"… Y pensar que de chica odiaaaaaaba ir al cine”, arruga el entrecejo María Eugenia Suárez (31). “Siempre tuve grandes problemas de concentración –continúa, y relata–. El peor plan del mundo para mí era que llegaran las vacaciones de invierno y todos eligieran el cine. Claro: ahí adentro de la sala no paraba de hablar; me movía, iba a comprar pochoclo, al baño. Una nena in-so-por-ta-ble. Nadie se quería sentar al lado mío”, continúa viajando en la memoria la hija de Marcela y Guillermo.
“Incluso ya de grande, mi mamá me lo mencionó: 'Nunca te hubiese imaginado a vos trabajando en cine’… ¡Y ahora amo ir!”, admite con esa sonrisa que achica aún más esos ojos verde-amarillos capaces de trascender cualquier pantalla: las de las redes sociales, el streaming, la tele y, claro, aquel “odiado” cine para el cual nos convoca en la suite 701 del Palladio Hotel Buenos Aires, sobre Avenida Callao al 900, a partir del estreno de El duelo, de Augusto Tejada.
–Cualquiera que observa el afiche, compuesto por una diosa como usted y un súper fachero como Joaquín Furriel, a quienes se suma la mira de un rifle que apunta y la palabra “killing”, imagina que se va a encontrar con la versión argentina de Sr. y Sra. Smith, aquella producción de 2005 encabezada por Angelina Jolie y Brad Pitt. Hasta que observa detenidamente el rostro dubitativo del protagonista y nota que hay cierto humor ahí…
–Sí, sí, sí. Me hizo reír mucho Ernesto, el personaje de Joaco, y no tengo dudas de que a la gente que vaya a ver la película le va a pasar lo mismo. Estamos acostumbrados a que el hombre sea el súper macho que protege a la mujer y la salva, la cuida, se banca todo, y en este caso para mí lo gracioso acá es que los roles se encuentran invertidos: él encarna a alguien miedoso, ¡y no teme mostrarse así! A ella eso resulta re lindo, un seductor perdedor.
De chica odiaba ir al cine. Siempre tuve grandes problemas de concentración. El peor plan del mundo para mí era que llegaran las vacaciones de invierno y todos eligieran el cine. Claro: ahí adentro de la sala no paraba de hablar; me movía, iba a comprar pochoclo, al baño. Una nena in-so-por-ta-ble. Nadie se quería sentar al lado mío”
–¿No está bien visto que un hombre muestre sus sentimientos, dice?
–Claro. Hay una cosa sociocultural que te impone que un hombre no puede mostrar sus sentimientos, llorar, mostrarse débil. Y en realidad, mostrar sentimientos es bien atractivo.
–Sin intentar spoilear más de la cuenta, la escena en la que él cierra los ojos y usted cae rendida, ¿cierto?
–Tal cual. Es que resulta tan querible el personaje de antihéroe de Ernesto siguiendo de manera incondicional a Rita a todos lados, mientras ella toma las decisiones, lo cuida, dispara, maneja, roba autos… Cuando yo salgo de una película suelo pensar: ¿Qué me voy a ir discutiendo con la persona junto a la que la vi? Bueno, ojalá con El duelo los matrimonios se vayan discutiendo: “Che, amor, ¿qué pensás de este tipo? ¿Es un boludo, que se muestra así, o te enamora un hombre vulnerable?”.
–¿Qué la enamora a usted de un caballero?
–Eeeee, ya no me acuerdo (suspira), pero reconozco que probablemente sea que ame a mis hijos. Te digo que ya no me acuerdo, porque no recuerdo mi vida sin ellos. Con que el hombre en discusión ame mi universo de maternidad y sea bueno con mis hijos y los quiera, ya está. ¡Ahí se ganó todos los puntos! Yo no podría estar con alguien que no ame a mis hijos.
–¿Qué la movilizó para subirse a este filme?
–La historia que me propuso el director y mis ganas de compartir un proyecto con Joaquín. Lo conocía como persona, por amigos en común, aunque nunca habíamos trabajado juntos. Es un actorazo, lo admiro. Siempre lo vemos transitando personajes serios. No sé, Hamlet, El rey Lear, La vida es sueño… Descubrirlo acá, así desestructurado, te aseguro que va a sorprender al público.
“Ahora para mí el cine es algo único”, posa y mantiene la mano izquierda en su mentón, admitiendo el traspaso odio-amor que experimentó desde que ingresó al Séptimo Artel. "Lo conocí desde adentro a los 21 años cuando rodé Abzurdah. Yo soy bastante obse con la perfección, y el cine te la exige -analiza-. Sí, la tele tiene algo buenísimo en la inmediatez, te enseña a resolver cuestiones en el momento y te aporta otra chispa, pero en el cine cada cosa está pensada: dónde se encuentra la cámara, qué tomas hacer. Hay más tiempo para resolver todo, y eso me ayuda mucho a trabajar la paciencia. Porque sólo soy paciente con mis hijos. El cine te obliga a cultivar la paciencia, lo que significa un muy buen ejercicio para mí”, manifiesta.
Entonces, quien la lleva ocho filmes en su haber (además de Abzurdah -2015-, El hilo rojo y Sing -2016-, Los padecientes y Sólo se vive una vez -2017-, Sing 2 -2021, Objetos -2022- y ahora El duelo), más uno en proceso (Linda, donde personificará a una empleada doméstica sanjuanina dentro de un universo de diferencias entre clases sociales) se adentra en la materia para jugar a un ping-pong de preguntas y respuestas relacionadas con el cine. Juego que, fiel a su estilo, iniciará puntual y terminará en explicaciones cargadas de entusiasmo y velocidad. Porque, claro, cuando quiere (y seremos testigos), la China Suárez habla rápido…
–¿La película que más lo impactó?
