"En esta cuarentena, mi costado artístico y creativo creció como nunca antes… Justo ahora me agarraste escribiendo dos letras a la vez”, empieza contándole a GENTE Javier Calamaro (55), quien en pleno confinamiento lanzó el álbum en vivo Cuarentennial desde su casa de Don Torcuato, donde vive junto a su mujer, la artista plástica Paola Montes de Oca (35).
–¿Qué te inspira?
–La coyuntura que está viviendo la Humanidad. Componer es un estadio especial, en el que necesitás muchos días de concentración y de estar metido en tu propio mambo. Y ahora estoy haciendo dos tangos, existencialistas y muy profundos. Están en la línea de Sordidez y sordera, el tema con el que nos ganamos –mi hermano de la vida Leandro Chiappe y yo– unos Carlos Gardel. Con él dimos la vuelta al mundo varias veces.
–¿Fue en este período de cuarentena que te enteraste de que ibas a volver a ser papá (N. de la R.: Su primogénito, Romeo Calamaro, tiene 18 años)?
–No, fue antes, pero no queríamos decirlo. Ahora Paola ya está de seis meses y vamos a tener una nena.
–¿Ya tiene nombre?
–Sí, se va a llamar Sacha. Es una palabra quechua que nosotros usamos mucho, porque tenemos una especie de chamán que se llama así: es el nombre de muchos chamanes, hombres y mujeres, y quiere decir “salvaje, que pertenece a la selva”. En nuestras vidas la selva tiene una gran importancia: la relacionamos con la curación, la pureza y la Naturaleza. No es un nombre que hayamos elegido por lindo, porque suena bien o porque pega con el apellido. Lo hicimos porque la consideramos una palabra muy fuerte e importante.