Si bien La reina Charlotte: una historia de Bridgerton deja en claro desde el primer momento que se trata de una "ficción inspirada en ciertos hechos reales", hay un gran misterio que envuelve a la historia de la protagonista. Es que, entre los detalles que se marcan en la serie (y que difieren con la historia), está la polémica de si la reina efectivamente fue negra o si esto es falso.
El misterio de la Reina Charlotte y su afrodescendencia
La teoría de que la reina Charlotte era de raza negra surgió en 1997. Mario de Valdés, quien se describía a sí mismo como "un historiador de la diáspora africana", postuló que "al menos 492 líneas de descendencia pueden rastrearse desde la reina Charlotte" hasta el "hijo ilegítimo del rey Alfonso de Portugal y su amante mora".
Basó este argumento en lo que él percibía como "sutilezas en la coloración y la estructura ósea facial de los individuos de ascendencia africana", señalando un retrato del pintor oficial de la realeza Allan Ramsay. Sin embargo, otros historiadores han argumentado que la teoría del historiador no es concluyente.
Asimismo, hay quienes aseguran que la afirmación de que la reina Charlotte es en parte "mora" es "completamente infundada", ya que el término no se refería necesariamente a una persona de ascendencia africana, sino que era un término utilizado para los habitantes, negros, blancos o no, del imperio moro en el norte de África y España.
Las incongruencias de la serie de Bridgerton
Por otra parte, GENTE enumera otras incongruencias que aparecen en La reina Charlotte: una historia de Bridgerton, la serie de Netflix que lidera el ranking de lo más visto en la plataforma.
Sobre esa línea, en la saga de Los Bridgerton se aprecia a una Reina Charlotte, interpretada por Golda Rosheuvel, que dominaba a la sociedad con su mirada gélida, sus imponentes pelucas y sus lujosos vestidos. A su vez, también se aprecia un Londres reinventado e integrado racialmente.
Sin embargo, la primera incongruencia en la historia se da durante la época de la Regencia, de 1811 a 1820, ya que no era ni de lejos tan diversa ni integrada como señalan en la narrativa de ambas series. De hecho, la esclavitud no se abolió en Inglaterra hasta 1833 y la gente de color estaba relegada al trabajo doméstico. Algo que en la ficción de Netflix omiten, mostrando en cambio una aristocracia afrodescendiente que empieza a ganar mayor terreno en cuanto a derechos o libertades.
Qué coincide de la serie con los hechos históricos
Antes de continuar, alertamos a los lectores que es posible que se spoileen algunos datos de la serie de la Reina Charlotte.
Ahora sí: algo que coincide a la perfección con la historia es el comienzo de la narrativa de la ficción de Netflix. Es que, efectivamente, la princesa Charlotte, quien nació en la familia real de Mecklemburgo-Strelitz, en un pequeño ducado de Alemania, como princesa alemana menor con gran influencia en la política, fue considerada un partido adecuado para Jorge III, quien heredó el trono británico en 1760.
Por lo que la rápida unión nupcial de ambos royals –quienes en la serie señalan que no se conocían–, es real. A las seis horas de su llegada a Londres, el 8 de septiembre de 1761, Charlotte contrajo matrimonio con el rey Jorge III, convirtiéndose en reina de Gran Bretaña.
La nueva reina no hablaba inglés al principio, pero aprendió rápidamente el idioma y se aclimató a la sociedad británica ganándose la aprobación de sus súbditos. Otro dato histórico que va en sintonía con la narrativa de la serie tiene que ver con cuando muestran cómo la monarca interviene para gobernar y apoyar a su marido durante su enfermedad mental hasta su muerte, en 1818.