–Perfecto asesino (1995). Me marcó mucho. Veía en su protagonista (Natalie Portman) lo que yo quería hacer y ser, es decir, una nena que actuaba de forma espectacular. En mi inconsciente me decía: “Yo también puedo”. Yo, justamente, que en El duelo soy una especie de “perfecta asesina”, pero con un par de años más (lanza una carcajada), poco tiempo atrás volví a ver la película de Luc Besson y otra vez me sentí impactada por el trabajo de Natalia. Sigue siendo hipnótica, tiene algo especial, se trata de una de mis actrices favoritas.
Soy bastante obse con la perfección, y el cine te la exige. La tele tiene algo buenísimo en la inmediatez, te enseña a resolver cuestiones en el momento y te aporta otra chispa, pero en el cine cada cosa está pensada: dónde se encuentra la cámara, qué tomas hacer. Hay más tiempo para resolver todo, y eso me ayuda mucho a trabajar la paciencia"
–¿Interpretaciones masculinas, directores predilectos?
–¡Me impactaron las de Robert De Niro y Robin Williams en Despertares! Están en un loquero, uno pierde la memoria… Pura actuación., Inolvidable. Después, los filmes de Santiago Mitre (La cordillera -2017-, Argentina, 1985 -2022-…), su forma de filmar (me meto en sus películas como si fuera él), y la dupla que hace con Dolores (Fonzi).
–¿Qué géneros le atraen más?
–Las películas de crímenes e investigación. Las francesas, por ejemplo, con su ritmo, que a muchos aburre. Lo mismo respecto a las series. Hay una inglesa de seis capítulos y una lentitud atrapante que se llama River. Con ficciones así, es el único momento del día en que puedo concentrarme en algo y no pensar en otra cosa.
–¿Qué papel le hubiese gustado interpretar?
–El de Angelina Jolie en Inocencia interrumpida (1999: Lisa Rowe, que lleva ocho años en un hospital por ser sociópata). Y el de Charlize Theron en Monster (2003: la historia real de Aileen Wuornos, exprostituta ejecutada por haber matado a siete hombres que, según ella, la habían violado). Increíble caracterización.
–¿A qué heroína soñaría interpretar?
–Harley Quinn, la supervillana y anti-heroína de DC Comics. Me encanta y me identifico un poco con ella (risas).
–¿Y a qué princesa de Disney?
–La Sirenita.
“¿Televisión, cine, ¡música!? ¿Por dónde vendrá mi futuro, jajaja?”, repregunta la duda de GENTE. Quien no duda es ella, al responder: “A mí no me cierran las etiquetas. Y siento que con esfuerzo y bastante trabajo todos podemos hacer todo. A veces me mandan: ‘A vos te gusta complicarte la vida’, y es verdad, porque mi forma de vivir es hacer muchas cosas a la vez. Si no me complico, se me vuelve aburrido. Me gusta vivir en el caos. Un rato atrás, mientras me hacía las uñas para venir, contestaba un casting de bandas, le daba de comer al bebé y escuchaba a una de mis hijas reclamando algo. Siempre estoy con mil cosas en la cabeza”, reconoce, antes de explicar cómo busca equilibrio…
“Cuando necesito apagar la cabeza, lo hago sin problemas. No soy adicta al trabajo. Me encanta, obvio, pero también adoro los momentos de ocio, de estar al pedo, y los defiendo a full: no me va hablar de laburo cuando no debo hacerlo y defiendo sin ninguna culpa mis momentos en familia, con mis hijos y conmigo misma”, subraya.
–¿Qué clase de película sería hoy su vida?
–No podría encasillarla en un género. Seguro su argumento apuntaría un montón a la maternidad, tema que particularmente me moviliza y gusta. Siempre hablamos con mi equipo de la posibilidad de hacer algún día un reality, porque no me creerían lo que es, en serio. Pero real, eh, con mis dos hijas (Rufina -10-, Magnolia -5- y Amancio -3-), un niño recién nacido, lo que una hace con la cicatriz, las estrías, etcétera. Creo que mostrarlo ayuda mucho contar la verdad.
No me cierran las etiquetas. Siento que con esfuerzo y bastante trabajo todos podemos hacer todo. A veces me mandan: ‘A vos te gusta complicarte la vida’, y es verdad, porque mi forma de vivir es hacer muchas cosas a la vez. Si no me complico, se me vuelve aburrido. Me gusta vivir en el caos. Un rato atrás, mientras me hacía las uñas para venir, contestaba un casting de bandas, le daba de comer al bebé y escuchaba a una de mis hijas reclamando algo. Siempre estoy con mil cosas en la cabeza"
–¿En serio aceptaría encabezar su propio reality?
–No sé si un reality o una película de una madre recién parida, pero exhibirla de manera real, como hizo Sofía Gala (en Alanis; 2017) o Dolores Fonzi ahora (con Blondi, en 2023) con el tema de la maternidad… Ahora, y gracias a Dios, se habla más de cuestiones así, pero en su momento tenías que estar impecable. Antes te señalaban que las artistas debían mostrarse divinas las veinticuatro horas. Celebro dejarle a las nuevas generaciones una visión distinta: la de mostrarnos verdaderas, reales, imperfectas…. ¿Sabés qué?
–¿Qué?
–¿Vos querías que le pusiera género a la película de mi vida?
-¿Se anima, nomás?
-Claro que sí: ponele del género realista.
Fotos: Gentileza de Martín Bonetto
Peinado: Juan Manuel Cativa (@malapeluqueria)
Agradecemos a Carito Nolte (Multitalent Agency), y Raquel Flotta y Silvina Ocampo (RF Prensa & Comunicaciones)