“Mi lugar en el mundo”. Esa es la primera frase que sale de la boca de Flavia Palmiero (57) cuando empieza a hablar de la propiedad en la que vive, emplazada en el coqueto Barrio Parque. Estas paredes tienen historia. La suya y la de su familia. Es el lugar que la que la vio gestar uno de sus grandes proyectos: una marca de ropa propia, en donde se siente representada al cien por ciento.
Eran esos tiempos de pandemia en donde la reclusión la invitó a ir por más. Hoy, este hogar es punto de encuentro, oficina, el lugar desde donde nacen sus mejores ideas y en donde las materializa a través de campañas de fotos que ella misma protagoniza.
Pero antes de conocer por dentro qué esconde la artista detrás de estas paredes hay que recordar una anécdota. Corría el año 1997 cuando Diego Maradona (1960-2020) jugaba en Boca Juniors y le pidió a Guillermo Coppola (75) que le consiga un camión Scania para movilizarse por la ciudad y evitar el acoso de la prensa. Cuando se separó de Claudia Villafañe (62), se mudó a Barrio Parque, justo enfrente de la casa de Flavia, y revolucionó esa coqueta zona de la Capital.
Los vecinos estaban como locos porque, cuando llegaba con un vehículo de semejante porte, cortaba las ramas de los árboles y dejaba todas las calles llenas de hojas. A esto se le sumaban las alocadas fiestas que hacía El Diez, algo que supuestamente despertó la furia de la actriz que lo habría denunciando por ruidos molestos. En 2002 se terminó mudando tras un incendio… y un nuevo escándalo.
“Yo el día del incendio no estaba, pero se encontraba mi mamá y me llamó. Llegué a la noche y la verdad fue tremendo porque estaba el camión en la puerta y las llamas le pasaban cerca. Pero justo todo ese fin de semana no me encontraba en casa, es lo primero que recuerda. “Con Maradona siempre tuvimos la mejor onda. De hecho, a Guillermo yo lo veía diariamente porque él iba varias veces, aunque a Diego casi nunca lo cruzaba”.
Y confiesa respecto a los rumores de una pelea con el deportista: “Sobre la anécdota de los ruidos por los fuegos artificiales, te puedo contar que sí. Todas las noches él tiraba cohetes y yo un día que lo veo ahí a Coppola en la puerta le digo, ¡ay, por fin! (en tono de que vino alguien a poner cordura) ¡No sé podía dormir! Ahí Guillermo me dice que se los escondían, pero él siempre los encontraba. Igualmente, siempre la mejor”.
Así es la casa de Flavia Palmiero
“En esta casa no se entra con zapatos. Me gusta que haya rico perfume, soy muy de ventilar y de buscar que haya buenos aromas”, cuenta apenas recibe a Revista GENTE en Puertas Adentro sobre uno de los requisitos que le impone a sus visitantes. El blanco, el beige y el off white son los tonos de la paleta que predominan en todos los ambientes, especialmente en el imponente living-comedor. Algunos detalles en negro o gris buscan brindar el contraste.
“Me gusta mucho el color blanco. Este es un lugar en el que miro televisión, series, películas y leo libros. Es un espacio en donde tengo comodidad para entretenerme e inspirarme en mi trabajo”, agrega.
“La decoración la hice yo. Soy simple, muy básica. No me gustan las cosas cargadas. La casa es funcional y se usan todos los espacios. Me gusta tener un lugar que me de paz porque creo en las energías”, agrega mientras camina por la propiedad.
Ubicada cerca de las vías del ferrocarril, la casona tiene unos 320 metros cuadrados y luce un aspecto elegante que se combina con el minimalista. “Acá creo, vivo. Es el lugar en el que más cómoda me siento. Lo que más me gusta es estar en casa y cuando me voy de viaje extraño”, sintetiza.
Detalles en metal, numerosos portarretratos con fotos suyas y un amplio ventanal que da al jardín y en donde se asoma una de sus últimas adquisiciones: dos plátanos que plantó hace un año y medio. “Eran chiquitos. Amo todo lo que tiene que ver con la naturaleza, lo verde”, revela. Cada tanto, algún aspecto de la naturaleza da color a los ambientes.
