A días de haber confirmado que tanto su hisopado como los de sus hijos habían dado positivo, la periodista despidió a su madre, también víctima de esta enfermedad.
"Acaba de morir mi mamá. Una mujer que me crió empoderada fuera de época. Hacía 7 meses que vivía en casa. El único consuelo es saber que sus últimos días fueron rodeada del amor de sus nietos", dice Nancy Pazos (52) en la carta que escribió para despedir a su madre.
Hace tres semanas ella anunció que tanto su hisopado como los de los tres hijos que tuvo con Diego Santilli (51) –Nicanor, Teo y Tonio– habían dado positivo. Entonces había contó que convivían con su madre, de 72 años y con demencia senil.
En su carta, la periodista recordó que en febrero de este año despidió a su padre, Horacio. Y expresó que si bien están separados desde hace 40 años, "el hilo rojo existe".
Detalló que su madre murió de Covid-19. "Se contagió en casa, sin haber salido ni un solo día desde que empezó la pandemia", declaró antes de reflexionar en torno al coronavirus. "Esta enfermedad culpabiliza. Y estigmatiza. Y es silenciosa. Mamá tenía 72 años. Y estaba bien físicamente. Aunque su mente nos había dejado hacía rato".
Se despidió de ella diciéndole cuánto lamenta su partida y el hecho de que no haya tenido una vida máz feliz. "Me dejaste la fuerza arrolladora para poder con todo y con todos. Porque me diste lo mejor que puede dar una madre: sentirme lo más importante para vos en el mundo".
La periodista agradeció a los profesionales del Argerich, que siempre brindaron buena atención a su mamá y la mantuvieron a ella informada todo el tiempo.
Hasta ahí fue la despedida esperable de una persona mediática. Sin embargo, en su cuenta de Twitter la periodista agregó más información: "Fue en honor a cómo se manejó en su vida que, cuando me ofrecieron darle plasma, después de pensarlo mucho me negué".
Entonces comenzaron las críticas y un debate en torno a su accionar. En diálogo con GENTE, Nancy Pazos explicó: "Es un momento de mierda, todo muy impresionante. Mamá vivía con nosotros hacía siete meses, desde días antes de que falleciera mi papá. Así que la conmoción en casa es aún mayor. El bicho es una mierda; se la llevó en una semana. Era joven y físicamente estaba bien. Un horror".
Acostumbrada a las olas que genera cada acción o comentario en las redes sociales, señaló: "Se armó un revuelo en las redes por el tema del plasma. Yo pensé que me estaban ofreciendo plasma a mí por ser quien soy. Por eso lo rechacé. Sabía que no a todos los pacientes les ofrecen. No quise ponerlos en aprietos éticos preguntando. Pero saqué mis conclusiones", afirmó.
Y luego agregó: "De hecho, por la edad y el estado de senilidad mental de mamá, el protocolo indicó que no la pusieran en terapia. No estuvo nunca la posibilidad de entubarla, por sus circunstancias previas. En fin. Yo lo conté porque sentí que le hacía honor a su memoria. Pero las redes son nefastas."
Ciertamente, hay un aluvión de críticas en Twitter por su decisión. Y también se abrió un debate en torno a qué camino tomar respecto al tratamiento con plasma, que –aunque se haya demostrado su eficacia en numerosos casos– es algo experimental.
"Este caso llama la atención porque en general todos los pacientes piden el plasma"
Según la doctora Graciela Remondino, médica inmunóloga, "el uso de plasma es un tratamiento que, como la mayoría de los que se están usando en esta pandemia, no han tenido tiempo de corroborarse en ensayos doble ciego. Por ahora se lo llama tratamiento experimental".
Sin embargo, señala que ya hay pruebas de su eficiencia. "Sucede que ya hay datos de que es un tratamiento seguro, y aplicado en el momento no tardío disminuye la mortalidad. Como todo tratamiento experimental necesita la aprobación que se llama 'consentimiento informado' del paciente o de un familiar. Este caso llama la atención porque en general todos los pacientes que conozco piden el plasma. No conozco a nadie que lo haya rechazado hasta ahora, pero el paciente está en su derecho a hacerlo. Para eso son los consentimientos informados", explica.
"Los comités de ética e investigación de cada institución se manejan de esa manera. Requieren la firma del consentimiento informado del paciente o del familiar, pero el paciente (luego de haber sido informado) está en su derecho a negarse", enfatiza la especialista.
