Carolina Kopelioff tiene 28 años, aunque sus facciones y su luminosa piel indiquen otra cosa. Tiene esas caras que dan menos edad: puede tener 18 tranquilamente. Mira para abajo, casi no sonríe, al menos al principio. Más tarde, en la charla, admite que es tímida y que no le gusta llamar la atención.
Lejos del histrionismo que uno imagina cuando se topa con un actor, Caro guarda todo eso para los papeles que interpreta. Ahí no es ella, entonces puede exponerse de manera orgánica. Tiene más de 3 millones de seguidores en Instagram, algo que adquirió en sus inicios: fue Nina, una de las protagonistas de Soy Luna, el último tanque de Disney Channel.
Quiso ser actriz desde chica, lloraba en el Gran Rex en las funciones de Chiquititas por la impotencia de no estar en el escenario. Pero tuvo que esperar a terminar el colegio, porque sus padres no querían que descuidara sus estudios. El primer casting que hizo fue el de su su papel consagratorio.
Ahora su camino está lejos de esos tiempos: los papeles que la convocan son más dramáticos. Además de interpretar a una de los tres hermanos en Virgen rosa, la ópera prima de Dennis Smith donde comparte protagónico con Juana Viale y Agustín Sullivan, es parte de Cromañón, la serie de Prime Video que relata el trágico incendio, de El león en el bosque, la ficción de Flow que se centra en el autismo, y está rodando la segunda temporada de En el barro, el spin-off de El Marginal. También es una de las amigas de Cris Miró en la serie.
Amiga de sus amigos y de novia con un actor más del under, Caro habla con Revista Gente y recorre parte de su historia, también cuenta cómo vivió el vacío que sintió después de los 4 exitosos años de Soy Luna y cómo logró ir tomando papeles que tenían más que ver con su búsqueda.
"Me da mucho orgullo que mi carrera se vaya transformando. Poder hacer esta peli ahora, estar En el barro... son espacios en los que siempre quise estar. También entrar con un proyecto como Soy Luna fue increíble. Aprendí un montón", reflexiona.
-¿Cuando te ves en Soy Luna, qué ves?
-Creo que uno va estando cada vez un poco más preparado para seguir creciendo como actor. Me veo en escenas de Soy Luna y digo: "Ay, no sé qué", pero, bueno, era re chiquita... Entonces también me miro con mucho amor. Eran esos primeros pasos. El esfuerzo valió la pena.
-¿Es difícil salir de ese mote de "chica Disney"?
-Obvio, es difícil porque de repente volvés a entrar a una rueda. Son muchos años de ese tipo de proyectos y uno tiene que volver a hacer audiciones, a que te conozcan en otros lados, entonces ahí es un proceso que, por ahí, al principio es fuerte. Soy Luna fueron 4 años súper continuados donde sabés qué vas a hacer siempre al día siguiente y nuestra profesión, la verdad, no es así para nada. Conocés solo un lado y decís: "¿Ahora qué?" Audición, esperar, quedar... Esa incertidumbre de empezar a entender cómo es esta profesión.
-Una cara diferente.
-Claro, en esos proyectos te enseñan mucho. Te tienen tanta paciencia, te enseñan tanto, posta. Hacés shows, giras, grabás discos. Es un nivel de aprendizaje que te hacen todoterreno. Es justo en el momento de la vida para hacerlo. Tuve una suerte inmensa y también obviamente hubo esfuerzo porque sino no se llega.
-¿Qué fue lo que más te costó?
-Siempre me lo tomé, más allá de que obviamente es muy lúdico, con mucha responsabilidad porque sentía que me estaban confiando algo re zarpado y lo tenía que hacer bien. Tuvimos mucha preparación. Pero no dejaban de ser un montón de horas, que uno tiene que estar ahí. Mucho cansancio... Ponele, aprendimos a patinar.
-Debe ser difícil salir de la factoría y tomar dimensión de lo que quería decir ser parte de algo tan grande.
-Cuando estaba acá, como se rodaba en Argentina... iba a grabar y volvía a mi casa, veía a mis amigas. Mi vida no había cambiado tanto. En la puerta del canal había gente, obvio... De repente, tres millones de seguidores, pero no es algo tangible, que lo ves. En la gira me acuerdo que sí, ahí se llenaban estadios y me daba cuenta: "Esto es grande". Teníamos que salir por otras puertas de los aeropuertos, había miles de personas esperando abajo del hotel. Un delirio. Ahí me cayó la ficha.
