Manu Viale acaba de presentar una película que tiene mucho que ver con su vida, ella, como la protagonista, se enamoró de uno de sus mejores amigos, Fede. Mientras la maquillan y peinan para la producción de Revista Gente, la media hermana de Juana y Nacho habla con la verborragia que la caracteriza y recorre algunos rincones poco explorados de su vida.
Pasadas las 5 de la tarde, Manu llega al estudio y transita con entusiasmo el periplo que la llevó a protagonizar Cómo si fuéramos solo amigos, el filme de Sebastián Badilla que se estrenó días atrás. Fue el chileno quien la fue a buscar después de verla en el teatro cuando hacía Wasabi y fue ella quien al leer el guion se rió del guiño del destino: el protagonista se llamaba Fede, como su marido. Lo que siguió fue una conexión entre el director a tal punto que antes de presentar la película ya estaban pensando en hacer otro trabajo juntos. Ahora están por rodar Volver a los 17, filme en el que compartirá cartel con Badilla y Caro Domenech.
"Creo mucho en la señales", dice en un impasse de la charla para que le arqueen bien las pestañas. Y cuenta que ella prefiere estar en silencio y sola a la mañana y también que llora muchísimo, llora y vuelve en sí. "A la gente cuando uno llora le cuesta empatizar, yo lloro porque necesito sacarlo", confiesa que hace "una lloradita y a seguir".
Antes de dedicarse a la actuación, Manu, quien se ganó un asiento fijo en el mundo del streaming con el ciclo Circuito Cerrado, en La Casa, trabajó como maestra jardinera y no tenía claro cuál iba a ser su camino. Entre risas recuerda su primer casting al que categoriza como "el peor de mi vida y el peor del mundo", también se abre y revela que siempre soñó con ser mamá y que ahora, después de perder un embarazo meses atrás, está centrada en su carrera.
Si bien su apellido es toda una presentación, Manu dice que puede salir a comer afuera tranquila y que no la suelen reconocer. Algo muy diferente a lo que sucede con sus dos medios hermanos, Juana y Nacho. Además da detalles de cómo maneja sus ataques de epilepsia, algo que descubrió en su adolescencia y con lo que aprendió a convivir.
-En la peli la protagonista vuelve a encontrarse con su pareja una década después y se enamoran, ¿cómo fue tu historia con Fede?
-Somos amigos desde los 15 años. Nos conocimos en la época del colegio, íbamos a fiestas y eso. Igual, como juega al fútbol, estuvo mucho tiempo afuera. Mantuvimos el vínculo siempre y a los 27, él estaba jugando en Jujuy y yo me fui para allá para sorprenderlo en su cumpleaños y se activó algo.
-¿Nunca habías pensado en él de otra forma?
-La verdad que no. Pero al fin y al cabo todo terminaba en que la personalidad y el hombre que yo buscaba era un hombre como él. El clásico: "Lo tenés frente a tus ojos". Una vez su mamá me dijo: "Vos estás buscando algo en un hombre que no vas a encontrar nunca porque lo tenés en frente y no lo ves. O buscan otra cosa o se casan y forman una familia... Ya se lo dije a Federico".
-Lo supo antes que ustedes.
-Pero no había pasado nada. Me tiró un mensaje ahí subliminal por abajo deslizado. Y después se desencadenó todo muy rápido. La prima ese día en la cancha que fuimos me había dicho: "¿No te das cuenta cómo se miran?". Y me quedó ahí vibrando. Todos lo veían menos nosotros. Hasta el padre me contó que le había dicho a Fede dos años antes que íbamos a terminar juntos. A mí me daba miedo perder la amistad. Después del primer beso nos pusimos serios, sabíamos demasiado el uno del otro. Cada uno solucionó sus temitas y nos casamos a los 4 años.
-¿Qué fue lo más difícil de pasar de ser amigos a pareja?
-Fue aprender a encontrarnos de otra forma. Ya nos conocíamos, pero ahora conocernos como pareja, como cónyuges... La confianza también tiene su contra y hay que aprender que hay que ceder un montón de cosas. Por ejemplo, tenemos dos perras, pero eran mías, yo caí con dos perras en el paquete. Después falleció Milka, que era el amor de mi vida, y nos quedamos con Palta, y el año pasado se sumó Monarca, la adoptamos de un criadero ilegal, es una boyera.
-Hace poco contaste que perdiste un embarazo.
-Ya pasó. A mí me pasó de enterarme que es más normal de lo que uno cree, empezás a hablar con gente y te das cuenta. Es difícil de atravesarlo por las expectativas de ser mamá. Ahora para adelante.
