Flor Otero: "La condena a Juan Darthés me generó un poquito de esperanza en la justicia" – GENTE Online
 

Una pausa con Flor Otero: del viaje para componer a una adicta y una dura reflexión sobre acoso, a la “esperanza en la justicia” tras la condena a Darthés

Al frente de Personas lugares y cosas, la actriz reflexiona sobre su “mayor desafío” arriba del escenario. Además, desnuda sus miedos como madre de Nina (9), explica el secreto de los 16 años junto a Germán Tripel y comparte su mirada sobre la reparación de su colega Thelma Fardin.
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“Cuando la intoxicación se siente como la única forma de sobrevivir en el mundo moderno, ¿cómo es posible recuperarse?”. Ese es apenas uno de los interrogantes de Personas, lugares y cosas, adaptación de la obra del británico Duncan Macmillan en la que Flor Otero (34) se funde en la piel de una adicta.

Y sobre las tablas, queda a la vista su compromiso para sumergir al espectador en una serie de emociones crudas y estremecedoras. Pero también de adrenalina. Porque en un momento, hace que el público se sienta dentro de una rave.

En diálogo con GENTE y exhausta tras una función, como Emma (su personaje), hace una pausa y se sumerge en las profundidades de la mente humana y da pistas sobre cómo sobrevivir “en un contexto de tanta oscuridad social”.   

"¿Si tuve alguna adicción en el pasado? Supongo que todos las tenemos. En algún momento encontramos un escape en algo, ya sea el laburo o incluso un vínculo. Y sí, en el pasado pasé por muchas cosas de ese tipo", explica Flor Otero.

De la interpretación de una adicta a la "evasión de la realidad"

–En Personas, lugares y cosas (miércoles a sábados a las 20 hs y domingos a las 19 en Teatro Sarmiento) interpretás a una adicta, ¿cómo compusiste el personaje?

–Componer a una adicta es componer a una persona, básicamente, con sus particularidades. Así que en este caso hice mucha investigación acerca del consumo, de por qué este autor quería hablar de esto, de por qué eligió a una actriz para el papel. También me puse a leer y releer todos los clásicos que cita en la obra. E hicimos charlas en lugares de rehabilitación, con personas y adictos en recuperación.

La verdad que fue un trabajo bastante arduo. Lo mismo la adaptación del guion, ya que había algunos detalles en relación a nuestra idiosincrasia que había que abordar de otra manera, ya que las rehabilitaciones acá también son distintas. Fue un trabajo hermoso y lo disfruté mucho.

–¿Hubo algún tipo de adicción que hayas tenido en el pasado?

–¿Si tuve alguna adicción en el pasado? Supongo que todos las tenemos. En algún momento encontramos un escape en algo, ya sea el laburo o incluso un vínculo. Y sí, en el pasado pasé por muchas cosas de ese tipo. Para mí, el arte es poder estar conectados con la realidad pero al mismo tiempo es evadirse de la misma.

Otra imagen en escena, mientras interpreta a Emma, una adicta, en la "obra más audaz y conmovedora de Londres", Personas, lugares y cosas (Teatro Sarmiento).

–Has sufrido trastornos de bulimia y anorexia siendo muy chica y trabajando en la tele. A los 14 años ya te pedían el peso. ¿Cómo te afectaban ese tipo de cosas o tener que “entrar” en la ropa que te ponían?

–Sí, tuve trastornos de alimentación y fue complejo porque era en plena adolescencia. No era un momento en el que había tanta difusión para generar concientización, por lo que fue un proceso bastante solitario.

–¿Pudiste sostenerte en alguien a pesar de que mucho se no hablaba?

–En ese momento lo viví con una amiga del secundario que estaba en la misma situación que yo y nos contábamos lo que nos pasaba. Pero creo que pude ir saliendo sola…

La crianza de Nina: “Nos ocupamos de que sea empática con los demás”

–Si tu hija (Nina, 9) te dijera que quiere trabajar como actriz de chica, ¿qué le recomendarías?