-¿Seguís en contacto con los otros chicos?
-Eran personas de varios países. Sigo siendo amiga de todos ellos. Ahora viajo a España y está Ana, que es una muy amiga mía, que es española, que es de Soy Luna. Yo sé que hoy tengo ahí una hermana. Después de tantos años y más siendo tan chicos, se crea como una gran familia. También me pasaba que nadie me ib a entender mejor que alguien que estuviera viviendo lo mismo que yo.
-¿Estuviste de novia con Agus Bernasconi (Gastón, en la ficción)?
-No, eso fue algo que se dijo, pero nada que ver. Estoy de novia con Lautaro Bettoni, también es actor. Hizo bastante pelis un poco más independientes.
-¿Hace mucho están juntos?
-Hace casi dos años. Nos conocimos por amigos en común. Pero, re bien. Él es un actorazo. Y nos súper entendemos y acompañamos. Siempre está la posibilidad de tener que irte un tiempo lo que sea y está bueno que sea del palo y que lo entienda. Las horas de rodaje, las ansiedades...
-¿Trabajaron juntos alguna vez?
-No. En una obra que hicimos el año pasado con una amiga, participó pero más desde la música porque también es músico. Me encantaría hacer algo juntos. Me acuerdo que cuando empezamos a ensayar pensaba que me iba a reír demasiado y en cómo iba a hacer para verlo de otra forma.
Carolina Kopelioff: sus primeros años, entre la tele y una vocación bien marcada
Kopelioff siempre supo lo que quería ser pero tuvo que esperar. "Yo crecí viendo Chiquititas a las 7 de la tarde", cuenta. Y agradece que sus padres la hayan hecho terminar sus estudios para sumarse al mundo de la actuación aunque en su niñez se enojara.
"Yo me enojaba con mi mamá porque no quería que trabaje de chiquita. Cuando empecé a trabajar lo agradecí porque siento que también hay tiempo para todo y que esto, más allá de lo bien que uno la pueda pasar, es un trabajo. Entonces agradezco la infancia que tuve", dice.
Y recuerda cómo improvisó una coreografía con un tema de Sting en el casting de Soy Luna.
"Imaginate una piba de 16 poniéndose Sting... Se habrán quedado tipo: ¿Qué es esto? Todas llevaban más un reggaeton o algo más relacionado a Disney y yo llevé eso. En su momento estudié danza clásica e improvisé", cuenta.
"Habrán visto esa versatilidad rarísima. Yo estaba con un vestido y sandalias. Me quedé en patas. Todo así. Es sacarte todas las caretas, como entregarse a eso. Creo que fue lo más honesto del planeta, porque lo inventé medio segundo antes".
-¿Qué recordás de tu infancia?
-Mi mamá es psicóloga, mi papá es arquitecto y mi hermana, psicóloga. Yo iba a un colegio artístico, siempre estuve como súper empapada. Empecé a estudiar a los 7 años, me llevaban a talleres y siempre hice mucho deporte también de chiquita. Fue una infancia de actividades y cosas. Me gustaba hacer esto desde que tengo memoria. No me acuerdo de otra cosa más que yo quisiera hacer.
-Qué increíble tener tan clara la vocación.
-Sí, te juro. Sabía internamente lo que queía. Viste cuando uno dice: "Yo voy a seguir" y trabajé hasta lograrlo.
-Sos una persona perseverante
-La verdad que sí. También tuve también una familia que me bancó mucho. Te tienen que llevar a todos lados para formarte. Estudié siempre teatro y comedia musical. Después empecé a hacer canto y danza por separado. Veía que del otro lado había una buena respuesta, viste como que por ahí se le acercaban cuando era más chica a mi mamá y le decían que era buena.
-¿Hubo algo de esa perseverancia que te ayudó a estar donde estás hoy?
-Y sí porque volver a entrar en la rueda de audiciones y cosas... Por ahí un momento aparece un poco de frustración. Me sigue pasando como que a veces preparo todas las audiciones con tanta pasión y tanto estudio y después no quedar... Hay veces que duele porque no dejás de ser una persona intentando, haciendo y buscando. Mismo con proyectos que a uno le dan muchas ganas de quedar y no salen y es como: "Ah, viste, bueno". Un día por ahí te dura la angustia, el mal humor, después pasa. Es aprender a vivir un poco con la frustración.
-El camino del artista...
-Tal cual. Es aprender a lidiar con eso y hacerlo de la mejor posible
-¿Tus viejos, cómo se llevan con tu carrera?
