Marixa Balli (53) y Virginia Gallardo (35) compartieron su mala experiencia tras pasar por el quirófano. Ambas se quebraron en sus respectivos programas al relatar las consecuencias que sufrieron tanto a nivel físico como mental.
El disparador fue el caso de Silvina Luna, que abrió su historia personal con el fin de ayudar a otros. En su caso, denunció penalmente a Aníbal Lotocki y la Justicia lo sentenció a cuatro años de prisión. Sin embargo, sigue atendiendo porque la condena no quedó efectiva. De hecho, mientras el juicio se estaba llevando a cabo, murió un paciente durante una operación que estaba realizando.
Todavía son muchas las mujeres que eligen hacerse un retoque en el cuerpo con el fin de verse algo diferente a la belleza natural que les tocó. Hay menos vueltas en admitir el paso por el quirófano, y muchas buscan verse como su filtro de Instagram favorito. Sin embargo, poco se conoce de las consecuencias a largo plazo, y es por eso que la palabra de las que se operaron hace dos décadas tiene otro peso al día de hoy.
Virginia Gallardo, otra víctima de Aníbal Lotocki: "La Justicia nos pide a nosotras que hagamos lo que ellos no hacen"
A Virginia Gallardo la historia relacionada con Silvina Luna y Aníbal Lotocki la toca muy de cerca, ya que ella también eligió atenderse con el supuesto cirujano y su salud también pagó el alto precio que le quedó como resultado en el cuerpo.
“Yo me opero y a los cinco meses me desgarro, a un nivel que no podía levantar la pierna a noventa grados”, dijo mientras su voz empezaba a quebrarse. Con las lágrimas ya corriendo sobre su rostro, confesó que pensó que nunca más podría bailar. “Justo fue en 2010, el año que encima llega la propuesta del Bailando, con lo que eso significaba, yo lo hice rota y nunca me victimicé en la pista. Pueden dar fe tanto mi coach y mis compañeros”, señaló.
“La Justicia nos pide a nosotras que hagamos lo que ellos no hacen", aseguró. Si bien ella no tomó la vía judicial, buscó el bienestar y la tranquilidad en su decisión. Mencionó algo que se repite en los testimonios de las mujeres: el abrir esos procesos significa una revictimización para la denunciante, además de tiempo. "Yo tomé el camino más fácil, todas optamos caminos diferentes. Yo pensé: ‘Bueno, si mi consecuencia mayor fue solo vivir con dolor, es nada al lado de esta gente’”, indicó con cierto alivio en su voz.
En otra oportunidad, la panelista contó que se operó con Lotocki cuando tenía 21 años y que lo hizo por un canje. “Era muy chica y estaba muy expuesta. Estaba trabajando en ShowMatch y también con Gerardo Sofovich. No acudí a mi familia", explicó en Intrusos (América), cuando formaba parte del panel y se animó a contar su experiencia por primera vez en el aire.
Marixa Balli se quebró al contar la mala praxis que sufrió: "Ver las cicatrices me hace daño"
Marixa Balli también fue víctima de la mala praxis y no se calló al respecto. Anoche, durante la emisión de LAM (América TV), compartió parte de su historia y no pudo evitar las lágrimas. Su paso por el quirófano fue para someterse a varias cirugías reconstructivas luego del grave accidente automovilístico que tuvo, en donde su novio de ese momento perdió la vida en el acto.
“El cinturón de seguridad me salvó la vida, aunque también hizo un gran daño en mi cuerpo, y un cirujano en el que yo confié mucho tiempo me hizo una mala praxis que hasta el día de hoy intento corregir”, contó.
Sin embargo, cuando Yanina Latorre indagó sobre los detalles de su dolencia, Marixa se guardó la respuesta. “Ya de por sí ver las cicatrices me hace daño”, justificó, justo antes de que se quebrara su voz. Ella intentó atajar las lágrimas, sin bajarse de este tema que considera que se tiene que hablar. Mientras, Ángel de Brito se dio cuenta de la situación e intentó llenar el silencio que se genera cada vez que la intérprete de "La Cachaca" cuenta sus increíbles vivencias: "¿Cómo hacés para vivir con dolor? Te la bancás, no queda otra", apuntó con cierta resignación.
“El cirujano, que era el que me operaba siempre, se mandó una cagada. En lugar de decirme que no estaba capacitado para esto, me dijo ‘Marixa, divina, vení' y me aniquiló. Es un número 1 todavía”, sostuvo con pesar.
Lo peor fue la reacción del profesional después de haber actuado mal: “Nunca reconoció lo que hizo. Te da vergüenza decir lo que me hizo, porque siempre fue un buen cirujano”. Sin embargo, después de eso pasó por otros siete médicos. Y remarcó que si no reclamó, es porque le da vergüenza y odio.
“Son unos brutos. Te sientan en un quirófano, te dicen que te lo van a solucionar y te siguen cagando la vida. ¡Por qué no se dedican a otra cosa! Estoy enojada con todos. Lo único que quieren es cobrarte. Son un desastre: que aprendan a operar”, sentenció, enojada.
El caso de Silvina Luna
Silvina Luna (42) se operó con Aníbal Lotocki en 2011, justo cuando la presión del medio empezó a exigirle ciertas medidas a su cuerpo. “Siempre tuve problemas con mi autoestima. Los que me conocen saben hasta qué punto pagué por ese punto débil. Tomé una decisión cuando me sometí a una cirugía estética que no necesitaba porque quería verme mejor, más sexy, más acorde con el estereotipo de belleza que se imponía”, contó.
Ella fue en búsqueda de un aumento de glúteos y cuando preguntó los riesgos, Lotocki no se los dijo. El segundo problema fue el material que le puso en el cuerpo, que se presume era metacrilato mezclado con algo más. Dicho material, sin la mezcla que nunca se pudo comprobar, es habitual en los consultorios odontológicos y jamás se podría utilizar en grandes escalas, ya que tiene un riesgo grande de ser rechazado. El tercer problema fue que el supuesto médico no cumplió con su palabra y terminó agregándole el material también en los muslos, algo para lo que Silvina no había dado su consentimiento y se enteró al despertar de la anestesia. Esta también es una práctica habitual por parte de Lotocki.
Finalmente, el cuerpo de Silvina lo rechazó y se le generaron unos granulomas que afectan directamente el funcionamiento de su sistema renal. Es por ese motivo que se le manifestó una insuficiencia y una hipercalcemia en sangre. Ahora se encuentra en diálisis y a la espera de completar esa etapa del tratamiento para someterse a un trasplante de riñón.
"Fue muy duro porque se hizo crónico, todos los días siento un fuerte dolor en piernas y espalda y no se lo deseo a nadie. Cuando uno vive con dolor no podés pensar en nada. Ahora están en la búsqueda de los analgésicos que le den en la tecla. Mi vida transcurre entre médicos, me tengo que buscar un novio médico", apuntó con gracia, encarando con una sonrisa esta realidad que le toca vivir.