–Si mi hija quisiera trabajar como actriz, en primer lugar estaríamos con Germán (Tripel, 44), mi marido, siempre acompañándola. Es un ambiente complejo por estos motivos, como los que mencionás en la pregunta anterior, y por todos. Es un ambiente de mucha frustración. Vivís recibiendo un 70 por ciento de noes y tal vez el otro 30 tenés la suerte de que sea un sí.

Entonces creo que la cuidaría en ese aspecto. Y le recomendaría que no deje de formarse nunca. Que si de verdad es algo que elige para su vida, que se lo tome en serio. Y cuando digo “en serio”, más allá de lo que puede generar el medio en sí, tiene que ver con poder sumergirse en ese mundo, empaparse del arte y que sea algo que la transforme a ella.  

Flor Otero cuenta que una de las mayores preocupaciones en la crianza de su hija Nina es "poder transmitirle esperanza y de un futuro, sobre todo viviendo en nuestro país, con este contexto". Y asegura que la ocupa el hecho de que nunca deje de ser empática con los demás.

–¿Qué es lo que más cuesta de ser madre en esta edad, casi en su preadolescencia?

–Lo más difícil de ser madre hoy y en cualquier edad es poder transmitirle la tranquilidad de una esperanza y de un futuro, sobre todo viviendo en nuestro país, con este contexto. Eso es lo más complejo. Alejarla del miedo y que sepa que si está en un lugar sí puede estar a salvo.

Me preocupa y me ocupo de tratar de ser una buena guía. De poder acompañarla en cada proceso de su crecimiento y su evolución. Lo que más quiero es estar siempre presente para ella: ser su hombro, ser su oreja, ser su abrazo y ser su alegría, también.

Que pueda sentir que tiene un lugar de reposo y de descanso en nosotros. Algo que creo que nos pasa a todos en una crianza. Pero definitivamente nos interesa que sea consciente de la realidad en la que vive y que sea empática con los demás. Nos ocupamos un poco de eso.

–También acabás de estrenar El principito, ¿tu hija disfruta de acompañarte a ensayos y funciones?

–Sí, estrenamos El Principito el sábado pasado. Y es una obra preciosa. El libro es una joya y tener la oportunidad de traer un poquitito de luz en estos momentos y más desde la mano del arte, es hermoso.

Nina lo pasa bomba. Germán está haciendo justo enfrente otra obra, Escuela de rock, así que disfrutamos entre teatro y teatro y ya viene a nuestros camarines y se divierte muchísimo.

Flor Otero reflexiona sobre situaciones de acoso en el pasado. En diálogo con GENTE, reconoce que, como tantas, pasó por situaciones "que no estaban bien" pero pensaba "que eran las reglas del juego". Y asegura: "Me hubiese gustado tener otras herramientas para poder contestar, hablar y poner un límite".

Los casos de acoso que detectó y su palabra sobre la condena a Juan Darthés

–¿Alguna vez sufriste alguna situación de acoso como actriz?

–Sí, claro que sí. ¿Quién no?, sería la pregunta. Lamentablemente es algo que es moneda corriente. Creo que hay muchas cosas de las que no fui consciente en su momento y que lo fueron.

Por ahí con el tiempo hablás con otros colegas y decís: “che, pero esto no estaba bien. Esto no debería haber sido de esta manera. Yo debería haber podido decir lo que sentía en ese momento”. Tal vez por ese entonces pensaba que eran las reglas del juego de ese ambiente y que estaba mal si yo no entendía esas reglas.

Hoy tal vez a la distancia me hubiese gustado tener otras herramientas para poder contestar, hablar y poner un límite… para poder sentirme más cómoda en algunas situaciones y frenar otras. Es una situación que sucede en todos los ambientes laborales en los que hay un vínculo de poder. Pero sí, en general sigue sucediendo, y más siendo mujer.

"Me puse muy feliz por Thelma (Fardin) y por todas las personas a las que les resonó que no callara", dice Otero en relación a la condena de Darthés por parte de la justicia en Brasil.

–Hablemos de la lucha de Thelma Fardin que, alguna forma, fue el Metoo de acá. ¿Qué te generó la condena de la justicia de Brasil?

–La condena me generó un poquito de esperanza en la justicia. Me puse muy feliz por Thelma y por todas las personas a las que les resonó que no callara. Porque exponer su palabra ante la situación que vivió no fue nada fácil.