Sin dudas que este rincón en el mundo, que habita desde hace 25 años, fue epicentro de los grandes momentos de su vida y hoy, a pesar del paso del tiempo, conserva en sus entrañar parte de su historia.
“Entre los recuerdos que atesoro en una de las habitaciones están los juguetes de mi infancia y los de mis hijos. Tengo muchas cosas. Hasta tengo vestuarios de La ola está de fiesta, aunque fui sacando muchas cosas. Como me gusta la ropa, tengo variedad”, añade.
En la habitación, Palmiero buscó la calidez de la mano de listones de madera que usó para recubrir una de las paredes. Allí hay un pequeño sofá en donde se relaja luego de sus extensos días y lee revistas de moda y decoración que compra en el exterior. También tiene un mini camarín y para la decoración se inclinó por sumar más fotos de su archivo personal.
Por qué Flavia Palmiero no convive con Luis Scallella
Y esta casa, que por momentos se llena de gente en días de intenso trabajo, de noche tiene una apacible calma. Palmiero es una de las tantas figuras que apostó a una relación con cama afuera. Con Luis Scalella se conocieron en 2012, en el cumpleaños de un año de uno de los hijos de Flor de la V, y en poco tiempo entablaron una sólida historia de amor.
“Vivimos separados, pero él viene diariamente a casa. a veces se queda a dormir. Lo manejamos de esa forma. Estamos juntos hace once años y pico. No tenemos fecha de aniversario, somos una pareja atípica”, cuenta sobre lo cotidiano de la relación con el presidente de Argentina Sono Film y productor de importantes películas del cine argentino.
Cuando se le pregunta si no estar tanto juntos y extrañarse un poco es la clave del éxito, responde: “No sé como es el éxito. Es lo que hacemos, lo que podemos y sentimos. Encontramos la vuelta el uno al otro, algo que lleva mucho tiempo. Él sabe que soy una mujer independiente que toda la vida se manejó con su propia economía y poder disponer, en base a eso, de sus tiempos. Sigo defendiendo eso a pesar de que a veces estoy ajustada de todo lo que quiero hacer. Luis lo respeta”.
“Siento que esta es una relación más relajada. No estamos con eso de que si me manda flores o me hace regalo por un aniversario. En algún momento fuí así, pero los años te van curando. Es la única razón por la que el tiempo pasa para bien. Relajas las exigencias. Cada uno tiene sus dramas, sus angustias y nos acompañamos. Uno calma al otro. La vida tiene muchos matices”, destacó.
El dolor de Flavia Palmiero por la relación a la distancia con sus hijos
“Es un tema complicado que me shockea y que me cuesta procesar”, dice Flavia apenas se le pregunta por sus hijos. Sus ojos empiezan a brillar. Giulana (30) y Gianmarco Batellini (29) viven actualmente en ciudades distintas de España. Ella es arquitecta y él es chef y da clases de tenis. La tecnología, en este caso, no logra reparar la sensación de un abrazo, un beso o un te quiero en persona.
“En el último viaje que hice para visitarlos la despedida no fue tan brava, pero llego acá y la angustia es terrible. Con ellos la pasamos muy bien. Tenemos una relación sana y honesta… pero no están acá. Es durísimo. Con cualquier padre que lo hables es complicado. Tener a los hijos lejos es difícil”, lamenta.
-Pero ellos tienen un buen presente.
-Claro, entiendo que es algo bueno. Ellos están bien. Yo el otro día, en medio de una charla en donde surgió el tema, le dije a Giuliana que jamás le diría que vuelva.
-¿Apoyaste esa decisión?
-No estuve de acuerdo, pero los apoyé y los acompaño. Los banco. Tiene un lado positivo muy grande para ellos. Trato de ver ese vaso medio lleno. Es un crecimiento para ambos y yo lo tomo como una enseñanza. Me duele mucho, pero es la época que nos toca atravesar. La mayoría de la gente está en la misma. ¿Cuánto durará? No lo sé. Por ahora no tienen planes de volver.
-Lo bueno es que los dos viven cerca, ¿se ven seguido?