-¿Tenés ganas de ser mamá?
-En algún momento sí. No sé si ahora... Se va a dar cuando se tenga que dar. Ojalá que se dé.
-¿Siempre quisiste?
-Sí.
-¿Eras medio Susanita?
-Siempre fui noviera. No sé si Susanita, siempre quise ser madre más de joven y, cuando llegué a los 28, dije: "No, nada que ver". Uno va atravesando la vida y va pasando por diferentes situaciones, qué sé yo... Son aprendizajes.
-Ahora estás en otra página.
-En este momento de mi vida estoy concentrada en mi laburo a full y si tiene que pasar va a pasar. Pero ahora estoy totalmente dedicada a mi trabajo... A la peli, que no lo puedo creer lo que estoy viviendo... La verdad que estrenar una película hoy en día es difícil. Además se va a estrenar también en Uruguay, Chile, Perú, México y Miami.
Manu Viale: una artista multifacética que quería ser maestra jardinera
Manu está feliz por el estreno del filme aunque no es su único gran logro de este 2024. Su costado histriónico y geminiano viene encontrando un vehículo de expresión desde hace tiempo en el mundo de la comunicación: conduce, junto a Cachete Sierra y Agustín Franzoni, Circuito cerrado, en La Casa.
"El stream te permite ser uno mismo. Es muy día a día y te permite estar de mal humor, de buen humor y sacar todo para afuera", dice sobre las posibilidades que le da estar del otro lado del micrófono siendo Manuela Viale y no estar escondida detrás de un personaje de ficción.
-¿Qué es lo que te convoca del streaming?
-Hice streaming el año pasado y la verdad es que me llevo re bien. El stream te permite ser vos mismo, sacar para afuera. Después cuando uno actúa hace un personaje, lo podés habitar desde otro lado o crearlo, pero el streaming es muy del día a día. A Cachete lo conozco hace muchos años y tengo mucha confianza con él y con Agus laburé el año pasado en Red Flag. Este grupo es gran parte de mi estabilidad emocionalidad hoy, nos re acompañamos.
-Sos una persona que está en medios desde siempre, ¿cómo llevaste esa exposición?
-No sé si tanto, mis hermanos por ahí sí. No recuerdo haber tenido mucha exposición de chica. Estoy como más resguardada... Hasta el día de hoy puedo ir a comer a un lugar y que nadie se dé cuenta de que estoy. No tengo el nivel de exposición que tienen mis hermanos. No lo viví ni mal ni bien, yo elegí este camino. Trabajé dos años en un jardín y nadie se enteró.
-¿Qué te pasaba con esa exposición del resto?
-Me han llegado a preguntar si padecía el apellido que tengo, la gente pregunta cada cosa. Es el apellido que me tocó y uno aprende. Siento que me criaron muy bien y que tengo una familia muy sana.
-¿Querías ser maestra jardinera antes que actriz?
-En realidad, no sé si quería ser actriz. Me salió un casting y literal fue el peor casting de mi vida. Era para que Tierra rebelde, la segunda temporada. Tenía que hacer de una india del 1800 y re daba el perfil, era tipo Pocahontas. Lo hice y quedé. Ahí cambió mi vida, a los 19 años.
-¿Estudiabas teatro?
-De más chica, pero no con el fin de dedicarme a esto. Quería ser maestra, no llegué a estudiar, pero trabajé como helper de maestra. Cuando me llegó el casting, yo estaba en el jardín y tuve que dejar y fue como: "Bueno, no sé, vamos a probar esto". Y la vida después me fue llevando y ahora estoy acá.
-Claro, un poco de casualidad.
-Y el streaming también se fue dando. Yo trabajé en Fans en vivo, en FWTV, una especie de canal de streaming, pero con tele y cámara. La metodología la tenía, fue fácil. Para mí hay gente que sabe que puede llevarse bien con el streaming y otros que se ponen más nerviosos. Lo de Red Flag salió así yendo de invitada, muy natural. Empecé a ir, a ir y a ir y me ofrecieron estar ahí y hace dos meses que arrancamos con Circuito... en La Casa. Así que feliz, no me puedo quejar.
-Estás en un gran año.
-Sí, la verdad que sí. No puedo pretender más de lo que tengo, sino disfrutar el momento.
-¿Qué te pasó cuando te viste en la peli?
