En plena época de fiestas, Mechi Lambre (31) se muestra espléndida.
Vestidos con paillettes, espaldas de tiro súper bajo y transparencias se deslizan por su cuerpo mientras ella juega ante los flashes con seguridad y picardía. Lejos de las hordas de personas que por estas horas están armando la valija, ella nos comenta que aún no sabe que le deparará el verano 2024. "Es que mi esposo (Ezequiel Friedzon, 37) acaba de abrir una hamburguesería y no la puede dejar. Capaz nos vayamos una semanita a Brasil o quizás me tome unos días con alguna amiga para poder descansar, pero no hay nada planeado de momento", asegura a horas de que termine el año.
–Debes ser testigo de mil charlas relacionadas con hamburguesas y cosas con las que la gente no te asocia ni ahí. ¿Querés contarnos un poco más de la actividad de tu marido?
–Sí, claro. Él es empresario gastronómico y tiene sus localcitos: una hamburguesería en Quilmes, la que acaba de abrir en Ciudad de la Paz y Olazábal, y una cafetería de especialidad que se llama All Saints que fue la primera de Buenos Aires. Él la abrió en 2013 cuando acá ni se hablaba del tema.
–Eso fue hace diez años... ¿Ya estabas con él?
–No. Nosotros nos conocimos en el 2014. Igual estamos hace mil.
–Imagino que no debes tener muchas tus amigas que lleven tanto tiempo en pareja.
–¡Total! Solo se me viene a la mente una compañera del colegio, pero la gran mayoría va cortando... De hecho, tengo un gran amigo que también llevaba diez años en pareja, pero se casó y cortó hace poco. Y a mí se me va rompiendo el corazón porque pienso: "ay, no, ¡sobrevivamos!".
–Cuando decidieron casarse en 2020, ¿tenías miedo de que eso cambie su relación?
–(Ladea la cabeza) No... pero porque los dos somos muy tranquilos y no nos peleamos. O sea, sí tenemos nuestras diferencias, pero no levantamos la voz. Pasa que somos muy relajados y libres.
–¿A qué te referís con que son libres?
–A que si él quiere –como hizo hace poco– se va diez días con los amigos a Brasil a ver a Boca y está todo bien, y yo lo mismo. No somos posesivos ni le ponemos tanta intensidad a la relación. Los dos sabemos que si la relación de repente no funciona, se terminará y ya. Y eso hace que la pareja dure, que sea estable.
Un admirable plan de vida
–Y en esta etapa consolidada, ¿están pensando en tener hijos?
–Sabemos que quizás ahora no es el momento, pero tenemos ganas de tener hijos y pensamos en adoptar porque nos interpela mucho el hecho de que haya niños que necesitan padres, y que nosotros, que queremos ser padres, no les demos la oportunidad de tener una familia, una oportunidad de vida. Igual aclaro que no estoy en contra de gestar. Eso también me gustaría vivirlo algún día, pero mi anhelo de ser mamá no se modifica por el hecho de que mi hijo salga de mi cuerpo o de una agencia de adopción.
–¿A qué apostarías primero?
–Es una pregunta difícil, pero creo que hoy primero adoptaría (Sonríe orgullosa de su declaración).
–¿Es algo que ves a corto plazo?
–Digamos que... en los próximos tres años. Eso, para mí, es corto plazo.
–¿Ese plazo tiene que ver con que en tres años vas a tener 34 años?
–Un poco. También con que quiero estar más contenta con algunas cuestiones que uno tiene que tener resueltas antes de traer una vida a su familia. En el caso de la adopción, hay que darle un tiempo de amor e intimidad a la persona que viene a tu casa, porque hay que construir una relación. Y quizás ese tiempo sea necesario no trabajar, o trabajar menos... y ahora estoy bastante a full. Somos los dos emprendedores y los dos somos dueños de nuestras empresas, así que creo que en un año y medio o dos me voy a sentir más tranquila y voy a poder decir "no trabajo y no me da miedo no trabajar".
–Hoy entiendo que te da miedo.
–(Inclina la cabeza sopesándolo) Miedo no, pero somos gente adulta y vivimos de nuestros propios sueldos.
Destruyendo mitos
–Cuando te casaste salieron varias notas que aseguraban que tu entonces prometido era "el hijo de un pastor evangélico millonario". ¿Exageraban? ¿Mentían?
–Mentían. Son medios que nunca me llamaron ni para preguntármelo.
–¿Cuál es la verdad?
