Para Sean “Diddy” Combs (55), la fascinación por la familia real británica no era simplemente una admiración pasajera. Es que en su fantasía, vivía como si fuera parte de la realeza. Y veía en los príncipes William (42) y Harry (40) no sólo compañía influyente (que aprovechaba, como buen estratega que es) sino como una suerte de espejo.
Rob Shuter, publicista y amigo cercano, describió en su entrevista con la BBC el nivel de esta obsesión: “Sean no se veía a sí mismo como una estrella de la música o el hip-hop, sino como un rey. Pensaba que era un rey, y los príncipes británicos eran sus pares”.
La obsesión de Diddy por los hijos de Lady Di (1961-1997) llegaba al punto de tener fotos suyas enmarcadas en su departamento en New York. Además, los invitaba con insistencia, aunque sin éxito, a sus eventos privados. Repetidamente los royals rechazaron sus banquetes y exhortaciones.
Diddy, entre el glamour y su royalty lifestyle
Diddy y los príncipes William y Harry coincidieron en algunas ocasiones públicas, especialmente en el marco de Concert for Diana en 2007. Este evento, realizado en honor a la fallecida “princesa del pueblo” en Wembley Stadium, reunió a celebridades de alto perfil, incluido Sean Combs, quien tuvo un rol importante en el concierto.
Fue durante esa velada que el rapero que hoy continúa detenido por cargos como abuso y tráfico sexual compartió fotos y momentos con ambos príncipes, creando una conexión simbólica que el artista intentó mantener en años posteriores.
La fijación que tenía con ambos la trasladó a su vida privada y a sus eventos, donde intentaba replicar ciertos elementos. De hecho, en algunas oportunidades organizó fiestas temáticas con un aire de gala que a algunos les recordaban a las recepciones en el palacio de Buckingham. Esto es: ceremonias exquisitas y códigos de vestimenta que remitían al esplendor de la monarquía.
Según Shuter, esto iba más allá de la mera apariencia: “Para Diddy, estar rodeado de estas tradiciones y códigos era como meterse en el papel de un monarca moderno”. Incluso llegó a pedir a sus amigos que lo llamaran “royal” en ciertas ocasiones, como un guiño a su fantasía real.
La especialísima conexión de Diddy con Harry
Diddy parecía conectar especialmente más con Harry, ya que por entonces era el “príncipe outsider”. Se identificaba básicamente con su espíritu de animal party (imposible olvidar las fotos de fiesta que revolucionaron a los Grimaldi y coparon las tapas de todos los tabloides) y con su afán de romper el protocolo sin miedo a las críticas.
A pesar de los esfuerzos y de querer manifestar salidas juntos, el rapper nunca logró establecer un vínculo sólido: los contactos se limitaron a algunos pocos eventos sociales. Eso sí: el magnate del hip hop se encargaba de que quedaran retratados para la posteridad.
Pero hubo una ocasión, más precisamente durante el programa The Graham Norton Show, en 2011, donde Sean Combs se refirió a las invitaciones que le extendiera a Harry y a su hermano. “Créeme, los saqué de la lista”, aclaró en relación al por entonces venidero casamiento de William con Kate Middleton. Por entonces el rapero dio a entender que el hermano mayor de Harry ya no era bienvenido en sus celebraciones.
Tal es así que aclaró, siempre en tono jocoso, que sus invites fueron en una etapa anterior, cuando ambos príncipes “eran jóvenes y se metían en muchos problemas”. En ese momento, esa salida quedó como una anécdota que fogoneaba el estilo rebelde de los herederos de Diana de Gales.
Y menos mal para los royals, porque en ese momento nadie podría imaginar que una de las celebs más carismáticas y organizador de las opulentas "fiestas blancas" en las que todos desesperaban por estar, trece años después se encontraría en prisión y con muy pocos amigos dispuestos a defenderlo.
El nombre de Harry, presente en una de las demandas contra Combs
Aunque el príncipe Harry no enfrenta cargos en la demanda contra Sean “Diddy” Combs, su nombre fue mencionado en el documento presentado por el productor Rodney “Lil Rod” Jones, quien trabajó con el rapero entre 2022 y 2023.
Jones alega que Diddy lo sometió a acoso sexual y lo obligó a participar en actividades sexuales con personas contratadas para sus fiestas privadas. La demanda, presentada en Nueva York en febrero de 2024, reclama 30 millones de dólares por daños y perjuicios.
El nombre de Harry aparece en la demanda de manera circunstancial, reflejando la habilidad de Diddy para atraer a figuras de alto perfil a sus eventos. Jones sostiene que Combs presumía de sus conexiones, jactándose de que podía acceder a influyentes personalidades: “desde atletas y políticos hasta músicos y figuras de la realeza, como el príncipe Harry”.
Freak-offs: detrás del glam, el escándalo del "príncipe de las fiestas blancas"
Según las denuncias, en las maratones sexuales organizadas por Diddy, las líneas entre lo consensuado y lo abusivo se borraban fácilmente. Con el aditivo de que eran filmadas en verdaderas puestas en escena, que incluían cámaras, luces y muchas veces voyeurs. Estas “fiestas” podían durar días, con el personal de limpieza entrando y saliendo. En la industria, ya se sabía cómo llamar a estos eventos: los famosos freak offs.
Para los fiscales, estos no eran simples encuentros sexuales. Se trataba de auténticos espectáculos de terror, donde las “actuaciones” implicaban tanto sexo forzado y drogas que los involucrados terminaban tan agotados que, según aseguran varios de los demandantes, necesitaban fluidos intravenosos para poder recuperarse. Luego, Diddy utilizaba los videos que había grabado como un arma para asegurarse de que nadie hablara.
Se alega que Diddy no solo organizaba estas fiestas con la ayuda de su personal, sino que también proporcionaba drogas como cocaína y metanfetaminas para facilitar la sumisión de los participantes. Tal como expresaron muchas de las víctimas, "no se atrevían ni siquiera a escapar de esas situaciones por temor a represalias". Además de que las personas involucradas eran forzadas a mantener sexo, eran utilizadas para satisfacer "los deseos más oscuros de las personas influyentes" que asistían a estos eventos.
En los allanamientos en sus mansiones, además de las miles de botellas de aceite compradas en el mayorista Costco, las autoridades confirmaron que encontraron “materiales de bondage, cintas sexuales, cámaras ocultas y habitaciones diseñadas para actos sexuales”.
Aunque estas acusaciones distan de las icónicas White Parties (fiestas blancas) de los 2000, ambos escenarios dibujan un retrato complejo y en gran medida contrastante de la figura pública del magnate del hip-hop que intentará probar su inocencia el lunes 5 de mayo de 2025.
Mientras tanto, insiste en la idea de pedir libertad bajo fianza, por la que ahora sus abogados ofrecieron 50 mil dólares. El acuerdo incluiría, además, monitoreo de seguridad las 24 horas, detención domiciliaria y restricciones para contactar a cualquier persona, a excepción de su equipo legal.