Jan Broberg, la actriz de Hollywood que fue secuestrada y manipulada por un vecino pedófilo: "Los secretos y el silencio son los verdaderos asesinos" – GENTE Online
 

Jan Broberg, la actriz de Hollywood que fue secuestrada y manipulada por un vecino pedófilo: "Los secretos y el silencio son los verdaderos asesinos"

Jan Broberg
En diálogo con GENTE, la protagonista del documental A friend of the Family: Verdadera Maldad revela su conmovedora historia de abuso infantil a manos de Robert B. Berchtold, un amigo de su familia. Cómo atravesó el miedo, cómo trabajó para sanar y cómo transformó su trauma en una lucha por la verdad.
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El 9 de octubre, Universal+ estrena en Argentina y Latinoamérica A Friend of the Family: Verdadera Maldad, el documental en el que Jan Broberg (62), actriz y productora, revela la pesadilla que vivió en su infancia al ser secuestrada y abusada por Robert Berchtold, un amigo de la familia.

Durante la década de los 70’s, en Pocatello, una ciudad del estado de Idaho con poco más de 50 mil habitantes, la pequeña Jan fue secuestrada en dos ocasiones (a los 12 y 14 años) por este “carismático” vecino de los Broberg que contaba con la confianza de sus padres, Bob y Mary Ann.

El hombre, quien según las palabras de la actriz de El demonio en el espejo (2020), le “lavó el cerebro”, le hizo creer que había sido abducida por alienígenas, que tener un vínculo con él era parte de una misión superior y que debía tener un hijo con él para “salvar el mundo”.

La desgarradora historia de grooming y manipulación, que inspiró la serie A Friend of the Family (y que también la madre de Jan volcó en un libro), no solo sacude por su crudeza, sino también por la valentía de Broberg para enfrentar su pasado y convertirse en una voz para miles de víctimas.

Jan Broberg fue secuestrada dos veces, en 1974 y 1976, por Robert Berchtold, un encantador vecino de la familia en Pocatello, Idaho. La manipuló emocionalmente y le hizo creer que debía cumplir una misión si no quería que los aliens acaben con su familia: tener un hijo con él antes de cumplir 16 años.

Los hechos, en primera persona

Fue en una misa en la iglesia local cuando Mary Ann, la madre de Jan, conoció en junio de 1972 a Robert Berchtold, un empresario que acababa de mudarse al pueblo de Pocatello junto a su esposa y sus hijos.

Las dos familias comenzaron a frecuentarse, compartir paseos y disfrutar de una química única. Berchtold era una persona que rápidamente se ganaba la confianza de todos gracias a su encantadora personalidad.

Primero sedujo a sus padres. Según han contado, el vecino mantuvo un breve romance con Mary Ann, e incluso convenció a Bob de protagonizar un tocamiento. Todo cambió cuando el hombre empezó a mostrar una especial debilidad por Jan, la hija mayor de los Broberg, y desplegó un plan macabro.

En 1974, Berchtold secuestró a Jan, de 12 años, y la llevó a México, donde abusó sexualmente de ella bajo la amenaza de que los extraterrestres dañarían a su familia si no obedecía. El vecino la convenció de que tenía una “misión” que cumplir con él: incluía tener un hijo antes de los 16 años.

Precisamente, le hizo saber que si ella no cumplía, los aliens “Zeta y Zethra” se llevarían a sus hermanas y matarían a toda su familia. Tras su desaparición y una búsqueda de 365 días, el FBI localizó a Jan y la rescató. En 1976, luego de que la familia recuperara la confianza en él, Berchtold volvió a secuestrar a la pequeña. Tenía 16 años.

"Es increíblemente identificable esta historia porque éramos una familia muy normal y feliz", asegura Jan Broberg. Y explica la razón por la que contó su historia, muy lejos del sensacionalismo que suele generar: "4 de cada 10 jóvenes (niños, preadolescentes y adolescentes) son agredidos sexualmente por alguien que conocen".

En esa oportunidad, el hombre se la llevó a California y la matriculó en un internado con una identidad falsa. Luego de que las autoridades lo detuvieran, Jan regresó a su casa en Pocatello. Pero Berchtold obligó a los padres de la niña a firmar declaraciones juradas que lo exoneraban, amenazándolos con revelar sus relaciones sexuales.