-Re bien, la verdad. Me ayudan un montón, me bancan un montón. Si tengo que ir a grabar algo afuera vienen a visitarme. Siempre están ayudándome y y apoyándome... Mi hermana, también.
-Tuvieron tiempo de adaptarse en estos diez años.
-Sí, lo más fuerte fue pasar de nada a Soy Luna, fue todo un aprendizaje familiar también. Fue una sorpresa, no buscaba estar ahí, se dio y fue una escuela. En Disney te enseñan, te tienen paciencia. Fue un empujón muy grande. Pero mi recorrido había empezado antes. Siento que Soy Luna fue clave para aprender a trabajar. Son espacios que te dan mucha disciplina. Salí de ahí preparada para dar el otro paso. Siempre me gusta volver a Disney, me parece que está bueno mechar: hacer un poco de cine independiente, de teatro, de alguna plataforma (sea Disney, Netflix, Amazon o lo que sea), me interesa todo tipo de desafíos.
-¿Tenías claro qué tipo de personajes querías encarnar? Tu búsqueda parece muy diferente hoy.
-Cada uno de los que hicimos Soy Luna fue haciendo también lo que quería. Agunos eran más cantantes, entonces siguieron siendo más cantantes; otros, más actores. Fuimos cada uno un poco por el camino que quería hacer.
-¿No te ves sacando discos?
-No. Me encanta cantar y todo y estudio y cuando hay proyectos de actuaciones en los que tengo que cantar, por supuesto y me recontra divierto. Pero no, nunca pensé en sacar un disco. No está en mis planes por ahora.
De la niña santa en Virgen rosa al desafío de recrear una tragedia real
Este 2024 los desafíos se sucedieron para Kopelioff. Estas últimas semanas se estrenaron dos series y una película en donde interpreta papeles muy diferentes, aunque en los tres hay una búsqueda de profundidad. Puede ser una joven atrapada en la menta de una niña, como en Virgen rosa, de Dennis Smith, o Julia, la encargada de la barra de Cromañón, esa versatilidad es la que la convierte en una de las actrices más atractivas de su generación.
También algo de su forma de encarar el éxito. Caro no mide las cosas en cantidad de seguidores, de hecho le parece algo peligroso. Una de sus fortalezas es la de crear vínculos. Según cuenta se lleva amigos de cada uno de los proyectos que encarna. Algo que le pasó con Juana Viale y Agustín Sullivan en Virgen rosa o en teatro.
-¿Qué fue lo que te atrajo de Virgen rosa?
-Es una en la que estábamos los tres todo el tiempo en cámara y hablando mucho. Hay una cantidad de cosas para estudiar delirantes. Me acuerdo que leí el personaje de Rosa y me pareció como un personaje tan lindo para hacer. Estaba todo muy detallado, Dennis, el director, tenía muy claro lo que quería con el personaje y estaba muy bien escrito. Entonces Te dan ganas de jugar y son personajes raros también. Me dieron muchas ganas de hacer a esta chica de mi edad pero que parece de 12, una cosa rarísima, que. se refugia en esa infancia, eterna, ficticia, idealizada.
-Una forma de transitar su dolor, tal vez.
-Claro, cada uno de los tres hermanos no puede salir de esa oscuridad, de ese lugar tan horrible, donde le pasaron todas esas cosas. Hay algo de esa caminata, de esa fábrica fría, que es muy agobiante. Creo que era un poco eso y fue súper interesante la dinámica que se armó entre todos. Uno siempre comparte mucho, charlas, escenas, uno pasa tanto tiempo con la gente que se Termina haciendo amigos y contando cosas muy tuyas.
-¿Cómo fue compartir rodaje con Juana Viale?
-Súper. Es una persona súper graciosa y re buena. Con Agus, también. Se armó un lindo grupo de hermanos que era muy necesario. Al estar los tres todo el tiempo en la película era como o tenemos confianza o no se puede hacer esto. Me llevo personas hermosas este rodaje. Yo genero vínculos re cercanos rápidamente y tengo un montón de amigos y siempre tengo amigos nuevos. Es hermoso eso.
-¿Sos de buscar "el papel"?
-Re, me re muevo y re digo. Si sé que se va a hacer algo que me interesa le digo a mi representante. Así pasó con Cromañón, vi que había un casting medio masivo por Instagram y le dije: "Yo quiero castear para este proyecto". Me parece que siempre está bueno decir.
-¿Y qué era lo que te interesaba de Cromañón en particular?
