Ecléctica, rebelde, mandada, pero siempre ella misma. Hace unos años, Nai Awada (30) irrumpió en los medios de comunicación como la "díscola hija de Alejandro Awada" y "la sobrina mediática de Juliana Awada". Y claro que estuvo en la mira y la juzgaron mucho más que a cualquier otra participante de Bailando por un sueño, programa en el que finalmente consiguió ingresar tras una comprometida campaña en redes.
Recordemos que su explosión en el reality, cuando despuntó su máximo perfil mediático fue nada menos que en plena presidencia de su tío, Mauricio Macri (2015-2019). Mientras se declara "más madura", la actriz, influencer y conductora de Fuera de joda (stream de Telefe) revisita su momento más narcisista y reflexiona: "Quería diferenciarme de mi papá y claramente no elegí la mejor forma".
De los aprendizajes que le dejó su perfil mediático a su lectura de la sociedad hoy: "Estamos pasando un momento muy feo"
–¿Cómo definirías el camino que hiciste desde que te propusiste ser popular y entraste al Bailando, a tu presente hoy en el stream de Telefe?
–Hoy siento que estoy pasando mis hermosos treinta y me encuentro con una maravillosa adultez en todo sentido que me permite comprender que es mi trabajo y punto.
Soy de las personas que jamás se arrepiente de nada. Todo es aprendizaje. Era otro momento de mi vida: ingresaba a los medios con cero conocimiento de a donde me exponía, cuál era el juego o cuánta verdad había allí. Nadie de mi familia me acompañó ni podían comprender mi elección, por lo que se me hizo aún más difícil sostenerlo y me puse aún más rebelde.
Quería diferenciarme de mi papá y claramente no elegí la mejor forma. Amaba el reality pero no cómo me lo tomé. Hoy en el stream de Telefe estoy del otro lado, acompañando un poco a los chicos que salen de la casa con el doble de exposición o similar a la que salí yo del Bailando y me encanta aconsejarlos y acompañarlos desde mi humilde lugar.
–¿Hay alguna actitud que hayas tenido mediáticamente de la que te hayas arrepentido? Recuerdo varias afrentas por Twitter, también...
–Sí. Si bien todo es aprendizaje, hay cosas que por supuesto no haría. Lo cierto es que después no me bancaba la vuelta ni todo lo que implicaba… Hoy no uso Twitter; no es una red social que me guste mucho.
–Nunca te faltó humor. Incluso con aquel célebre “plantón” de tus fans en el Planetario (N.d.R: en 2017, a una semana de comenzar el Bailando... convocó a sus seguidores a una fallida juntada en Palermo a la que sólo asistió una fan)
–El humor me sostiene de todo lo malo. Este es un medio muuuy hostil, donde entendí que nadie quiere que te vaya bien. Hay pocas sillas y tenés que cuidar muchísimo tu puesto de trabajo. Estamos pasando un momento muy feo como sociedad. Creo que nadie es empático ni considerado.
–¿Cómo sobreviviste a esa hostilidad de la que hablás?
–Aprendí a cuidarme sola y a hacer mi propio camino siendo lo más profesional posible.
–Volviendo al encuentro fallido con los fans, después tuviste tu revancha…
-¡Sí! La tuve junto al gran Beto (Casella) y estuvo genial. ¡Lo quiero mucho!
–¿Cuáles dirías que son las cinco cosas con las que un famoso sabe que tiene que lidiar, le guste o no?
–1)Que hablen de vos. Uno es responsable de qué expone y qué no; después a no quejarse (se ríe). 2) Las mentiras y los “último momento”. 3) Que te critiquen. 4) Que te expongan en situaciones que uno no quiere. 5) Estar siempre impecable de imagen, aunque a mí eso mucho no me importa.
–¿Cuál es el lado B de la fama que menos te aguantás en lo personal?
–Amo mi profesión con todo lo que viene, así que creo que no encuentro un lado B que no tolere (risas).
Las presiones familiares, el peso del apellido, las peleas políticas y su momento más caótico
–Has contado que a tu padre tiempo atrás le chocaba tu perfil mediático. ¿Sentiste en algún momento que eso te generaba la presión de tener que ser una actriz “prestigiosa”?
