Con una agenda apretadísima y a pocas horas de estrenar, Laurita Fernández recibió al equipo de revista GENTE para hablar del desafío de interpretar a Señorita Miel en Matilda, el musical. La obra que estrena esta noche en el Gran Rex cuenta con un elenco de lujo compuesto por José María Listorti, Fer Metilli y Soy Rada.
Entre cafés, un teléfono que no para de sonar y muchos nervios, asegura que la producción emocionará a los espectadores, y que también será una gran oportunidad para los más chicos que no conocen la historia y un golpe nostálgico a quienes, como Laurita, crecieron con esta emotiva y divertida historia.
–¿Cómo te sentiste cuando llegó la propuesta?
–Genial, porque yo vi la película un millón de veces. Tengo el recuerdo de cuando era niña. La pasaban todos los domingos en la tele de aire y me la quedaba mirando. Tengo grabadas muchas escenas icónicas, como la parte de la torta de chocolate y Bruce, la nena revoleada por las trenzas... Cuando me convocaron no lo dudé. No había nada para pensar sobre la propuesta. Estaba segura que sería un placer enorme.
–¿Cómo es estar a la par de tantos niños en escena?
–Muy lindo, porque los chicos nos dan un amor impresionante. Es gracioso, ya que ellos no me llaman por mi nombre, sino me dicen "Maestra Miel". Me derrito de amor con ellos. Van cambiando los elencos de niños para que no estén tantas horas. Lo loco es que cuando se marca algo a un equipo, el otro pasa con la corrección tomada. Prestan mucha atención y tienen una gran capacidad para absorber la información. Es impresionante cómo trabajan. Llegan a la sala de ensayos con todo aprendido y muy felices. Ellos están jugando y no son tan conscientes de la magnitud del show, lo que está buenísimo porque les quita presión. Son muy talentosos... Podría hablarte de ellos todo el día. Cuando vayan a ver la función y sientan la energía de esos nenes... En el cuadro final terminamos todos llorando.
–¿Qué es lo que más te emociona de esa situación?
–Es muy difícil de explicarlo porque hay que vivirlo. Si alguien te lo cuenta no lo creés. La historia es re linda y con un mensaje hermoso. Tiene que ver con los nenes que son tan transparentes y están ahí vivos.
–¿Hay algo de ellos que te recuerde a vos en tu infancia?
—Me hace acordar a cuando yo era chica me pasaba y cantando en el living de mi casa. También participaba en todos los actos de mi escuela. Cuando los veo a ellos me emociono porque realmente quieren dedicarse a esto. En un ensayo uno de los chicos me dijo: "Quiero que la vida sea un musical". Casi me muero, ¡y los treinta chicos son así! Es una locura.
–¿Te piden consejos para pararse en las tablas?
–No, nada. Ellos juegan a imitarnos. Se saben todos los diálogos. Si me olvido la letra, al instante me dicen cómo seguía. Pensamos que íbamos a tener que estar al servicio de ellos y sucede todo lo contrario. La tienen clarísima. Es un placer.
–¿Hay algún punto de encuentro entre Laurita y el personaje de Señorita Miel?
–¡Sí! Creo que las dos conectamos desde lo amoroso y lo positivo de todo, a pesar de... El personaje de la Señorita Miel tiene todo un alrededor espantoso, pero igual va para adelante. Me veo reflejada en que soy muy optimista y trato de buscarle el lado bueno a las cosas. Si pasa algo malo intento entender por qué está pasando. Soy muy impulsiva y enérgica pero, ante todo, positiva.
–Sos muy enérgica, estás de un lado para el otro todos los días, pero sin embargo te manejás con mucha calma. ¿Es así, verdad?
–Sí, trato de administrar la energía. En momentos de tranquilos me gusta permanecer calmada, pero en la conducción o escenario, cambio el chip y pongo todas mis pilas. Eso sí, cuando termino necesito volver al silencio. Una vez que corto de grabar o ensayar, me quedo callada y sola en el camarín. Un momento clave es cuando subo al auto después de trabajar y voy tranquila escuchando música. Mi trabajo es muy para afuera y los ratitos de paz son clave.
–Estás full al frente de la conducción de Bienvenidos a Bordo y Matilda...
–Sí, a mí el programa me encanta. Hasta fines de julio seguiremos en el programa, después veremos.
–¿Este ritmo laboral afectó en tu pareja?
–Ya cambió, totalmente. El proceso de ensayo fue muy desgastante: estaba todo el día con los libretos y los diálogos. Peluca (Claudio Brusca) es mi compañero. Él me re banca y entiende. Con el correr de las funciones las cosas se van a acomodar un poco más.
–¿Cómo pensás que van a dejar el teatro los espectadores?
—La gente se va a llevar toda una experiencia. Me pasa viendo las pasada que no la siento una obra más. Te puede tocar muchas fibras emocionales. Va a ser muy nostálgica para los amantes de la película. Esta producción es inmensa. Está bajo los estándares de Broadway.
Fotos: Chris Beliera y gentileza de Soy Prensa