es como lo más interesante que te puede llegar a dar la profesión de actor: meterse en algo tan distante. Para eso elegimos ser actores para poder vivir un poco la vida de un otro que nos es totalmente ajena y hacerla en ese momento totalmente propia. Entonces es un juego muy interesante.
-Venís haciendo papeles complejos, hace poco te pusiste en la piel de María Marta Belsunce.
-A mí me gustan todos los tipos de papeles, porque me permiten hacer lo que amo, que es actuar y poder poner en esos personajes también algo de mí que pueda aportar a ese raconto. En principio es como el respeto de intentar hacerlos por sobre todas las cosas bien a ultranza, porque soy muy exigente. Pero sí, con el de María Marta tenía que ver mucho con dar luz, alumbrar un poco el caso. Pero la verdad es que me gustan todos los personajes. Ahora voy a hacer una comedia totalmente reídera en Mar del Plata para la temporada y también me encanta.
-Pasan los años y la pasión por la actuación no desaparece.
-Claro. Me gustaría que haya más cine. Estamos en un momento súper difícil. Entonces me parece que es muy importante poder hablar de que estos espacios son importantes, no solo para la industria, que da de comer a mucha gente, sino para el que lo ve. Nuestro cine habla de nosotros tanto aquí como afuera y permite alumbrar algunas zonas oscuras. Y que puedas pensar en los otros, es una empatía. Te metés en una sala oscura a que te lleven a otro mundo un rato. Sea cual fuere ese mundo te aliviana y te hace ver cosas diferentes del tuyo. Entonces son espacios que estaría buenísimo que puedan ser cuidados y recuperados.
-También estuviste con Fitz Roy en la calle Corrientes este año.
-Sí, e hice dos cortos. Uno ganó un premio ahora en el festival bonaerense, que es un corto (Las aguas que bajan magenta) que protagoniza mi hija y lo hicieron los chicos de la FUC. Ella estudiaba cine y ahora estudia Arte de la escritura. Estudia mucho.
Laura Novoa: entre el privilegio de trabajar a los 54 y las conquistas que siente que se están volviendo a perder
Laura celebra trabajar en cine, también ser convocada para obras de teatro. Y lo hace porque sabe que la edad es algo que la aleja quizá de esos papeles protagónicos que ha tenido en su juventud (como en Poliladron, Nueve Lunas, La furia, por nombrar algunos de sus trabajos más recordados). Pero también se muestra preocupada por las políticas del gobierno nacional que en este primer año ha tomado con respecto a la cultura.
"El cine se autofinancia, no es que le saca plata a un comedor o un hospital", sostiene al hablar del cierre del INCAA.
-¿En un contexto como el de hoy ser convocado como actor es un privilegio?
-Sí, totalmente. Más como mujer. En principio, como mujer, con mis 54 años, se achica mucho la posibilidad de los personajes que podés actuar. Digamos que cuando tenés 20 o 30 años... el 90% de las historias que se cuentan son de ese rango etario. Entonces te queda un 10%, pero encima ahora que el cine está como está... Es un honor, un privilegio estar trabajando y estoy súper agradecida.
-Hoy los actores están atravesando una fuerte crisis.
-Creo que el trabajo dignifica y a todos nos gusta estar trabajando. Este junket de prensa para mí hoy es una fiesta. Antes, quizás, cuando se hacía tanto era: "Uh, bueno, uno más". Y ahora es una fiesta, es un espacio donde poder hablar, decir, que te puedan preguntar, alabar tu trabajo y compartir lo que uno más quiere en el mundo que es el trabajo que uno hace. Yo elegí esta profesión porque amo actuar. Entonces es muy triste cuando no podés hacerlo.
-¿Por qué pensás que este gobierno se empeñó tanto con los artistas?
-Me parece que igual de todas maneras es como esta necesidad humana que se está teniendo como de que el otro es tu enemigo porque piensa distinto. Hay una miseria súper grande con respecto a eso y no te deja pensar. Hay que comprender que el otro, aunque piense distinto, es un otro que no quiere hacerte mal. Es infantil pensar que el otro es un enemigo y tratar de buscar un chivo expiatorio a quien colgarle el cartel de culpable. De hecho, todo esto que han hecho con el cine de: "Con la tuya y esto" y es como una falta de educación, de coherencia, de realidad. O sea, el cine se autofinancia a sí mismo. No es que el cine le saca la plata a un comedor o un hospital. El cine se autofinancia.
Entonces, por qué destruir algo que se autofinancia. Es muy raro, es como una necesidad de colgar carteles de culpables para poder quedarse exento de culpabilidad.
-Parece algo más complejo, ¿no?
-Sí... Tanto lo que está pasando con el arte como también lo que está pasando con todas las ganancias del feminismo que hemos tenido. Ya sea el aborto, con las otras diversidades, la lucha por el matrimonio igualitario, la marcha el orgullo. Tantas cosas que habíamos ganado. Tanta luz, siento que llamó a un montón de oscuridad.
-Como claroscuros.
