En la nota de portada de revista GENTE del mes de junio, Wanda Nara (36) habló en profundidad sobre su exitoso presente laboral en Masterchef y su apuesta al país con todo lo que implica su empresa, Wanda Cosmetics.
Además, la conductora recientemente ganadora del Martín Fierro Revelación por su participación en Quién es la máscara brindó detalles únicos sobre la maternidad y cómo es criar en distintos continentes a sus cinco hijos, Constantino, Valentino y Benedicto López y Francesca e Isabella Icardi.
Si bien la familia de la empresaria cosmética pasó en el último tiempo varios meses fragmentada – ella viviendo con sus tres hijos en Argentina y con las dos menores bajo la supervisión de Mauro en Estambul–, el presente de Wanda pone en foco la crianza nómada y worldschooling que emplea actualmente.
Wanda Nara regresó a Estambul junto a Mauro Icardi y sus hijas Isabella y Francesca, debido a que el futbolista continúa su contrato con el club Galatasaray.
Sin embargo, sus hijos más grandes, Benedicto, Valentino y Constantino, fruto de su relación con Maxi López, no acompañarían a su madre y se quedarían en Argentina. "Maxi está organizando para que los tres chicos se queden acá. Valentino se tiene que quedar sí o sí porque juega en River. Los otros nenes también se quieren quedar acá con la abuela", revelaron, desde Socios del Espectáculo (eltrece).
Wanda y la educación de sus hijos: viajan con maestra
La familia ensamblada de los Nara-Icardi-López volvió a poner en práctica la fórmula de crianza nómada/worldschooling que aplicaron este último tiempo. Método que consiste en que la crianza de los menores esté marcada por el constante movimiento y limitados períodos de estudios en un mismo lugar.
Claro que con estas decisiones, además de los cambios de escuelas y ciudades/países, las nuevas culturas empiezan a formar parte de la formación personal y académico de manera central.
Además, como contó Wanda hace un tiempo, no importa el destino en el que la familia esté, sus hijos continúan con su instrucción educativa –sobre todo de idiomas, una obsesión en la que se mantiene férrea– a distancia. Es más, en su último viaje a Estambul, la familia viajó acompañada por una maestra particular.
Cómo es la crianza nómada que emplea Wanda Nara con sus cinco hijos: "Implica un sacrificio pero debemos organizarnos"
-La familia estuvo un poco dividida en este tiempo: vos en Buenos Aires con tus tres hijos varones -Valentino, Benedicto y Constantino- y Mauro en Estambul con Francesca e Isabella. ¿Cómo sobrellevaste la separación?
-Y, fue duro. Muy. Ojo, yo sólo estuve sólo estuve quince días en Estambul. Ya en Buenos Aires, todos los días hacíamos videollamada mientras me maquillaban para grabar Masterchef. Ellas me hacían preguntas sobre el programa y los lunes a la mañana querían saber quién había sido eliminado porque la diferencia horaria hacía que se perdieran la gala de los domingos. Somos muy pegotes las tres, así que fue difícil. Pero en una familia tan numerosa como la mía hay que tomar este tipo de decisiones.
-Algunos sacrificios que hay que tomar...
-Totalmente. Tanto Mauro como yo sabemos que implica un sacrificio, pero debemos apoyarnos y organizarnos. A mí me hace muy feliz que Isi y Fran puedan acompañarlo en este momento tan importante de su carrera futbolística. Cada familia es un mundo y, en la mía se prioriza el sueño de cada uno de nuestros hijos. Valentino quiere ser jugador de fútbol, está entrenando en River y, para ello, era clave que nos instaláramos en la Argentina. Dedico gran parte de mi tiempo a apoyar su deseo de dedicarse profesionalmente al deporte y lo acompaño cuando juega los domingos.
Uno a uno, Wanda destacó las cualidades de sus hijos para afrontar este tipo de crianza
-¿Mudarse de país y cambiar de colegio nunca fue algo traumático para tus hijos?
-Nunca. Te cuento una historia que refleja cómo son ellos. Cuando nos mudamos a París me llamó la maestra de Benedicto y me dijo: “No se está adaptando bien al colegio y se escapa de clase”. Ese día lo fui a buscar preocupada y le pregunté qué pasaba y por qué huía del aula sin avisar. Me contó que todos los días iba a espiar la ventana del curso de Francesca para chequear que estuviera integrada, y se quedaba ahí un rato hasta que la veía charlar con alguna compañera. “Hoy fui y vi que ya hizo varias amiguitas, así que avisale a la seño que no me voy a escapar más”, explicó decidido. Me emociona contarlo porque así son mis hijos.
-A Valentino se lo nota exigente y súper responsable. ¿Es así?
-Lo es. Valentino es súper autoexigente y comprometido pero, a la vez, sensible y tierno. En realidad -y lo pienso ahora mientras charlamos- es muy curioso: mis hijos son muy unidos y compinches entre ellos pero súper distintos entre sí. Francesca ama la naturaleza y el arte (¡no sabés lo bien que dibuja!), Isabella es fan de la moda y el make up (tiene un portacosméticos más completo que el mío, te aclaro) y todos dicen que Benedicto es el más parecido a mí: es el diferente de la familia, el “contra” de la casa (se ríe). Todos somos de River y él es de Boca. Yo era exactamente así cuando era chiquita.
-¿Y Coki?
-Coki (Constantino) es un un ser especial: el hippie de la familia (suelta una carcajada). ¡El primero en adaptarse a todo! Nos mudamos a la Argentina y él ya está súper integrado: los cambios no lo estresan y todo le parece un planazo. Siempre digo que es el más simple de mis hijos y, a la vez, eso me complica la vida: es imposible ponerle un límite porque nada lo afecta. Le digo: “Te voy a sacar el celular, si no hacés tal cosa” y él se ríe y jamás se amarga.
-¿Cómo es la relación entre ellos?
-Se cuidan y protegen entre todos. Si reto a uno, los otros cuatro se enojan y defienden al “acusado”. Son muy personajes. Los mayores me avisan: “Fijate lo que subió Francesca a su Instagram, es un montón” y la realidad es que ella tiene su cuenta cerrada y sólo la vemos nosotros pero, igual, Valentino, especialmente, es súper cuidadoso con sus hermanas.
-¿Sos una mamá exigente?
-Lo soy. Especialmente con la educación y lo fui, en particular, con los tres varones. Pienso que las nenas me agarraron más cansada (se ríe). Pero igual, llegué a la Argentina y busqué profesores particulares de inglés, francés e italiano para todos, porque no quiero que ninguno pierda los idiomas que aprendieron.
-¿Los afectan a ellos los escándalos mediáticos?
-Cero. Mis hijos son muy puros y sanos y viven en otro mundo. Ninguno consume televisión, no están pendientes de las noticias y te diría que hasta Valentino -que ya tiene 14 años y podría salir a bailar- prefiere irse a dormir temprano porque se levanta todos los días a las 6 para entrenar. En casa se cena a las 20 porque todos madrugamos. Siempre me despierto con el ruido de la licuadora y sé que es él preparando su licuado de frutas y el desayuno. Creo que tener un hijo mayor tan estructurado también me ayudó a ordenarme.
Entrevista de tapa: Juliana Ferrini