En una entrevista distinta, el actor –hincha de River Plate– deja al descubierto varias facetas desconocidas (y muy divertidas) de su personalidad. Además, a días de estrenar Iniciales S.G., película que ya fue alabada por la prensa, cuenta que está de novio hace dos años y habla de Mora, su hija de 17, aspirante a heredar su profesión.
"El ámbito de la medicina es más competitivo que el mundo de los actores”, afirma Diego Peretti (56), actor que participó en dieciocho tiras de televisión, quince obras de teatro y veintinueve películas desde que dejó la medicina en 1998, cuando tenía treinta y cinco años. “Antes de eso fui médico. Hice cuatro años de residencia formándome para ser psiquiatra, trabajé dos años como jefe de residentes en el hospital Argerich y estuve dos más en un equipo del programa de prevención en salud mental de Florencio Varela. En total, pasé trece años de mi vida en el hospital, pero no extraño nada de eso. Sí me doy cuenta de que yo era otra persona, porque a los veinte años trabajaba con cadáveres, y hoy veo sangre y doy vuelta la cabeza. Mi vida, digamos, fue haciéndose más cálida”, dice con una expresión franca el morocho que por estos días viene leyendo mucho al pensador político estadounidense Noam Chomsky. “Me encantan los análisis que hace, porque se pone en perspectiva como si fuera un extraterrestre y analiza la realidad de su país. ¿Qué pasaría si analizara la Argentina? ¡No puedo ni imaginarlo!”, admite risueño.
“Peretti tiene un look similar al de Al Pacino, con grandes ojos ardientes”; “Diego Peretti realizó una de las mejores actuaciones que haya visto en mucho tiempo y es sin dudas el mejor del Festival de Cine de Tribeca”; “Una de mis performances favoritas de todos los tiempos la realizó Diego Peretti”... Son las traducciones de algunas de las múltiples críticas positivas que salieron publicadas en Nueva York después de que se presentara Iniciales S.G. en dicho festival. “Yo en ese momento estaba filmando acá El robo del siglo y era mi hija Mora (17) quien me traducía las cosas que me iban enviando. ¿Qué sentí? De entrada quise que saliera en la primera plana de GENTE y que Mauricio Macri lo diga en el balcón, para que lo conozca todo el mundo. Después me calme y pensé: ‘¡Qué lindo!’. Y a la noche ya me lo olvidé. Pero lo guardo en un rincón de mi cabeza y apelo a eso cuando siento que soy un desastre o que nada me sale”, dice sin fingir humildad.
–¿Cómo fue que terminaste en un team tan internacional? Porque los directores de la película y la protagonista, Julianne Nicholson (actriz de ER y La ley y el orden), son estadounidenses.
–Pasó que los directores (Rania Attieh y Daniel García), que son un matrimonio, ¡me vieron en una película que pasaban en un avión! Nunca me dijeron cuál, pero se contactaron con gente de acá para comentarles que querían que fuera yo quien protagonice su película. Es que además soy parecido a Serge Gainsbourg, un mega cantante francés con el que mi personaje está fanatizado, y pretendían que el actor contara con ese patetismo romántico que tenía él. Y, nada... Me dijeron “sos vos, sos vos”, ¡y acá estamos!
–Contanos de tu experiencia compartiendo set con Julianne...
–Fue divertido. Al arranque no nos entendíamos, pero con el paso de los almuerzos y las grabaciones fuimos charlando un poco de todo. Descubrí que es una actriz extraordinaria y muy profesional. En eso, y en su capacidad de aprendizaje y adaptación, me hizo acordar mucho a Natalia Oreiro.
–¡Justo ahora que vas a trabajar con ella...!
–Sí, ya lo hicimos en Música en espera y en Wakolda. En pocos días vamos a compartir Una noche mágica, la opera prima de Gastón Portal, en la que voy a personificar a un ladrón que entra a su casa durante la Nochebuena y la encuentra in fraganti con un amante... Para mí, Natalia es una impresionante actriz de cine. De teatro no te digo porque ha hecho muy poco, y en cuanto a la tele, hace mucho que no veo.
–¡¿No ves nada de televisión?!
–Algo, pero no ficciones de aire. Veo películas en Netflix y deportes. Bah, en Fox Sports hay un programa que se llama 90 minutos de fútbol que no me pierdo nunca, porque el Pollo Vignolo y el Chavo Fucks me hacen reír. Es que casi sin libreto, se
arma una polémica futbolera de bar con gente que sabe. Eso lo veo, y también todos los partidos de la Copa Libertadores. Soy muy futbolero.
–¿Puro fanatismo, o te hubiera gustado ser jugador?
–¡La verdad, me hubiese encantado ser futbolista! Es más, con los achaques de la edad sigo jugando. Soy muy deportista. Tanto que además, hace un año empecé con el tenis. De chico jugué profesionalmente al vóley en River, y cada vez que terminaba de jugar me quedaba viendo los entrenamientos del equipo de Primera de fútbol. Siempre fui más futbolero que otra cosa.
–Volviendo a lo anterior, ¿qué películas ves?
–Ahora estoy con el tema de los superhéroes de Marvel (N. de la R.: saca un libro de comics y lo deja sobre la mesa). Me gustan los superpoderes y las reglas de cada uno de ellos, porque remiten a la mitología de los dioses. Es por etapas: hubo un año en que estuve metido con los policiales negros.
–¿Te gustaría interpretar a un superhéroe?
–No, no me da (ríe). De superhéroe no tengo nada.
–¿Y a un villano?
–¡Eso podría ser! El otro día vi Batman: El Caballero de la Noche. El Guasón de Heath Ledger me pareció muy interesante. Me vi ahí. Es que ese personaje me remite a uno de Shakespeare que me encantaría hacer: Ricardo III, un asesino tremendo que es jorobado y llega al poder.
–¿Qué es para vos el éxito?
–Concretar en la filmación de una película algo similar a lo que soñé, y que a la gente le guste.
–¿Y el éxito personal?
–Es que adhiero la palabra “éxito” a lo profesional. En la vida me da que no es una palabra muy humana. A ver... Diría que estoy aprendiendo a ser padre, y criar a Mora, que es aspirante a actriz y trabaja muy bien, me trajo muchos miedos e inseguridades. Ahora, si fui exitoso como padre... ¡no lo sé! Lo voy comprobando día a día. Después, considero un éxito haber rumbeado mi vida profesional hacia mi vocación.
–¿Qué proyectos cercanos te esperan, aparte de continuar con Los vecinos de arriba en el Metropolitan y de rodar Una noche mágica?
–Irme de vacaciones con mi hija o con mi novia a una casa que tengo desde hace muchos años en San Antonio, Uruguay, cerca de La Pedrera.
–No solés hablar de tu novia. ¿Querés contarnos de ella?
–Voy a decir que se llama Andrea, que estoy con ella hace dos años, y que me siento muy bien. Pero hasta ahí. No soy de hablar de mi vida privada. Lo que sí te voy a decir es otra cosa que voy a estar haciendo de acá a tres años: seguir escribiendo mi novela de ciencia ficción futurista. La arranqué hace unos cinco años, por diversión, y ya tiene como seiscientas hojas.
–¿Te alcanzarán tres años?
–Ahora que lo mencionás, capaz que necesito un poquito más de tiempo (carcajada)
Fotos: Gentileza Matías Stoliar