Meghan Markle y el Príncipe Harry aparentemente están amasando una fortuna de miles de millones de dólares mediante contratos millonarios, que paradójicamente consiguen por su condición de ex miembros de la realeza. De esa manera se asegurarn la tan ansiada independencia económica.
Mientras en este 2020 Kate Middleton y el Príncipe William crecieron en popularidad sin alejarse de la corona, Harry y Meghan logran su autonomía financiera con millonarios contratos.
Los duques son objeto de crítica por usar su posición de royals para amasar una enorme fortuna, la que algunos medios, como el Daily Mail, aseguran que llegaría a los mil millones de dólares.
En estos días se conoció un contrato con Spotify, la plataforma líder de streaming musical, para la que producirán y protagonizarán sus propios podcasts a través de Archewell Studio, nombre obviamente inspirado en su hijo Archie.
Según The Mirror, el contrato por el podcast asciende a más de 20 millones. Y no solamente eso: la imagen de los duques es tan positiva que las acciones de la plataforma subieron al conocerse la unión de la pareja con la empresa.
Recordemos que los Sussex también firmaron contrato con Netflix el pasado mes de septiembre por una suma de aproximadamente 100 millones de dólares, cifra no confirmada pero muy verosímil. El New York Times informó en su momento que la pareja también habló con Disney, Apple y NBC Universal.
Otro de los ingresos de la pareja es el de una marca de café con leche de avena instantáneo llamado Clevr Brands. Es una empresa enfocada en la alimentación saludable y sostenible creada en 2019. Nadie hasta ahora reveló los términos económicos del acuerdo, pero según la prensa oscilan en los 30 millones.
“Esta inversión apoya a una emprendedora apasionada, que prioriza la construcción de una comunidad junto con su negocio. Me enorgullece invertir en un producto que personalmente me encanta y que tiene un enfoque holístico del bienestar", declaró Meghan en un comunicado.
Uno de sus ingresos más interesantes, que no les implica ningún gasto, son las charlas online, por las que cobrarían un millón de dólares.