-Es re difícil. Igual lo hablo con todos los actores y a nadie le gusta verse porque es muy difícil no encontrar cosas para corregir. Siempre uno dice: "Ay, acá podría haber hecho esto". Hay que soltar un poco el control porque sino no se puede. No es que te ves y decís: "La rompí", no conozco a nadie que diga: "Soy increíble".
-¿Sos muy autoexigente?
-Sí, soy autoexigente. Tengo una metodología de trabajo en la que le digo al director que se sienta con la libertad absoluta de decirme absolutamente todo. Yo estoy actuando y hay cosas que no veo entonces, si ve que puedo mejorar como actriz cambiando algo, está bueno que me lo diga. Yo no me lo voy a tomar mal. A mí me encanta que me critiquen de forma constructiva. Me gusta que me guíen, que me inviten a mejorar. De eso se trata, de ir aprendiendo cosas nuevas y formas diferentes de ver la vida.
-¿Algo que te gustaría hacer que no hayas hecho?
-Corrí cuando tuve correr. Yo voy variando. Voy probando cosas. Me aburro, voy, vengo probando. Me gusta hacer teatro, me gusta hacer cine. Me encantaría hacer alguna serie en alguna plataforma.
-¿Conduciendo almuerzos?
-No sé, eso me parece que es es más para otros. Cuando lo reemplacé a Darío Barassi en 100 argentinos estuvo buenísimo. Me veo conduciendo un programa más de entretenimiento, de diversión. Medio como un streaming, pero por ahí de tele, qué sé yo. Ahora se está barajando mucho eso de conducir un programa de cocina.
-¿Querés ir a MasterChef?
-Estuve en GP de cocina y estuvo buenísimo. La pasé bomba, soy re competitiva, entonces lo viví a flor de piel. Hice todo lo que no quería hacer en cámara, como llorar porque me iba.
-¿Se dan consejos con Juana?
-No sé si tanto nos aconsejamos. Pero sí hablamos, obvio, re. Nos acompañamos, yo estuve en el estreno de la obra de Juana. Ella tiene mucho más entrenamiento, tiene más películas encima.
-¿Se llevan bien entre ustedes?
-Sí, como cualquier hermano. Soy más pegada a Matías porque viví con él, con Juana y Nacho me llevo 9 y 10 años. Ellos venían como cuando tenés padres separados. Mi papá siempre se llevó muy bien con la mamá de sus hijos, siempre lo viví como una familia ensamblada. Pasábamos las fiestas juntos.
-¿Sentís que venir de la familia que venís te facilitó el camino?
-Al contrario, es más difícil porque tengo que demostrar que soy lo que soy por mí misma y no por ser la hermana de. Pero siempre me moví con mucha naturalidad y la persona que me conozca me va a conocer por mi autenticidad y mi forma de ser y mi talento. El que no me conoce capaz me prejuzga. Ya me conocerán.
Manu Viale: entre la epilepsia la diabetes tipo 1
Manu Viale muchas veces utiliza su trabajo como medio para comunicar. Fue en su programa de stream donde contó que como su sobrino Silvestre, el hijo de Juana Viale y Gonzalo Valenzuela, ella también sufre de epilepsia.
"Vivo con esto hace un montón. Me senté, lo conté y se empezó a hablar mucho del tema. Me escribió un montón de gente con epilepsia. Tengo una vida normal, solo que tengo que dormir bien y tomar medicación, como un montón de personas que toman medicación de por vida", dice.
También al aire salió Fede, con quien acaban de cumplir 2 años de casados, para concientizar sobre la diabetes tipo 1. Retirado del fútbol, el deportista se dedica a dar cursos sobre este tipo de enfermedad por la que necesita insulina de por vida.
"Se le disparó los 16 años jugando al fútbol y se tiene que inyectar insulina todos los días", cuenta Manu. Y suma: "El año pasado empezó a dar con un socio un curso de diabetes. Están ayudando a la gente a, como dicen ellos, `liderar la diabetes´. Está buenísimo. El otro día vino al programa, porque había sido el Día internacional de la diabetes, a hablar de eso".
-¿Qué tipo de cosas enseñan en el curso?
-Enseñan a vivir la diabetes de una forma más genuina, más fácil, a vivir la vida con diabetes, que no nos limite a nada. Hay muchas cosas que uno no sabe y por eso hay que aprender. Pueden hacer todo, solo que nuestro páncreas funciona y el de ellos no y se tienen que inyectar insulina. De la misma forma que nosotros comemos helado, también pueden comer helado, pero se tienen que inyectar insulina. Lo lleva re bien, hace 16 años que tiene, la tiene atadísima.
-Hace poco compartiste que vos tenés epilepsia.