Luego de estar en prisión durante unos meses y cumplir un tiempo en un centro de salud por haber sido declarado inimputable, fue exonerado del delito de secuestro en primer grado y quedó en libertad. Al ir creciendo y convertirse en adolescente, Jan seguía atormentada pero finalmente las dudas acerca de la veracidad de aquel encuentro con los “alienígenas” no tardaron en aparecer.

El día de sus cumpleaños número 16 era el día límite para “completar el objetivo” que tenía encomendado. Al darse cuenta de que no había sucedido nada y de que su familia estaba a salvo, logró contarle lo ocurrido a su hermana menor, y luego le confesó todo a sus padres.

Ya de adulta, 28 años después, Jan denunció penalmente a Berchtold. En 2004, la Justicia lo declaró culpable del delito de acoso y lo citó para una audiencia en la que le harían conocer su sentencia. Ante eso, el empresario se suicidó.

La familia Broberg. Jan junto a sus hermanas, Karen y Susan, y sus padres, Bob y Mary Ann.

El sonido del niño maltratado es el silencio”, reflexiona en esta charla exclusiva con GENTE. La actriz estadounidense cuenta cómo canalizó su dolor, detalla cómo fue el proceso de sanación y alerta a quienes, como ella, fueron atrapados en el círculo del abuso infantil.  

–La dinámica familiar jugó un papel clave en tu historia. ¿Cómo afectó esto tus relaciones familiares y cómo lograste reconstruir esos lazos o quizás aceptar que algunas cosas no volverían a ser lo mismo?

Es increíblemente identificable esta historia porque éramos una familia muy normal y feliz. Mi papá era realmente un padre y un amigo increíble para todos, y mi mamá era la persona más dulce y ecuánime que jamás hayas conocido. Mis hermanas Karen y Susan y yo vivíamos en Camelot, en un mundo donde íbamos en bicicleta al supermercado, jugábamos juegos nocturnos con nuestros amigos del vecindario y cantábamos canciones de ABBA, Partridge Family, Jackson Five y The Osmonds con nuestros micrófonos de cepillo para el cabello.

Podíamos pasar horas nadando con nuestros primos en el club de tenis o patinando con nuestra mejor amiga, Caroline, sin que nadie se preocupara. Teníamos una comunidad tan maravillosa. Conocíamos a todos nuestros vecinos y con algunos de ellos íbamos a la iglesia, a la escuela y participamos en musicales comunitarios. Papá tocaba el piano en el Rotary Club y mi mamá dirigía el concurso de Miss Pocatello todos los años.

La razón por la que contamos esta historia en la pantalla, en nuestro libro, podcast y a través de la comunidad online de nuestra fundación es porque 4 de cada 10 jóvenes (niños, preadolescentes y adolescentes) son agredidos sexualmente por alguien que conocen.

"Mi historia es la historia de terror más común que existe", sostiene Jan Broberg, sobreviviente durante su infancia de este caso de pedofilia escalofriante. En la imagen, durante el rodaje de su documental, A Friend of the Family: Verdadera Maldad (Universal+).

Son más de 75 millones de personas sólo en los Estados Unidos que tienen una historia similar a la mía. Así como todos aquellos en su órbita, que también fueron víctimas del grooming y dañados. Mi historia es la historia de terror más común que existe. Conocemos, a veces amamos y a menudo confiamos en los abusadores. Simplemente no nos damos cuenta todavía. Es una historia con la que muchos pueden identificarse.

El desafío de revivir el trauma para poder contarlo y las terapias con las que Jan Broberg soltó las cadenas del silencio

–¿Qué tan difícil fue revivir el trauma de cuando te secuestraron y cómo fue el proceso de contar tu historia en este documental?

–Fue traumático en algunos momentos, pero fue interesante porque me sentí lista para volver al pasado y enfrentar esos miedos. Creo que esa fue la diferencia esta vez a la hora de contar mi historia en un documental porque estuve en lugares donde me hicieron mucho daño.

Para mí, enfrentar el miedo fue la pieza final de mi proceso de sanación, atravesar el miedo en lugar de huir de este. Fue muy importante para mí y fue una experiencia increíble.

–¿A qué tipo de terapias recurriste para “reconstruir” tu psiquis?

–Una de las cosas que más me ayudaron fue la terapia EMDR, la Desensibilización y Reprocesamiento por medio de Movimientos Oculares. Te ayuda a poder recordar la experiencia, pero todo el miedo y el terror desaparecen. Lo que sucedió es un hecho, pero ya no tengo todas las emociones atándome. Es muy buena, creo que mucha gente que realizó esa terapia sabe lo efectiva que es.