–Que su papá es pastor de una iglesia que es muy grande en Latinoamérica y en Argentina, pero eso no significa que él sea el poseedor de ese dinero: el dinero es de la iglesia, como cualquier iglesia o comunidad. O sea, cuando hablan de la iglesia católica no salen a decir que "el cura es millonario", entienden que el cura está laburando. Bueno, esto es así.
–¿Te molesta que salgan ese tipo de noticias?
–No... me da lo mismo la verdad, porque la gente que me quiere y me conoce sabe quién soy, cómo soy y con quién me casé. Lo que sí me llama la atención es la impunidad que tienen algunos medios para mentir y que después no pasa nada.
La fuerte reflexión post 'Violetta': "A veces el éxito pueda matar a la artista"
–Llevás 15 años trabajando. ¿Cómo fueron esos 15 años?
–¡Intensos! Sin ir más lejos, este 2023 fue un año de mucho crecimiento porque estuve nueve meses en cartelera con la obra "Es solo sexo" y nos fue muy bien. Además, me asocié con el director de la obra –Iván Romero Sineiro– y pusimos una escuela de teatro en Nordelta. Gracias a eso, hace cuatro meses que les estoy dando clases a chicas mayores de 18 años ¡y me encanta porque siempre quise dar clases! De hecho, antes de "Violetta", yo había empezado el profesorado de teatro en la escuela de La Plata y tuve que dejarlo cuando se me hizo insostenible con los tiempos. Y ahora, doce años después, se concretó. Lo que demuestra que todo llega. Los sueños llegan.
–¿Qué sueños quedaron pendientes?
–Más que metas artísticas, que puedo tener muchas –como hacer películas y series, interpretar diversidad de personajes y hacer comedia musical– mi sueño es no volver a perderme.
–¿Te sentiste muy perdida?
–Sí. Después de "Violetta", sí. Sentí que mi artista se había perdido porque había conocido lo que era que lo que haga artísticamente funcione, y ahí partió mi artista interna que hacía las cosas porque sí, porque le gustaban. Aprendí que "el éxito puede matar a la artista". Es que después de un exitazo al artista a veces se le olvida el lugar en el que gestó ese deseo desinteresado por hacer arte... Y yo, literalmente, tuve que meterme para adentro.
–Viviste años de altísimos números de rating a nivel mundial, participaste de discos, películas y giras por América Latina y Europa. ¿Qué vino después?
–(Se mira las manos) Una pelea interna por reencontrarme con el arte. Porque después de "Violetta" me costó mucho empezar a hacer teatro y ver que la gente no iba... pasar de tener todo a sentir que no tenía nada... Fue un gran proceso interno y creo que ese proceso hizo que yo sea la mujer que soy hoy. Y fui osada eh, porque me lo permití vivir y en lugar de agarrar todo el laburo que me aparecía, le dije que no a un montón de proyectos por no sentirme segura con mi artista.
–¿Te arrepentís de haberle dicho que no a algún proyecto en particular?
–A todos (Lanza una carcajada). Quizás a unas cuantas películas que estaban buenas. Pero al mismo tiempo, desde un lado más espiritual, no me arrepiento de nada porque yo necesité vivir ese momento de introspección para ser quién soy. Hoy no tendría la seguridad que tengo si no me hubiese animado a soltar. En ese tiempo también descubrí que tenía un problema de humildad, porque venía de hacer dos estadios por día de 8.000/15.000 personas y de repente empecé a hacer teatro y costaba llevar trescientas... y eso a mí me ponía muy mal. Es como que me despegué de todo para volverme a encontrar, ¡y menos mal que lo hice!, porque hoy no me importa nada. Volví a a la Mechi de La Plata, la de barrio, la que si hacia teatro a la gorra en un semáforo o en un teatro le daba lo mismo. Reencontré esa esencia.
Nos va a sorprender con un nuevo sonido
–"Felicidad", "A mis 15" y "Suerte" son algunos de los temas que sacaste entre 2021 y 2022. ¿En qué está tu música hoy?
–Mirá, hablando de procesos, en el 2020, durante la pandemia, volví a la música y empecé a componer y descubrí que todo tiene un proceso. No es que uno sabe todo de diez, sino que a veces tenemos que replantearnos si queremos las cosas o si las hacemos porque las hacemos desde hace años. Y con respecto a la música, yo sigo en el proceso de encontrar qué estilo de música quiero hacer.
–¿Estás componiendo actualmente?
