La actriz estará junto a su hija Margarita en Madrid y Barcelona durante un mes y medio, donde fue convocada por Cesc Gay para ser la protagonista de la versión cinematográfica de Els veins de dalt.
Al atender la llamada –con la calidez que acortó los diez mil cuatrocientos sesenta kilómetros de distancia– el mismísimo Cesc Gay le reveló: –Griselda, te he tenido en mente desde hace diez años.
El director catalán, ganador –en síntesis mezquina– de dos premios Goya a la Mejor Dirección y al Mejor Guión Original por Truman (2015), se encaprichó con Griselda Siciliani desde que la vio en las pieles de Virginia San Juan en la serie Para vestir santos (eltrece, 2010) y de Alejandra Olemberg en el film El último Elvis (de Armando Bó, 2012).
Hoy, tras algunos intentos de importarla a España –y sin que ella lo hubiese imaginado jamás– Francisco Gay Puig (su nombre formal), finalmente la reclama como la protagonista de su próximo proyecto: la versión cinematográfica de Els veins de dalt, obra de su autoría.
Aunque el cine siempre ha sido “un amor intermitente”, no ha dejado de significar para Griselda un terreno de “mucho deseo y poca huella”. Las posibilidades solían abrirse con guiones que no la convencían o tiempos que no coincidían con los de la televisión o el teatro. Sin embargo “tenía la intuición de que algo fuerte sucedería”, asegura. “Fue algo que no estaba buscando, queriendo ni ‘castineando’”, reflexiona sobre el hecho, “consecuente” con su propia historia. Después de tender un hilo de similitud con el episodio en el que algún día alguien la vio sobre un escenario del circuito under y la convocó para su primer rol televisivo –“sin prueba ni audición”–, asegura estar convencida de su ley: “El trabajo consciente, apasionado y sin especulaciones ineludiblemente te deja en medio del ámbito deseado”.
España, para Griselda, siempre tuvo sabor a “casa”. Y la oportunidad de trabajar en esas tierras –más allá de la visita en tiempos de Estás que te pelas (con Carlos Casella)– “es algo que fantaseaba liviano, sin hacer mucho por eso”. El film –titulado provisoriamente Sentimental– la ubicará en el inusual plano del protagonismo extranjero que sólo fue ocupado por Ricardo Darín y Cecilia Roth, ambos con carreras forjadas durante años en la Madre Patria.
Hablamos respecto a si esta chance será un punto de partida para su expansión internacional, y ella elige la prudencia: “Así sea esta única experiencia, para mi habrá sido grandiosa”. No obstante –un tanto en broma, un tanto en serio– desliza: “Aunque la estadística me dice que podría llevarme hacia otras cosas”. Griselda cree en todo: destino, deseo y energía. Pero, principalmente, “en eso del estado, de cómo estás hoy en la vida”.
Así será su vida en España
El 2 de diciembre, Griselda tiene cita en Madrid. Allí la esperan Cesc Gay y sus productores para las primeras pruebas de vestuario que, además, incluirán distintas opciones de cambios en el estilo de su pelo. Tras la presentación del elenco iniciarán los ensayos.
Durante esos días se instalará frente a la Plaza de Santa Ana, en el corazón de la ciudad. Y volverá a Cataluña a mediados de enero, a la ciudad de Barcelona, donde se llevará a cabo el rodaje, en estudios de avanzada que ya están siendo construidos.
Ahí –y por un mes y medio– vivirá con su hija Margarita a metros del Paseo de Gracia, en el exclusivo distrito del Eixample (o Ensanche). Será entonces que reciba las visitas, no sólo de Adrián Suar –quien se reencontrará con su hija– sino también de tres de sus hermanos: Guido, Marilina y Leticia.
“Diseñaron un sistema por el que siempre habrá alguno de ellos con nosotras. Con Margui tienen un nivel de amor y conexión sobrenatural”, explica la actriz.
Fotos: Gabriel Machado.