-Gianni estuvo primero en Dinamarca, luego en Budapest y ahora en Madrid. Ella está en Barcelona. No se ven tan seguido, pero por suerte están en el mismo país.
-¿Cuándo tenes planeado verlos?
-Ahora en mayo voy unos días. No se puede viajar a cada rato por razones económicas, de salud, y muchas cosas. Pero cuando voy es alucinante. Me da alegría ir, pero ni bien llego pienso en lo mal que voy a estar cuando me tenga que ir. En el último viaje lo trabajamos para que eso no sea tan cruel.
-Es como una herida que no cierra.
- El tiempo ayuda. Es la angustia de una madre.
-¿Qué los motivó a irse?
-La situación de Argentina, el país los expulsó.
-Es una frase fuerte.
-Sí. Una cosa es que una persona se vaya a probar suerte porque siente que está capacitada, pero otra es que se vaya porque el país está mal. Esos son los que se quieren volver. Mis hijos aman Argentina, yo también. Igual no pierdo las esperanzas de que podamos recuperar a nuestros jóvenes. A cualquiera de los que se fue en este contexto les preguntas si se quieren volver y te dicen que sí.
-¿Y si le preguntas a tus hijos?
-De eso no se habla. Cuando llegue el momento…
Flavia Palmiero habla de su costado empresarial
Desde hace unos años la conductora decidió meterse en un nuevo ámbito como empresaria del mundo textil con una marca que, además de llevar su nombre, tiene el toque personal de que cada detalle está bajo su óptica.
“Para mi la ropa tiene un lugar funcional y la que vendo también. Vivimos en tiempos en donde la comodidad es clave. Muchas clientas me dicen que les salvo la vida. A mi me gusta el minimalismo, crear prendas versátiles y útiles. Mis vestidos lenceros o las polleras son para cualquier época del año o evento. Después están las camperas, los jeans y las leggings”, enumera.
Sus días lo ocupan el armado de la colección de verano y el desfile con el que se lanzará oficialmente en el Swim Week de Miami. “Son muchas cosas juntas, me queda un mes y es un proceso que lleva tiempo. Hay que comprar la tela, que llegue, mandar todo al taller. Yo, como soy mi propio equipo, simplifico mucho porque hay menos pérdida de tiempo en todo el armado. Soy una tipa práctica, porque sino no podría hacer todo lo que hago”, dice orgullosa.
“El otoño lo tenemos cubierto con jeans, leggings, vestidos lenceros, tops y camperas. Van a venir unas blusas que están en producción y después siempre saco algo de la galera. Pero ahora estoy en la etapa más difícil que es la preparación del verano, la colección estrella de la marca. Estoy como los chicos cando tienen que estudiar para un examante. Lo pateo, digo mañana sigo y de golpe se me ocurren veinte cosas. Del pleno caos emerge la decisión”, detalla.
-¿Cómo te manejas en el armado de una colección?
-Todo lo que tiene que ver con el producto lo trabajo sola. Mientras charlo con vos pienso en cómo combinar esa bikini verde que está atrás. Es un proceso en el que me angustio bastante. Esta va a ser la quinta colección. A veces reflexiono y pienso: “Pero si yo hice esto para disfrutarlo”… hay que bajar un cambio.
-Pero lo disfrutas.
-Sí, pero no me puedo sacar el chip de cuarenta años de trabajo haciendo programas de televisión en donde todo era vida o muerte. La exigencia es fuerte. Pero me digo a mi misma “calmate porque es un juego”.
-¿Cómo cambiaste el chip para pasar de ser conductora y actriz a empresaria de la moda?
-Yo siempre digo que era productora de mis programas. Desde la parte creativa no es muy distinto. Para mi hacer una colección de ropa o un programa, es lo mismo. Siempre fui hacedora. Las mujeres siguen la marca porque le gusta lo que hago y porque lo uso yo, desde ahí tengo la exigencia de ser mi propia modelo. Es algo totalmente comunicativo. Esta marca pertenece a la nueva era en donde se combina la ropa con la comunicación. Mi vínculo con la gente ahora es a través de mis prendas.