–Sí. Estoy haciendo música con un pianista, pero quizás no es la música que estuve sacando hasta ahora...
–¿Cómo es?
–Estamos haciendo una fusión de jazz y tango.
–Más de un fan va a querer saber si va a poder escuchar esas canciones. ¿Pensás publicarlas en tu Instagram que solo tiene nueve posteos?
–(Ríe) Sí. Creo que a mediados del año que viene, cuando tenga un 'disquito' de diez canciones, lo van a poder escuchar.
–¡Directo al disco!, como Emilia.
–(Se tienta) Claro. Es que ahora estamos acostumbrados a los singles, pero creo que esa es una modalidad que usa el artista pop para que el tema pegue. Esto va a ser otra onda y me genera mucha felicidad.
–En esta nota hablamos de los hijos y de la reconstrucción emocional que tuviste que afrontar post 'Violetta'. Si en el futuro un hijo tuyo te dice que quiere ser artista desde chiquito, ¿qué le vas a decir?
–¡Que sí! Yo a mis hijos los voy a llevar a que se formen en todas las disciplinas: piano, canto, pintura, guitarra, actuación, cerámica, ¡lo que quieran! Para mí el arte libera y nos hace bien porque es una forma de canalizar emociones, dudas y miedos. Yo hago terapia pero muchas veces, cuando estoy triste, compongo una canción que quizás después no tocó nunca más. Es mi forma de canalizar.
–¿Dónde están todas esas canciones viscerales?
–Tengo las letras en un cuaderno y los audios en el celular. Y sí, tengo muchas. Algunos meses puedo hacer unas 3 o 4 canciones. Entonces sí, lo repito: a mis hijos los llevaría a que canalicen sus emociones para que tengan un espacio en el que no estén reprimidos a la hora de pensar y de dudar, porque el espacio a la duda también es fundamental.
–¿Se te viene algo a la mente cuando hablas del "espacio a la duda"?
–... Sí. A mí con el tema del aborto me pasó al principio que yo no estaba segura de la legalización y nunca fui criticada por eso porque nunca lo expuse, pero me tuve que hacer para adentro porque no encontraba otras personas que duden como yo. Hoy estoy a favor de la ley, pero me llevo un tiempo llegar a esa conclusión. Y me parece re importante bancarse el proceso. Bueno, el arte está lleno de procesos y de dudas. De hecho, la obra que estoy haciendo trata de tres matrimonios que se juntan una noche a comer y surge el tema del intercambio de parejas, y hay parejas a las que le sirve y otras a las que no, pero en la obra no hay una bajada de línea de qué está bien o qué está mal.
–¿Estar nueve meses encarnando a un personaje swinger provocó que tengas una charla con tu pareja al respecto?
–Sí. Lo charlamos, pero fue una charla liviana. Más que nada los dos nos morimos de risa porque somos más chapados a la antigua. ¡No hay chance! Tenemos el foco puesto más en la familia y el amor que en la sexualidad. Nosotros estamos en una búsqueda más del alma porque, para mí, nunca es solo sexo: yo nunca tuve relaciones sexuales con alguien a quien no le pudiese decir te amo.
–El título de la obra –"Es solo sexo"– le dice fuertemente adiós a la chica Disney.
–Sí, ¡adiós, adiós! Es que crecí como mujer y sería raro verme mucho más grande haciendo infantiles. Bah, al menos que tengas una vocación como artista y que te encanten los chicos y quieras ser tipo Topa –que me encanta su laburo, es un capo–, pero yo no tengo esa vocación de los chicos. De hecho, muchas fans que me quedaron de aquel proyecto vienen a ver la obra y ya son mujeres hechas y derechas. Uno crece y el público, que crece con uno, necesita que vos crezcas, porque sino siempre te quedas en lo mismo y eso no es muy orgánico.
–¿Algo que quieras anticipar de tu 2024?
–Que volvemos con "Es solo sexo" el 11 de enero en el Teatro Picadilly y vamos a estar ahí los jueves, viernes y sábados, y los domingos vamos a hacer giras por la provincia de Buenos Aires. Eso por ahora (Ríe).
–Y antes de que lleguen las 00:00 hs del 1 de enero del 2024, ¿cómo te definirías hoy?
–Como una mujer valiente, porque una mujer valiente va al frente aunque tenga miedo.
Estilismo: Romi Giangreco
Maquillaje y pelo: Emmanuel Godoy
Agradecemos muy especialmente a Shirly Potaz y Soy Prensa