También está el tratamiento TMS de estimulación magnética transcraneal y la terapia DBT de terapia dialéctica conductual. Ambas lidian con tus habilidades para sobrevivir y con reconstruir los neurovías de tu cerebro para que no te quedes atascado, para que sepas cómo lidiar con situaciones diarias de tu vida, no te quedes ligado al trauma y aprendas lo que tengas que aprender.

Además, hice terapia hablada. Todo el mundo debería tener un terapeuta para hablar sobre su presente, porque muchas veces está ligado a su pasado.

"Cuando es un abuso sexual severo, a largo plazo, con lavado de cerebro, secuestro, alejamiento de tu familia, miro a esa niña pequeña y le digo: 'Eres una gran sobreviviente'" (Jan Broberg).

De su “tristeza” por la niña que fue y las señales que deben atender los padres a su consejo a quienes atraviesan el dolor del abuso en silencio

–¿Qué imagen se te viene a la mente cuando recordás a la pequeña Jan en esa situación, raptada, manipulada emocionalmente y confundida?

–Me siento muy triste por ella, como me siento por cada persona que atravesó una experiencia en la infancia tan terrible. Mucha gente atravesó situaciones muy duras en su infancia, por eso creo que hay tantos individuos que tienen traumas y necesitan un terapeuta para trabajar en ellos.

Pero cuando es un abuso sexual severo, a largo plazo, con lavado de cerebro, secuestro, alejamiento de tu familia, miro a esa niña pequeña y le digo: “Eres una gran sobreviviente, una persona increíble que estás de pie hoy en día esperando que tu historia ayuda a billones de personas a contar su historia, para que puedan hablar con alguien que les crea y que puedan conseguir la ayuda que necesitan para sanar de esos traumas severos”. Eso espero, que mi historia haya ayudado a alguien más.

–Te has convertido en una vocera sobre casos de abuso infantil, ¿qué les dirías a los niños que lo atraviesan en silencio y cuáles son las señales que deberían ver los padres?

–Les diría a los padres que, cuando el comportamiento de su hijo cambia, cuando golpean la puerta, cuando no te quieren hablar, cuando no quieren cenar, no están pasando una fase de adolescente malhumorado, hay algo que está mal.

Cuando como padre sentís en tus entrañas que algo malo está sucediendo, es porque algo malo está sucediendo. Confiá en eso. Investigá. Tratá de que te hablen, o hablen con un profesional. No intenten hacer todo solos porque en muchos casos los padres se equivocan.

Jan Broberg, desde su propia experiencia, aconseja cómo reaccionar si alguien nota algo extraño en sus hijos: "Muchos de estos casos suceden en las familias, con alguien de la familia. No debés decirle que se calle o que no hable de eso; hay que alentarlos a hablar".

Si una vez tu hijo te dice que no quiere ir a la casa del tío Henry y van y lo confrontan, eso no se hace. Pueden hacer una lista de todas las veces que tu hijo se comportó de manera extraña, rara, y si eso sucedió cuando iban a la casa del tío Henry, entonces deben buscar un profesional o reportar a las autoridades.

Lo deben hacer una y otra vez hasta que les presten atención y los ayuden, porque hay esperanza. Pero también hay depredadores sexuales en las calles; hay que prohibirles el contacto con los niños.

Y muchos de estos casos suceden en las familias, con alguien de la familia. Eso es muy duro. No le tenés que decirle a tu hijo que se calle, que no hable de eso, debés alentarlo a hablar, debés darle libertad. Hay que creerle de manera calma, escuchar y no asustarse frente a ellos.

Jan Broberg posa con Elijah Wood, Genevieve Alexandra y otros de sus compañeros en Maniac (2012). También trabajó junto a Vivica A Fox en El rincón de los secretos (2001).

Su rol al alzar la voz: "El tipo de abuso más común es a manos de alguien que conoces y también es el abuso del que menos se habla"

–¿Pensás que la sociedad ha cambiado respecto a cómo se percibe la manipulación y el abuso gracias a movimientos como el #MeToo o considerás que queda un largo camino por delante?

