Ex Cocineros Argentinos y Utilísima (actualmente Foxlife), docente, embajador de marcas y actual cocinero estrella de La Peña de Morfi (Telefe), Santiago Giorgini (50) atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera.
Al frente de los platos más originales en el éxito de Telefe, el padre de dos (Violeta y Nina) y esposo de la influencer Juliana León (conocida en Instagram como @madreinargentina) cuenta la trastienda de la cocina con más rating de la TV.
Sus recuerdos con Gerardo Rozín y por qué se entendían tanto
–¿Cómo recordás tu feedback con el querido Gerardo Rozín, ideólogo y factótum del programa?
–Era fabuloso, porque Gerardo siempre fue un bicho de televisión, un tipo que laburaba muchísimo y a mí me encantaba esa exigencia que él tenía para con cada uno de nosotros. Nadie venía improvisado. Y yo soy un poco así en la vida.
–¿Y por qué creés que esa relación era mágica, aún con los cruces que tenían al aire?
–Creo que lo que lo hizo mágico era que nos encontramos dos obsesivos del trabajo y de la profesión. Y cuando nos dimos cuenta de que ambos éramos iguales, lo empezamos a disfrutar. Era una cosa hermosa, porque él me miraba y yo ya entendía que era porque buscaba complicidad porque no le habían puesto un cartel, y yo cruzaba mirada con él si me ponían poco fuego. Era algo precioso entendernos tanto.
–En algún momento dijiste que él tenía el mejor paladar del mundo.
–Te juro. Y eso lo hacía todo aún más exigente. Si te ibas de viaje, sabía decirte dónde te convenía ir a comer, no importa si estuvieras en New York o en cualquier lugar de Argentina. Le encantaba comer y comía muy bien. Eso para los cocineros del programa dejaba la vara muy alta porque trabajabas con alguien que sabía.
Los secretos de la cocina de La Peña de Morfi: de las mañas al perfeccionismo
–¿Cómo es la logística de la cocina de La Peña…?
–Con la gastronomía, la previa arranca siempre por lo menos tres días antes, con todos los insumos y la materia prima. La idea es que llegue todo el día previo para poder prepararlo. En el caso del asado que hicimos en la presentación del programa, empezamos tempranito. Cuatro horas y media ya estábamos con el fuego. Lleva muchísimo, y la gastronomía es así: puro amor y garra.
–¿Y cuántas personas integran tu equipo y te ayudan en el programa?
–En el programa somos muchos, porque es mucho trabajo. El equipo lo integra una productora gastronómica, un jefe de cocina y cuatro personas más.
–Todos elegidos por vos, imagino.
–Y un poco chequeados están (Risas). Pero está bien, porque tienen que responder a lo que queremos que pase y se vea en el programa. Somos un gran equipo. No te quiero mentir, pero el jefe de cocina está con nosotros desde hace siete temporadas de las nueve que llevamos.
–Se conocen todas las mañas, ¿verdad?
–Tal cual, nos miramos y nos conocemos mucho.
–¿Y cómo solés reaccionar? ¿Alguna vez te ponés cascarrabias?
–La verdad es que tengo momentos de esos porque soy muy exigente con lo que quiero que se vea en la pantalla, para que la gente pueda aprender.
–¿Cuáles son esos momentos más “tensos”?
–Y… si le falta un poco más de dorado al queso o a la grasita del bife, o un detalle a la fritura de un buñuelo… son miradas y señas. Ya saben que lo tienen que dejar un poquito más. Muchas veces, a pesar de la vorágine, tal vez está esperando Luciano Pereyra para cantar y yo digo: “No, me faltan dos minutos más”.
La magia del vivo, los imponderables, y el día que Santiago Giorgini se olvidó una receta al aire
–Y más allá de que tenés tanta experiencia en el vivo, ¿aparecen un poco los nervios?
–¡Sí! Podemos decir que son nervios o una “tensión controlada”, porque ya sé cómo va a terminar todo. El oficio te da la posibilidad de llegar siempre a buen puerto, pero en la previa vamos a estar todos nerviosos. Aunque sepamos que todo va a salir bien, que las bandas que vienen son amigos y que vivimos un clima de familia y amistad.
–Igual en la cocina en vivo siempre hay imponderables. ¿Qué es lo más insólito que te pasó?
–Me ha pasado… ¡mil veces! Entre las más increíbles que me pasaron fue olvidarme las papas en una tortilla o que haga un corte que no tenía que hacer y arruiné lo estético. Pero voy y lo expongo sin problemas. Uno de los casos fue el año pasado, cuando haciendo un arrollado literalmente me olvidé cómo tenía que arrancar.
–¿Te fuiste a blanco?
–Me fui a blanco, y lo miro a Richard, el jefe de cocina, y le digo, vos que hiciste la previa, ¿cómo se hace? Me puse de costado, le dije ‘yo te ayudo’ y lo preparó él. Hoy la televisión es eso, al igual que el streaming... ¡lo divertido es que se ve absolutamente todo lo que pasa! Es todo un reality, entonces blanquear lo que está pasando ya ni asombra. Yo soy tal cual se ve, con lo bueno y lo malo.
–¿Cómo te describirías?
–Como un humano laburando en televisión. Una persona común que tiene un trabajo extraordinario y la maravillosa oportunidad de hacer este programa.
Los platos personalizados con los que Santiago Giorgini agasajaría a Lizy Tagliani y Diego Leuco
–Si tuvieras que pensar un plato para agasajar a Lizy (Tagliani), según su personalidad, ¿qué le prepararías?
–Mirá, Lizy tiene todo lo picante, que es algo hermoso de su persona. Así que creo que arrancaría con algo que la lleve a sus raíces, por ejemplo una especie de guisado muy sencillo. Un yap yuca o tomaticán (guisado cuyano), con tomate, cebolla, arvejas y huevo. Es un guiso de cuatro ingredientes al que le pondría mucho ají molido y jalapeño, ese picante que le da todo el fuego que tiene ella y me encanta.
–¿Y qué cocinarías especialmente pensando en Diego (Leuco)?
–Y en el caso de tener que pensar un plato para Diego, iría por algo clásico con algunos toques modernos. Entonces, haría un buen bife de chorizo y le pondría un puré de coliflor con papa, por ejemplo, vegetales, y algún picantito para que le levante el paladar.
Fotos: Alejandro Carra
Videos: Rocío Bustos
Agradecemos a Telefe y muy especialmente a Julieta Abussier