-Contar esa historia. Aunque yo era muy chiquita creo que nos atravesó a todos y estaba como muy empapada de toda esa información. Me parecía que estaba buenísimo ser parte, contarlo, actoralmente era un desafío buenísimo. Contar una historia real de esta país, una masacre como la que sucedió me parecía re importante.
-Y esto de meterte en un personaje que tiene tanta pata real y encima un drama, ¿cómo lo encaraste actoralmente?
-Fue un proceso muy especial, tuvimos mucho ensayo que a veces no es lo habitual en producciones. Este proyecto requería de mucho ensayo y preparación, no solo de preparación de personajes sino también física. Estuvimos un mes entero ensayando, primero con Alejandro Catalán, un maestro de actores, empezamos a armar a los personajes, después con los coach estuvimos en Uruguay, donde la filmamos. También charlamos con sobrevivientes, que eso fue clave porque nos ayudaron mucho, nos brindaron mucha información y pudimos preguntarles un montón de cosas, obviamente con mucho respeto.
-Y ahora estás rodando En el barro.
-Sí, son series físicamente muy comprometidas y que obviamente llegás a tu casa y te querés ir a dormir a las 8 de la noche. Pero al otro día volvés y estás cansado, pero después el cansancio se renueva porque te gusta mucho lo que hacés y ahí la pasás re bien.
-¿Cómo te llevás con el ego?
-Soy bastante tranca, como que soy bastante vergonzosa también. No soy una persona a la que le gusta llamar la atención. Nunca en la vida lo fui. Es raro. Con las fotos nunca tuve un problema, hasta me divierte. Pero lo veo como parte del trabajo. Pero me pasa que termino una función y el momento de aplausos y todo es como: "Bueno, ya me quiero ir a mi casa". Estuvimos haciendo Un tiro cada uno y con Fiamma Carranza Macchi y Camila Peralta, que sin amigas, nos pasaba que terminamos y era como: "Ay, bueno, hay que saludar", "Dale, vamos". Pero si es por nosotrAs nos vamos corriendo al camarín listo.
-Qué loca ser actriz y ser vergonzosa.
-Soy cero extrovertida. Me cuesta un montón. o sea, cuando entro en confianza te cuento mi vida entera, pero en grupo estoy más tranca, no voy a ser el centro ni a palos. Nunca quise fiesta de 15 porque me da vergüenza que me estén mirando todos a mí. Es distinto cuando actúo porque son personajes no yo. Te hago lo que quieras, uno actuando se anima a hacer más cosas que en la vida real. Es rarísimo.
-Pero sos súper popular en las redes sociales: tenés 3,3 millones de seguidores en Instagram.
-No deja de ser una pantalla con un número rarísimo. Me pasa un poco que mi vida cotidiana no me copa mucho exponerla. No me interesa y tampoco me siento tan cómoda con eso, entonces prefiero siempre poner cosas laborales. Está re bueno a veces tener un ida y vuelta. Ahora que se estrenó Cromañón, la cantidad de mensajes que recibimos es zarpado. Me parece que es un canal re importante que si uno lo pueda aprovechar de una buena forma está buenísimo.
-Aunque...
-Hay que ser cuidadoso y entender que hay un montón de gente del otro lado. Tengo respeto también con las redes.
-Además hay mucha gente que sufre ansiedad.
-Hay algo tan irreal en todo esto que a veces uno lo ve y un poco se distorsiona todo. Intento no mirar mucho porque me parece raro y también no elijo estar tanto con el teléfono. Obviamente tengo redes sociales, las uso y todo y pongo cosas pero no miro tanto. Siento que puede ser muy peligroso también... Los estereotipos de belleza o filtros... Es como todo muy peligroso porque de repente te empezás a comparar y tenés que estar fuerte. Uno piensa en las redes que todo el mundo es feliz porque no vas a subir cosas feas y hay gente que te sigue. Es todo muy falso.
-¿Interactúas con tus seguidores?
-La mayoría me siguen por Soy Luna, les pasó a todos. Hoy crecieron como nosotros y nos van acompañando en los nuevos proyectos. A veces veo que van a verme en obras independientes.
Fotos: Rocío Bustos (@rrociobustos)
Retoque y portada: Gustavo Ramírez
Video: Martina Cretella (@mcretellaph)
Estilismo: Ale García (@alegarcia360)
Maquillaje y peinado: @natalipomasonccomkp para @sebastiancorreaestudio
Agradecimientos: @helenadakak, @laspepasinst, @sadaels; @lachicadelosstilettos, @auroraalfonso