–Pienso que queda un largo camino respecto al abuso infantil, porque nadie quiere creer que es tan malo y frecuente como lo es, y es realmente muy común: 1 de cada 2 niñas y 1 de cada 3 niños serán sexualmente abusados antes de cumplir 21 años; esa es la cifra que se difundió en Estados Unidos, el número más reciente. Son muchos niños y jóvenes.

Vemos un cambio, hablamos más del problema, hablamos del depredador de la familia, el que está en la escuela, en la Iglesia, alguien a quien ya conocés y en quien confiás. Ese mensaje ya está saliendo a la luz, ahora resta concientizar respecto a cómo sanar y a cómo proteger a las futuras generaciones: necesitamos que los sobrevivientes tengan mejores fondos y leyes más fuertes para poder sanar.

"1 de cada 2 niñas y 1 de cada 3 niños serán sexualmente abusados antes de cumplir 21 años; esa es la cifra que se difundió en Estados Unidos, el número más reciente. Son muchos niños y jóvenes", concientiza Broberg.

–¿Cómo se siente volcar tu vida y todo lo que te ocurrió en este nuevo documental y la serie producida por vos misma?

–Siempre hay razones para contarle a alguien y compartir tu historia, pero al menos para mí, nunca habría comenzado a compartir esta historia públicamente a menos que pensara que podría ayudar a la gente. Cuando nació mi hijo, miré a este nuevo ser humano perfecto, precioso e impresionante en el planeta y pensé: "Espera un momento, ¿cómo voy a protegerlo?".

Me di cuenta de que tenía que contar mi historia. Pero si no se cuenta de manera integral, entonces no puede relacionarse con el máximo número de personas. Y eso para mí sería una tragedia porque entonces es solo una historia sensacionalista más y eso no ayuda a nadie. Este nuevo documental y la serie dramática me permiten contar nuestra historia de manera más completa para que la audiencia pueda identificarse con lo que nos pasó a mí y a mi familia.

El ponerse en nuestro lugar probablemente ayude a las personas y proteja mejor a un niño de alguna manera. La realidad es que el tipo de abuso más común es a manos de alguien que conocés y también es el abuso del que menos se habla. El abusador (97 de cada 100 veces) no es un extraño sino alguien conocido por el niño o niña, y ese es el hilo conductor que une mi historia y millones de otras historias de agresión sexual infantil.

Como productora, actriz, madre y activista, asegura Jan, "sólo quiero estar en ese espacio de servicio por el resto de mi vida". Hoy lidera una fundación que lleva su nombre y se dedica a contener a otras víctimas y sobrevivientes como ella.

Cómo reconstruyó su historia: “Los problemas y las angustias son manejables y pueden tener solución si puedes hablar de ellos”

–¿Te costó volver a recuerdos traumáticos de tus días secuestrada? ¿Cómo fue el proceso para poder contar tu historia en este proyecto?

–No fue un golpe porque ya había hecho el trabajo, entonces me sentí desprendida de eso. Lo que estaba mirando a través del lente era si alguien en casa se iba a identificar con la historia.

Quiero que estas escenas se relacionen con una madre soltera que está saliendo con alguien y dice: “Espera un momento. Le presta demasiada atención a mi hija de siete u ocho años”. Quiero que se conecte con eso. Entonces, al ver cómo se desarrollaban esas escenas, pensaba: "Sí, eso es suficiente".

Así que ahora, como productora, actriz, madre y activista, sólo quiero estar en ese espacio de servicio por el resto de mi vida. ¿Cómo puedo servir a través de este medio increíblemente poderoso de contar historias? ¿Cómo puedo asegurarme de que se genere conciencia?

–Y fuiste un paso más al contener a otras personas que sufrieron abuso infantil como vos...

–Es la razón por la que comencé la Fundación Jan Broberg, una comunidad online donde se pueden compartir historias y la curación puede comenzar o continuar. Es por eso que mamá y yo escribimos el libro y es por eso que mi hijo Austen ha estado produciendo una serie de podcasts que me ayudan a contar las historias de otras víctimas, junto con expertos y conversaciones en mesas redondas.

Los problemas y las angustias son manejables y pueden tener solución si lográs hablar de ellos. Lo llamamos "curación de historias". Los secretos y el silencio son los verdaderos asesinos. El sonido de un niño maltratado es el silencio. Nunca más me quedaré en silencio.

Fotos: gentileza Universal+ y redes sociales

Agradecemos a Boca PR y Mariella Lecuona

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