A poco más de una semana de haber estrenado en los cines, Argentina, 1985 sigue cosechando elogios en los famosos festivales europeos. Tras su comentada presentación en la Mostra de Venecia, la película dirigida por Santiago Mitre y protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani, pasó por el popular festival español de San Sebastián y otra vez fue aclamada por la crítica y los asistentes.
El film está inspirado en la historia real de los fiscales Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo, que en 1985 se atrevieron a investigar y enjuiciar a los altos mandos de la dictadura militar argentina. Bajo amenaza constante sobre ellos y sus familias, corrieron contra el tiempo para hacer justicia por las víctimas.
En esta oportunidad, luego de haber sido homenajeada en Venecia con una ovación de 9 minutos en su muestra oficial, los cientos de espectadores que observaron el film le otorgaron una puntuación media de 9,16 puntos sobre 10, una valoración que la ubica entre los más altos del registro histórico de la competencia en el País Vasco.
Asimismo, durante la proyección, los periodistas también le entregaron su visto bueno con sendas ovaciones, durante el impactante monólogo final de Darín y a la hora de los créditos finales.
Qué dijo Ricardo Darín sobre trabajar en Argentina, 1985
Bajo ese marco, en declaraciones a El español, el actor argentino mostró su satisfacción por el recorrido que está teniendo la película y destacó la responsabilidad de representar una historia real y ligada a uno de los hechos más dolorosos de la historia reciente argentina.
Sobre la responsabilidad de encarar a una persona real. “Es un regalo que te ofrezcan un personaje así. Es un compromiso al mismo tiempo, porque al tratarse de una persona real, uno tiene que ser muy cuidadoso. Debes ser muy respetuoso y prudente”, analizó.
Sobre el personaje del fiscal, aseguró: “Strassera es un sueño para un actor. Es alguien al que aprendí a querer paso a paso durante el proceso de investigación previa y el rodaje”.
Sobre “Nunca más”, reveló: “Nunca me tembló el pulso con respecto al alegato”.
Sobre la construcción de la escena: “Es paradójico, porque estamos hablando de un monólogo que tiene 11 minutos, algo que en términos cinematográficos es una eternidad y sin embargo pasa volando”. Además contó que la escena del monólogo la hicieron 30 veces a lo largo de varios días de filmación. Y a pesar de las repeticiones de su discurso y del cansancio que podría haber entre los asistentes, la carga emotiva era constante.
Sobre la emoción de los presentes, destacó: “Había entre 300 y 350 personas sentadas en la audiencia. Cada vez que me fijaba en ellos, siempre me encontraba a extras que llevaban varios días escuchando lo mismo y que aún así tenían los ojos rojos por la fuerza de la escena. Y recordó: “Fue una escena muy emocionante para todo el mundo. En una ocasión llegué a ver cómo el actor que hacía de Videla se emocionaba”.
Sobre la herida que dejó la dictadora, dijo: “En gran medida, sí. En Argentina nunca se ha cerrado nada, está todo abierto todo el tiempo. Pero hay que ser justos y admitir que la sociedad ha sanado casi todas sus heridas”.
Sobre el alegato y el presente: “Hoy en día, a pesar de algunos conceptos o reflexiones aislados con respecto al atentado contra la democracia, considero que la sociedad está mucho más preparada y mucho más sólida en ese sentido. Hay un sentimiento unificador que en parte creo que se debe al Juicio a las Juntas. Ese ‘Nunca más’ final tiene una altísima representatividad. Es probablemente una de las pocas cosas en la historia de la Argentina que lograron verdaderamente una unificación”.