Con un look que mezcla lo romántico con lo punk, Sofía Gala (37) se sienta a charlar con GENTE en un amplío jardín barroco del barrio de Retiro. Curiosamente, no está sola: a su izquierda la acompaña un joven que –vimos previamente– está muy atento a ella, y a la derecha una amiga. Sofía no los presenta, pero la conversación comienza con ambos de testigo.
–Por el inminente estreno de tu nueva película, "Como el mar", en estos días estás dando varias notas. ¿Qué no te preguntaron y te hubiese gustado responder?
–(Tira la nuca hacia atrás) Nunca me gusta responder.
–¿Es así desde siempre?
–Digamos que de chica era más inconsciente... Pero a mí, hoy, me cuesta mucho ponerme en ese chip mentalmente. O sea, hay algo natural que me sale porque estoy acostumbrada, pero me lleva trabajo mental.
–¿Y cómo manejás tu relación con los medios?, porque la tenés desde muy chiquita.
–Bueno. Primero la manejé inconscientemente, después me negué a ella durante mucho tiempo y me costaba muchísimo, y ahora entiendo que es parte de mi trabajo y trato de dar lo mejor de mí para ayudar a los proyectos que necesitan ser promocionados, ¡y por eso aquí estamos! (Risas).
–Por tu fascinación por la actuación.
–Por entender que es parte de mi trabajo. A mí no me interesa ser famosa. Entonces el hecho de haberlo sido sin elegirlo y desde que nací me llevó a tener un conflicto grande cuando me di cuenta de que me quería dedicar a esto... Pasa que a mí no me interesa ir a un canal de televisión a contar algo que me pasa o salir en un diario hablando de mi vida, pero sí me interesa promocionar mis cosas y que la gente se entere, así que entiendo que son las reglas del juego.
–¿Qué otras "reglas del juego" te resuenan?
–A esta altura estoy bastante acomodada en las cosas que tengo que hacer y en las que me gustan hacer. Y todos los trabajos tienen eso. ¡Es más!, creo que la mayoría de la gente no se dedica a lo que quiere, y eso debe ser mucho más duro y doloroso. Yo tengo la suerte de hacer lo que amo.
–¿Estuviste entre ser actriz y otra cosa totalmente distinta?
–Cuando era muy chica y tome un poco de conciencia de haber sido expuesta desde una edad tan temprana no quería saber nada con la actuación ni con los medios hasta que mi querido amigo Fernando Peña me dijo que tenía que hacerlo, porque vio algo en mí que yo en ese momento no podía ver, y escribió una obra y me subió a un escenario. Y a los 24 años tuve una especie de crisis de identidad expresiva y fui a pedir trabajo a mi disquería favorita.
–¡¿Qué les dijiste?!
–Que quería trabajar en la disquería, que no quería actuar más (Carcajada)... ¡Igual me duró poco! Esos meses que trabajé en la disquería, me pagaron con discos.
–Imagino que aún los conservás.
–Por supuesto. Tengo muchos más desde ese momento porque los colecciono.
–¿Tenés algún favorito?
–Noooo. No te podría decir jamás porque va mutando todo el tiempo.
–¿Coleccionás algo más?
–Mmm. De chica siempre coleccioné películas VHS, después me pasé a los DVD, y de un tiempo a esta parte discos. Y si tuviera más plata coleccionaría equipos de música… Me gustan mucho los amplificadores, los parlantes y blah.
–También necesitarías espacio para esa colección.
–¡El espacio se hace!, el tema es la guita (Se tienta).
Su nueva película
–¿Qué te llevó a sumergirte en "Como el mar"?
–Dos cosas. Por una parte, me encantó la propuesta de hablar de este universo tan femenino como es la maternidad y como son los vínculos entre las mujeres. Me parece que los vínculos son muy amplios y que ninguno se encuadra en las etiquetas que tenemos, pero con las mujeres ocurre más todavía: creo que ninguna mujer ocupa simplemente el lugar 'etiquetal' que se le da; ninguna madre es solo madre, ninguna amiga es solo una amiga, ninguna nada es solo nada. Nosotras ya somos aliadas desde antes de conocernos por ser mujeres en este universo masculino. Y en la película me parece interesante cómo está tratado el tema sin juicios. Porque la película habla de una maternidad no del todo elegida... y no se juzga. Y lo segundo que me atrajo del proyecto es que el guión lo haya escrito alguien joven, como Zoe (Hochbaum) que lo escribió a los 17 años.