-Compartimos, un ratito cada uno. Nos acompañamos. A los 13 me diagnosticaron a mí pero también lo llevo con recontra naturalidad. No es una piedra en el camino. Vivo con esto.
-¿Tenés que tomar medicación de por vida?
-No lo sé. Pero por ahora la tengo que tomar. Si el día de mañana no, ojalá, bienvenido sea. Pero si no convivo con esto. Es como una persona que tiene tiroides, migraña... Hay un montón de cosas.
-Celiaquía.
-Sí, está flor de piel. Casi todo el mundo está intolerante a la harina.
-¿Hace mucho no tenés un ataque?
-Tuve uno hace un año más o menos.
-¿Ya todos saben cómo ayudarte?
-Sí, pero me puede pasar sola también. Me pasó varias veces y me levanto y una lloradita y a seguir. Yo me levanto y es como si no me hubiese pasado... "Okey, me caí, tuve una convulsión". Hasta que se me vuelve a resetear el cpu...ahí estoy. El tema es no golpearse. Es como que se desconecta la cabeza. Te levantás y empezás a registrar y a dormir, porque termina el cuerpo muy agotado.
-¿Te acordás de lo que pasó?
-Me acuerdo de antes, es como blanco. Se me apaga la tele.
-¿Todo esto lo trabajaste con terapia?
-La verdad que no. Creo que lo llevo desde tan chica y hago terapia desde tan chica, que lo tomé como parte de mi vida. Si en algún momento se me va, buenísimo, y si no seguirá siendo parte de mi vida. Creo que lo más importante es ocuparse y no asustarse y llevarlo con naturalidad y que no sea una piedra en el camino y que no dejés de hacer cosas por la epilepsia ni por la diabetes ni por nada.
-Son cosas que pasan y están.
-Exacto, uno tiene que aprender a vivir con las cosas que le presenta la vida. En mi caso es la epilepsia, en el caso de Fede, con la diabetes. La vida creo que nos pone obstáculos en el camino y hay que vivir con ellos o tratar de esquivarlos, como las angustias, los ataques de pánico.
-¿Tuviste alguna vez un ataque de pánico?
-No, pero veo la gente con ataque de pánico y hay que aprender a vivir con eso y las depresiones y un montón de cosas... En mi caso es la epilepsia y hay que vivir con eso y hay que llevarlo de la mejor manera y hay que seguir viviendo. Y eso hago.
-¿Qué lugar ocuparon ahí tus viejos?
-Recontra pendientes, recontra el pie del cañón. O sea, la verdad que no me puedo quejar. Siempre estuvieron conmigo. Son lo más los dos.
-¿Te llevás igual con los dos o sos más papera?
-Re bien con los dos pero tengo un poco más de Edipo. Eso no sé si tiene que ver con la epilepsia. Para mí la mujer es más papera.
-¿Sentís que tenés más cosas en común con él?
-Sí, sí, yo creo que sí. Y siento que él también tiene su vínculo con sus cuatro hijos diferente. Se ocupó toda la vida de tener su vínculo diferente con sus hijos, con diferentes personalidades también.
-Fuiste tía súper joven.
-Sí, re. Los amo con todo mi ser. No me acuerdo tanto, Ámbar tiene 22. No lo viví tan a flor de piel porque era muy chica. Ahora que estoy viviendo nacimientos de hijos de amigas mías me doy cuenta. Pero los amo. Juana fue mamá muy chica. Tiene 10 años más que yo y tiene hijos re grandes.
-Está de vuelta y vos estás por empezar.
-Claro, igual está buenísimo porque ella tiene sus tres hijos y son grandes. Àmbar es una mujer ya. Es una bomba.
-¿Se llevan bien?
-La amo con todo mi ser. Es mi debilidad, es que es la primera y es mujer. Cuando nació yo tenía 11. Es mi par, no lo podés hablar como una nena, es una chica grande. Siempre fue grande porque fue criada por gente grande, tuvo que manejar el mismo idioma, pobre. Entonces hoy hablás y te parte el cerebro, decís: "Eh, yo a los 22 no sabía dónde estaba parada y vos me estás hablando de esto, wow". Y los otros son más bebotes pero bueno son varones y más chiquitos.
-¿Le ves algo artístico?
-Yo creo que sí. No sé, también es re estudiosa, entonces no sé. Que haga lo que sea, es re buena alumna. Siempre fue re buena alumna, muy inteligente. Pero bueno, vamos a ver para dónde dispara.
Fotos: @chrisbeliera
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Retoque y portada: Darío Alvarellos
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