-Me deja muy tranquila que "esto también pasará". Me parece que tenemos que aferrarnos a que esto también pasará porque hay como odios que se despertaron con respecto a tantas luchas ganadas, de la empatía, de pelear por el otro, de ver al otro... Tenemos que ser empáticos con nosotros y también con nuestro medio ambiente, que es el que nos está mostrando que estamos totalmente equivocados desde lo micro a lo macro... Lo que está pasando con lo ecológico es como una...
-¿Señal?
-Una señal de que hay algo que tenemos que cambiar y que quienes nos están dirigiendo no están haciendo las cosas bien. Hay tantos intereses económicos que la ecología era como algo snob y moderno de los pibes jóvenes y decís: "No, macho, acá hay un problema". Creo que hay algo de la política que tiene que estar cambiando, tiene que haber una bisagra donde los partidos políticos tienen que ser más humanos. Tenemos que tener una humanidad con el medio ambiente y con las otras personas.
-También hay algo de enemistar a las mujeres. Hace poco dijeron que se habían peleado con Leticia Brédice.
-Una estupidez. Sí, sí. Pero eso además es como tan viejo que uno piensa que no va a volver a pasar nunca. Nos adoramos con Leticia, nos cagamos de risa de eso. Pero de alguien surgió y encima cuando a mí me llamaban y me preguntaban y yo decía: "No". Los tipos igual seguían con que sí. Entonces digo: hay algo tan machista ¿no? Porque pensar que si en un elenco hay un conflicto va a ser entre dos mujeres... Es estúpido, chicos. Siento que de golpe hay normas como de 1ro A. Decís: "Esto ya lo pasé". Es obvio que si Letu se bajó del proyecto es porque no arregló plata, le vino algo que le convenía más o lo que sea.
Es como un retroceso. Pero también es obvio que que cuando ganamos la Ley del Aborto todos iban a estar a favor y de golpe hay gente que hoy por hoy dice que no. O que es obvio que hay que dar educación sexual en los colegios, o que es obvio que una persona que tiene una relación afectiva con una persona del mismo sexo se pueda casar.
-De todas maneras, las nuevas generaciones ya están creciendo con esas creencias.
-Lo que me ha asombrado mucho es que gente de la generación de mis hijos no lo tenga tan obvio. Entonces decís: "Ah, bueno, hay que seguir trabajando, amasando la humanidad, la bondad, la humanidad, la empatía". Te sorprenden sino algunas cosas del medio, del machismo, del machirulaje, que uno pensaba que ya estábamos mejor. Pero bueno, me tranquiliza saber que esto también pasará y que vamos a volver a estar mejor.
Laura Novoa y la mejor enseñanza que le dio su padre
Laura supo que quería actuar desde muy chica, pero recién pudo hacerlo a los 18 años. Su padre, el conocido actor Pepe Novoa, le había puesto una condición para que siguiera su mismo camino: que terminara sus estudios.
Si bien en el momento ella "detestó" esa condición, hoy, a sus 54 años, la agradece. "Cuando arranqué tenía mucho estudio encima y venía del anonimato. Dos cosas que me sirvieron mucho en mi carrera", dice.
-¿Qué lugar ocupó tu viejo en tu profesión?
-Mirá, en principio, ocupó un lugar que hoy en mi vida agradezco un montón, porque hay cosas de esta profesión que las podés aprender solo estando adentro. Y esto de la humanidad, de entender que es un trabajo de equipo, de poder respetar tanto al técnico como al actor, que es un partido que juegan todos y que quizás solo muestran la cabeza los actores, pero que es un equipo, lo aprendí de él.
-Leí que cuando eras chica tuviste que convencer a tu papá para trabajar de esto. Ahora que pasaron tantos años, ¿te acordás cómo fue ese momento de decir: "Yo quiero dedicarme a esto"?
-Me pasaba que mi viejo hizo algo que en ese momento detesté y que era que hasta los 18 años yo no podía ser actriz porque tenía que terminar la secundaria. Entonces empecé a estudiar desde muy joven y ya cuando salí al ruedo, a los 18 años y un día, ya tenía mucho estudio y tenía mucho anonimato encima. Creo que hay algo del anonimato en toda la parte de la adolescencia que es fundamental para después estar parado en esta profesión. Es lo que yo hago cuando coacheo: enseñarles aquellos trucos a los chicos que recién empiezan, que van más allá de cómo llegar o cómo componer el personaje, sino en cómo moverse en el medio... Cómo poder comprender que sos un engranaje más. Es como una orquesta.
-¿Qué otras cosas aprendiste de tu papá?
-Hay algo de lo que yo estoy muy orgullosa de mi papá. Me hizo comprender que un actor no es solo un actor desde el punto de vista de la farándula, que tanto te hacen creer a veces los medios, de "sos famosos". También sos un comunicador social y ése es el rol. Sea cual fuere. Digo, me parece que la entrega del Martín Fierro último fue como una demostración de esto: todos tenían algo para decir, de un lado o del otro, no importa, pero hay algo para decir. El actor es eso: es un poco como un comunicador social y una voz. Es importante no acallarla.
Fotos: Diego García
Retoque: Julieta Scavino