La estrella de la música latina abre las puertas de su departamento de Medellín y de su refugio rural de Llanogrande.
“La arquitectura, la música y el diseño son todas formas de expresión, y cuando se trata de los lugares en los que vivo, creo que ‘menos es más'”, dijo J Balvin (35), el artista colombiano que tiene casi cuarenta y dos millones de seguidores en Instagram y 102 premios (entre ellos, cuatro Grammys Latinos).
Siguiendo los pasos de Ricky Martín y de Maluma, él también decidió mostrar sus hogares durante esta cuarentena y reconoció: “Una casa debe ser el lugar donde puedas descansar tu espíritu. Trato de crear lugares que alimenten mi alma, no mi ego”.
Además, los arquitectos colombianos que estuvieron a cargo de ambos diseños contaron que "J es muy demandante. Tiene una idea muy clara de lo que le gusta y de cómo quiere vivir, y eso se ve reflejado en las obras de arte que colecciona, en los libros que tiene en los estantes y en la paleta neutral de colores que usa hasta en las sábanas y las toallas".
Su departamento de Medellín tiene una pileta privada (como todos los departamentos de ese edificio de siete pisos) que puede abrirse al exterior y pisos de hormigón. Además, tiene una estética de loft que se relaciona con un deseo del cantante: "Siempre me ha fascinado la idea de un loft neoyorquino, y esta es mi cueva de hombre, un lugar donde puedo vibrar con el arte y la arquitectura y las cosas que amo”, le confió a Architectural Digest.
En Llanogrande, a 30 minutos fuera de la ciudad y rodeado de un paisaje selvático, está el tranquilo refugio campestre de Balvin. Tiene planos de roble francés, un aerodinámico mobiliario de estilo escandinavo y toques japoneses, como las puertas de lino enmarcadas y las plantas de bonsái.