Qué opina Flavia Palmiero sobre la situación del país
“Si voy por un camino y aparece un árbol caído, voy por otro camino. No me paro y me pongo a decir por qué nadie lo levanta. Soy una persona que tiene una condición natural de buscarle la vuelta a todo. Pero sí, el contexto siempre es complicado en Argentina. Es mí país, mi vida y no voy a dejar de intentarlo. Yo por momentos no tengo descanso, estoy tratando de tomarme mejor las cosas porque el cuerpo te dice que tenes que cuidarte. No hay que pelearse con el sistema”, dice esperanzada mientras revela que por momentos se preocupa.
-¿Cómo tomás todo lo que pasa en el presente?
-En este país no tenes paz nunca. Como arranque hace cuatro años, me tocó hacerlo en una etapa difícil de pandemia. Fueron años complicados. Acá tenes un dos más dos cuatro, pero cada dos meses tenes que cambiarlo. Hay que ser cuidadoso, no arriesgar tanto. Voy descubriendo las cosas a medida que lo voy haciendo. Yo soy autoexigente.
-¿A qué llamás darle la vuelta?
-No te podría decir cómo. Pienso, investigo, busco. No se me caen los anillos por ir a buscar una tela o llamar proveedores. Hago todo ese trabajo, y cuando veo el producto terminado está la recompensa. Esta marca nunca fue cara ni barata. Yo quiero que mis clientas puedan acceder. Lo que te pasa con la inflación es que te crecen los gastos y no podés trasladarlos al precio final. Tenes que ordenarte siempre. Hay prendas que tienen el mismo valor que en noviembre y a los de la nueva colección les encontré uno acorde.
-Con la apertura de las importaciones es una constante la comparación entre el valor de un producto nacional y uno traído desde el exterior, ¿cuál es tu explicación como empresaria textil?
-Es que te aumenta el costo de la fabricación, los insumos, todo. Tenes que ir viendo lo que haces. A la larga, el que sacrifica lo que te come la inflación es el empresario porque tenes que seguir en el mercado.
-Recién dijiste que estabas cansada y preocupada, ¿en algún momento flaqueaste?
-Me cuesta mucho desconectar en este momento. Ahora siento que lo procesé, busco calmarme un poco. Trato. Pero soy de estar a full. Llegan los collares y ya quiero hacer las fotos. Así con todo.
-El año pasado tuviste un perfil alto en redes sociales con tus opiniones políticas y en un momento dejaste de hacerlo, ¿qué pasó?
-Escribí cosas que las considero sofisticadas. Alguna que otra vez lo hice por pavear. No es mi trabajo ni mi metie. No es que no lo hago por algo en particular, sino porque me quita energía. Mi misión en el mundo es otra. Son cosas que escribí desde el sillón de mi casa, desde un lugar muy doméstico. Y había gente en un plano superior que estaba atenta a eso. Los medios fueron devorados por las redes sociales.
-¿Te sentiste abrumada por los comentarios de la gente que no coincidía con tu postura?
-No. Sé que son las reglas de juego. Debuté con la película de Evita en el comienzo de la democracia con el peronismo perdiendo las elecciones. Imaginate. No es por nada, pero conozco muy bien lo que es el canibalismo. Siempre fue así. He pasado por situaciones mediáticas y momentos horribles. Por eso prefiero correrme porque se la energía que va a atraer. No considero que mi opinión sobre la política sea importante. Sí puedo hablar del país que quiero como ciudadana.
-¿Y cuál es ese país?
-Que Argentina pueda ser lo que todos sabemos que es, pero que siempre se queda ahí. Hay cosas que ni vos ni yo podemos solucionar. A medida que haya más argentinos que quieran educarse, trabajar y salir adelante por sí mismos, vamos a llevar al país a otro sitio. Somos muchos los que queremos eso. Más de los que escuchas. Creo en eso. Merecemos estar bien, pero hay que trabajar. Del cielo no llega nada.
Fotos: Chris Beliera.
Video: Ramiro Palais y Rocío Bustos.
Estilismo: Bernie Catoira.
Makeup: Mauricio Camilo.
Peinó: Hernán Esperante.