El británico Jason Isaacs, quien le dio vida a Lucius Malfoy, habló por primera vez de su mayor batalla personal.
A Jason Isaacs (57) se lo ha visto en muchísimos personajes: fue el Coronel Tavington en "El Patriota", el Dr. Percy en "The OA", el Capitán Mike Steele en "La caída del halcón negro", Capitán Garfio en "Peter Pan", Capitán Gabriel Lorca en "Star Trek" y, por supuesto, Lucius Malfoy en las ocho películas basadas en la saga literaria de "Harry Potter".
En cuanto a su vida privada, nunca llamó tanto la atención como hoy, ya que, inesperadamente, en una entrevista con el diario inglés The Big Issue, habló por primera vez de sus adicciones.
"Siempre tuve una personalidad adictiva y a los 16 años ya había pasado por la bebida y estaba comenzando una larga historia de amor con drogas", contó. "Cada acción se filtró a través de una necesidad ardiente que tenía por estar lo más lejos posible de una persona consciente, pensante y sensible".
Jason recordó cómo fue la primera vez que se emborrachó, cuando sólo tenía 12 años: "El barman, que en ese momento pensábamos que era un héroe y ahora me doy cuenta de que pertenecía a la prisión, nos dió una botella llena de Southern Comfort. Bebimos todo en el baño, luego salimos tambaleándonos frenéticamente a una fiesta. Vomité, caí y bajé una cortina gigante, besé a una niña, que Dios la bendiga... salí corriendo a la calle, vomité nuevamente, tropecé, me abrí la cabeza en el pavimento y derramé sangre sobre mi ropa.".
Y continuó: "A la mañana siguiente, me desperté con un fuerte dolor de cabeza, apestaba a vomitar, tenía una gran costra y el recuerdo de haberme avergonzado por completo. Y todo lo que podía pensar era...`no puedo esperar a hacerlo otra vez´. ¿Por qué? ¡No tengo idea! ¿Genes?¿Signo de estrella? Solo sé que perseguí la pura alegría que sentí esa noche durante otros 20 años con consecuencias cada vez más graves".
“Con el tiempo, pensé que estaba roto. Recuerdo que hubo un momento, no mucho antes de que me limpiara, cuando se me ocurrió que si todos los que conocía murieran, literalmente cada persona, probablemente no me importaría tanto. De hecho, me gustaría, porque entonces sería una excusa para sentarme solo en una habitación y tomar drogas y todos los demás dirían, `bueno, ya sabes, bastante bien, ¿escuchaste lo que sucedió, no?´".
Reflexionando sobre su infancia, el actor –que hoy se encuentra limpio y tiene dos hijas adolescentes, Ruby (15) y Lily (18)– dijo: “Creo que lo que más sorprendería al joven de 16 años que fui es que hoy estoy bien. Que logré encontrar felicidad simple en cosas simples. No siempre, no perfectamente, pero suficiente".