–Mi papá es mi mejor amigo. Tengo un amor y una admiración enormes que siempre tuve que trabajar en terapia. Ahí aprendí que yo no tenía que ser tan buena como mi papá, sino hacer mi camino.
Alejandro Awada hay uno solo. Día a día me saco esa mochila e intento ser Nai, siempre luchando por mi sueño de actuar, pero también eligiendo la TV como medio que me apasiona. Son carreras súper distintas y realmente me encanta que ya no me pese como a mis veintis. Una época en la que fue difícil elegir otro camino y no sentirme apoyada en absoluto.
–¿Cómo se sanó en la familia la división que hubo en su momento entre tu padre, abiertamente peronista, y tu tía, Juliana Awada? ¿Hubo más acercamiento entre ellos?
–Entre mi papá y mi tía creo que está todo bien, pero eso es algo que ellos sabrán contestar mejor que yo. Igual aclaro que yo siempre estaré del lado de mi papá.
–¿Cómo fue ser sobrina de una primera dama de la Nación y cómo lidiaste en su momento con los haters?
–Como te contaba, fue una época caótica. Muy poco adulta e inmadura…¡estaba muy en otra! Hoy ya a los treinta, en pareja y con mi perrita veo todo con otros ojos. Muchas veces hay que aprender a salir de lugares que a uno no le hacen bien.
–¿Cómo cuáles?
–Y… trabajaba de noche, bailaba en boliches, dormía mal y no estaba contenida para nada, entonces fue una época oscura en mi vida en la que aprendí muchísimo. Pero a los golpes.
–¿En algún momento debiste bajar el perfil mediático porque el nombre de tu familia estuviera expuesto a nivel político?
–Jamás nadie me pidió que no dijera ni hiciera algo. ¡Siempre tuve libertad total!
–El otro día hablábamos con Juan Otero, el hijo de Flor Peña, acerca de la verdadera presión que tienen los hijos de famosos, ¿cómo se hace para no escuchar a los demás sin sentir el peso del apellido?
–Es una pregunta que trato de reformularme cada día. Quizás estoy en la crisis de los 30, pero según los chinos las crisis son geniales: te replanteás el verdadero sentido de tu vida y lo que querés.
Creo que soy tan feliz con la familia que armé, que no me importa mucho el que dirán. Tengo muchas ganas de tener hijos y proyecto cosas maravillosas para mi vida como para enfocarme en los haters que quizás no pueden hacer nada mejor con su frustración. Pero sí, es una lucha diaria no escuchar y seguir. Muchas veces me angustio.
De su relación con las redes hoy al secreto mejor guardado de su vida
–¿Cómo sentís que te tratan hoy en las redes sociales?
–Me siento súper en mis redes. Armé una comunidad muy real que me ve a cara lavada, haciendo personajes o cocinando. Amo mi Instagram. Y también disfruto mucho grabar contenido en TikTok porque me apasiona la gastronomía.
–¿Cómo hacés para resguardar la relación con tu novio, con quien contaste que estás hace seis años?
–Cuidándola y resguardándola objetivamente. No subo nada a redes ni me interesa meterlo en mi trabajo, y soy feliz así. Es mi joya. Me muero sin él: es mi todo.
Es mi sostén y realmente no quiero exponerlo. ¿Para qué? Siento que en las parejas que necesitan mostrar todo hay algo raro (se ríe). ¡Lo mejor está en casa!
–Hace un ratito dijiste que proyectás ser madre. ¿Cómo te imaginás siéndolo?
–Me imagino una súper mamá, muy presente y sobre todo, divertida. Soy muy activa, así que nos vamos a divertir. No hay opción alguna de aburrirse.
Nai Awada: 4 últimas preguntas típicas del cuestionario Proust
El famoso cuestionario Proust es un conjunto de preguntas popularizadas por el escritor francés Marcel Proust (1871-1922). Un tipo de entrevista de personalidad basada en una lista de preguntas breves.
–¿Quién es tu heroína perfecta?
–Mi heroína favorita es mi mamá. La amo y siempre me dio todo su amor y protección.
–¿Qué virtud te gustaría poseer?
–No ser tan ansiosa.
–¿Qué hábito ajeno no soportás?
–Cuando hablan mal de gente que no está presente.
–¿Cómo te gustaría morir?
–Al lado de mi novio.
Fotos: gentileza NA.