Saber que uno está en boca de todos por un asunto que encima hay quienes lo ponen en duda debe ser durísimo. Si bien tuvo mucho apoyo, también tuvo de lo otro. Y en algún punto uno piensa que es como poner una curita en esa herida.

–La amplificación que tuvo tras la denuncia pública y judicial fue histórica (N.d.R. en 2018 la línea contra el abuso infantil registró un aumento de llamadas en un 240%)

–Creo que es una lucha que hay que continuar constantemente. Y ojalá que muchas de las personas que hayan pasado por situaciones así pero no hayan podido exponerlo por miedo, porque muchas veces es contra personas en situaciones de poder o que están encubiertas, puedan seguir hablando. Y ojalá la justicia pueda seguir creyendo en estas personas.

El juego de las máscaras en el escenario: ¿poder ser otro es un alivio para la existencia?

–¿Qué es lo que más disfrutás de ser actriz? ¿Ser otra durante un rato es un alivio para la existencia?

–Lo que más disfruto de ser actriz es contar historias, ser otros. No sé si es un alivio para la existencia ser otro, pero es un alivio saber que con palabras de otros tal vez uno puede entender un poquito más el mundo. Creo que el arte hace un poco eso.

Te permite demorarte en algo para pensarlo y entenderlo un poquito más. A veces no te da respuestas y te genera más cuestionamientos. Puede que te interpele y te haga bastante más ruido como en esta obra que estoy haciendo actualmente. Y otras veces sana mucho también. Yo creo que no podría ser otra cosa.

–Hace poco dijiste que entendiste que elegiste dedicarte a esto porque necesitabas que te vieran.

–Sí, lo dije dentro de un contexto en el que me preguntaron acerca de la cantidad de hermanos y hermanas que tengo (N.d.R: ella es la número 9). De alguna forma, después de muchos años de terapia, me di cuenta de que al venir de una familia tan numerosa, de alguna forma todos queríamos llamar la atención de nuestros padres. Y sí, subirse a un escenario es decir: “Acá estoy. Mirame, mamá. Mirame, papá”.

Creo que todos decidimos el arte como un lugar para canalizar nuestras emociones y para poder entender nuestra sensibilidad al mundo. Después obviamente ya trasciende el hogar de origen para empezar a encontrar otros caminos.

"(Con Germán) estamos convencidos de que si en algún momento sucediera que no estamos más juntos, esto ya es eterno para nosotros" (Flor Otero sobre el padre de su hija)

La relación con Germán Tripel, su compañero de vida desde hace 16 años: “Pase lo que pase, esto ya es eterno para nosotros”

–¿Se podría decir que hay estrategias que les funcionan con Germán para sostener tanto tiempo la pareja?

–Estrategias que funcionan para sostener tanto tiempo la pareja… mmm no lo sé. Creo que justamente la idea no es sostener ni retener nada, sino saber que nos amamos libres, que nos amamos profundamente y que nos acompañamos. Y la cantidad de tiempo que hace que estoy con él no es nada en comparación con toda la vida que quiero compartir con él.

Vamos 16 años juntos y ojalá sean muchísimos más. Estamos convencidos de que si algún día sucediera que no estemos más juntos, esto ya es eterno para nosotros. Germán es todo para mí.

"La cantidad de tiempo que llevamos juntos no es nada con toda la vida que quiero compartir con él" (Flor sobre Germán)

–¿Tienen algo así como alguna pauta a la hora de no exponerse mediáticamente? Logran mantener su vida muy reservada…

–Creo que mostramos siempre lo que lo que tenemos ganas de mostrar y contamos lo que tenemos ganas de contar. Tratamos de ser respetuosos con nuestras familias, porque a veces hablar de uno es hablar también de todo eso otro, de las experiencias de vida.

E incluso cuando hablás de laburos, también hablás de colegas. Tratamos de ser respetuosos más que nada con el otro. Pero después nos mostramos bastante en nuestra vida cotidiana y creemos que es un poco parte de un juego nuestro y que es divertido también.

Agradecemos a Loli Larguía.

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