–Vos misma fuiste una voz joven.
–Totalmente. Y creo muy firmemente en las nuevas voces. No creo para nada en el famoso derecho de piso y la meritocracia jerárquica que hay en nuestra vocación en la que tenés que demostrar que podés decir algo y que tenés la actitud de decir algo. No. Creo que las nuevas voces tienen muchísimo que decir porque cambiamos permanentemente y los paradigmas cambian. Y los jóvenes son los que cambian el mundo.
–¿Sentís que desde tu lugar estás cambiando el mundo?
–Lo intento. Bah, más que cambiar el mundo, porque no tengo ese pensamiento tan gigante, intento primero cambiar y mejorar el mío y el de la gente de mi alrededor que es lo más tangible que podemos hacer. Armar mi ecosistema con los que amo y cuidar a los que amo, cuidarme a mí... Y después lo que puedo hacer desde mi lugar es elegir proyectos que a mí me movilicen y me trasciendan para que el que mire o que el que esté dispuesto a escuchar también pueda ser trascendido o modificado por lo que hago. ¡Y desde ahí!
–¿Esta película ya la viste con tu hija?
–Todavía no. Pero me dan ganas de que mi hija mayor la vea porque con ella tuvimos una relación medio hermana-hija. Yo la tuve de muy pequeña y en algún punto nos criamos juntas. En el momento no me di cuenta, pero viendo hacia atrás no puedo creer lo inconsciente e irresponsable que era a los veinte años, cuando mi hija decidió venir al mundo, y cómo siendo así me hice cargo de ella y de criarla y de amarla con todo mi corazón. Pero ella al ser hija de una madre joven ocupa otro lugar que no es el normativo, y eso también es la vida. El mundo son los grises. Todo lo que pasa en el medio. Y contar grises es muy interesante, muy verdadero.
Directo al corazón
–Me dijeron que estás muy bien sentimentalmente.
–(Mira al joven sentado a su izquierda) Sí... estoy muy bien.
–¿Podrás contarnos algo más?
–(Se dirige a él) ¿Qué le cuento mi amor? (Vuelve a mirarnos y su mirada y sus palabras se dulcifican) Estoy muy bien. Muy enamorada. No sé, me da cosa hablar de esto.
–¿Es algo reciente? ¿Algo que viene hace mucho?
–Hace algunos meses que estamos enamorados pero creo que cuando encontrás personas y conectás de verdad hay algo que se rompe en el tiempo y en el espacio. Es como que siento que a Fermi lo conozco hace millones de vidas y que siempre estuvimos juntos de alguna manera. Como que ya no me acuerdo de la vida antes de él, que es algo que me suele pasar con la gente que amo y con la gente que quiero tener cerca. Como que la linealidad del tiempo y el espacio es una concepción humana, y te encontrás con otros seres y no hay ni fechas ni tiempo ni nada, solo vida, compartir y crecer con el otro.
–Gracias. Hacen linda pareja.
–¡Gracias! (Contestan a dúo)
Una imagen del Instagram de él
El 21 de noviembre, el cantante y bajista Fermín Martínez utilizó su cuenta de Instagram para escribir una declaración de amor.
Dice: "Me gusta mirarla, intento buscar más adentro. De tanto, que voy dando giros y tumbos sin medir la distancia. Perdón si te hiere mi torpeza, ando solo buscando tu reflejo. Que a veces se escapa de mis ojos y se me escurre en las manos. Se me hace imposible mirar por dónde camino, es cierto. Se me hace difícil dejar de mirarla a los ojos, al menos un instante (para no tropezarme de nuevo) y así encontrarla entre giros y tumbos, o en un vals mal bailado. Y decirle, te amo. (MUCHO) @socastiglione".
Fotos: Diego García, redes sociales y Gentileza Orca Films
Retoque digital: Gustavo Ramírez
Agradecemos a Cindy Yu y Tommy Pashkus